¿Es verdad que CABA tiene muchos casos porque hace muchos test?
La Ciudad concentra el 40% de los casos de todo el país, pero también hace más test que el resto de las provincias. ¿Hay una relación lineal entre una cosa y otra?
La Ciudad de Buenos Aires concentra más del 40% de los casos confirmados de todo el país y, a juzgar por las curvas de evolución de contagios, es el distrito que más preocupa.
En los últimos días, se insinuó que la gran cantidad de casos podría deberse a una mayor cantidad de tests, pero en esta nota quiero explicarte por qué no es así y por qué es altamente probable que la cantidad absoluta de tests que se están haciendo en CABA no tenga nada que ver con el aumento de la cantidad de casos, exacerbado en los últimos días.
Volvamos un poco atrás. Desde la llegada de la pandemia a Argentina, uno de los reclamos más frecuentes es el de que se realicen "test masivos". Se supone, bajo ese reclamo, que la baja cantidad de casos se debe a una baja cantidad de testeos, y que, por eso, si se aumenta la cantidad de testeos, aumenta necesariamente la cantidad de casos.
Pero esto no es necesariamente así, por más contraintuitivo que parezca. Pongo un ejemplo claro: entre el 17/4 y el 24/04 la cantidad de tests que se hacían por día en Argentina aumentó un 50 % pero la cantidad de positivos se mantuvo constante. El aumento de los tests en esos días se debe, por un lado, al cambio en la definición de caso sospechoso (que es dinámica y que se amplía en la medida en que aumenta la circulación) y, por el otro, al incremento en la capacidad de testeo.
De acuerdo con la lógica de que "más tests=más positivos", uno esperaría que la cantidad de confirmados por día se hubiera duplicado, pero no pasó. Eso es, casi seguramente, porque la cuarentena contuvo la dispersión del virus. Lo que hace aumentar la cantidad de casos no es la cantidad de test sino el relajamiento en las medidas de distanciamiento social.
Si no importa la cantidad absoluta de tests, ¿qué es lo que importa?
Los especialistas vienen alertando desde hace rato que medir la cantidad de testeos por millón de habitantes o la cantidad absoluta de testeos no es un buen indicador de cómo se está gestionando la pandemia.
Y esto se debe a que la cantidad de testeos que un país o un distrito realice depende en gran medida de cuánto esté circulando el virus en ese momento. Veamos, por ejemplo, la cantidad de tests comparada entre EEUU, Italia, España y Argentina:
Los tres países que no son Argentina hacen entre 35 y 50 veces más testeos cada mil habitantes que los que se hacen acá. Pero eso se debe, simplemente, a que el virus está circulando allí muchísimo más: como hay más casos sospechosos, se hacen más tests.
Si se quiere tener una mejor representación de cómo viene la gestión de la pandemia, podemos comparar, para los mismos países, su cifra de muertos por cada millón de habitantes. En Argentina, la cifra es de 8,7; en Estados Unidos, de 278; en Italia, de 532 y en España, de 594.
Ahora bien: si la cantidad de tests en sí misma no nos dice cómo se está gestionando la pandemia en general, podría al menos indicarnos que el país está testeando bien. Porque un país o un distrito perfectamente podría estar testeando de manera exhaustiva y detectando todos los casos pero tomando pésimas decisiones de salud pública.
Pero resulta que la cifra absoluta de tests ni siquiera dice si se está testeando de manera efectiva o no. "Si tengo dos provincias con la misma población, con la misma estrategia de testeo, pero una tiene el doble de infectados que la otra, ambas son igualmente efectivas testeando, pero una va a hacer muchos más tests", explica a Filo.News Rodrigo Quiroga, bioinformático e investigador del CONICET.
El índice más razonable para medir si la cantidad de test que se realiza es adecuada con el momento de circulación del virus no es la cantidad absoluta ni la cantidad de test por millón de habitantes sino el porcentaje de positividad. Esto es: cuántos de los tests que estás realizando de acuerdo a tu definición de caso sospechoso dan positivos.
Por las características del SARS-CoV-2 (muy contagioso, en muchos casos asintomático), si el porcentaje de positividad es alto es un indicio de que se está testeando poco. Si de cada 10 test que hago, 3 son positivos, significa que probablemente hay mucha gente dando vueltas por ahí que porta el virus pero que no fue testeada todavía.
La OMS recomienda, por eso, que el índice de positividad no supere el 10 por ciento, o sea, que de cada 10 test que hagan, no más de 1 dé positivo. Dicho de otra manera, que se hagan al menos diez tests por cada test que da positivo. Argentina, en este sentido, no está mal por ahora: para encontrar un caso positivo, se hacían hasta el 18 de mayo, en promedio, 13,6 tests, bastante por debajo del índice de positividad que recomienda la OMS.
Pero si empezamos a discriminar por distrito, la cosa cambia. Y ahí es donde los indicadores de CABA empiezan a ser muy preocupantes.
CABA vs PBA
En una nota publicada ayer en un medio importante, se sugería que el relativamente bajo nivel de testeo de PBA en relación con CABA podía ser una explicación de por qué el epicentro de la pandemia era CABA y no la PBA. Mientras que la Ciudad de Buenos Aires hizo 479 pruebas cada 100 mil habitantes, la PBA hizo, en promedio, 192, menos de la mitad.
Pero como explicamos arriba, esto no dice demasiado, así como no dice demasiado el hecho de que PBA haya hecho, en números absolutos, el doble de tests que CABA. Para medir cuán bien se está testeando, como señala la página Ourworldindata.com, lo importante es la positividad. Recordemos: baja positividad indica que se pasan desapercibidos menos casos.
Pero en este índice, la Ciudad casi duplica al conurbano en promedio: 17,59% contra 8,19%. Y en la última semana, los datos son aún más preocupantes: mientras en PBA en número se mantuvo en el orden del 10%, en CABA el 30% de los test dieron positivos.
¿A qué se debe la diferencia tan grande? Probablemente, a la estrategia que se utilizó hasta ahora para testear. Como explica frecuentemente Jorge Aliaga, ex-decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del CONICET, testear no es algo bueno en sí mismo sino una herramienta a partir de la cual se toman decisiones epidemiológicas.
Pongo un ejemplo burdo: si yo testeo y detecto a absolutamente todos los positivos del país, tanto sintomáticos como asintomáticos, pero después no tomo ninguna medida concreta para detener la dispersión, la curva de contagios va a crecer exponencialmente y voy a tener cientos de miles de muertos.
Voy a ser el mejor país del mundo en la cantidad absoluta de tests y en la cantidad de tests por millón de habitantes, pero el peor en cantidad de muertos por millón de habitantes, que es en definitiva lo que importa. Porque aunque a veces lo olvidamos, el objetivo de todas las medidas que se toman no es detectar por detectar sino tener la menor cantidad de muertos posible.
Lo que importa es, entonces, detectar a los positivos (sintomáticos y asintomáticos) por medio de tests a los casos sospechosos, rastrear a los contactos de quienes den positivo, testear a esos contactos, aislar a los que den positivo. Es la única manera de mantener a raya la tasa de contagios, siempre y cuando los focos de infección sean pequeños y pueda realizarse un monitoreo razonable.
Enio García, jefe de asesores del Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, le explicó a Filo.News que la estrategia de la Provincia, justamente, consiste desde hace tiempo en hacer una vigilancia epidemiológica estricta rastreando la posible circulación en barrios vulnerables.
"En esta etapa de la epidemia, ya no alcanza solamente la vigilancia pasiva, esto es, esperar que quienes tengan síntomas se acerquen a los hospitales. Es necesario buscar los casos, en especial en los barrios vulnerables, donde la circulación podría multiplicarse rápidamente", advirtió.
En este sentido, lo importante es que los tests que realices sean suficientes para afrontar más efectivamente la mitigación: que te sirvan, en definitiva, para disminuir la cantidad de personas a las que contagia un infectado. "Pero esta estrategia es sostenible solamente si los focos de infección son pocos y están controlados. Si se produce una mayor apertura, empieza a perderse el control sobre los focos y es más difícil mitigar", advirtió García.
En definitiva, por ahora no sabemos con certeza a qué se debe la diferencia entre la PBA y la Ciudad de Buenos Aires en la cantidad de casos y en sus curvas de infectados, pero sí sabemos, seguro, a qué NO se deben: a la cantidad de tests que realiza cada una.
Porque, de hecho, lo que suele pasar cuando se escala la cantidad de test es que el porcentaje de positividad baja. Lo más probable, a esta altura del partido, es que la explicación esté en una mejor estrategia de rastreo de contactos y aislamiento de los positivos, especialmente en los barrios vulnerables.