"El Estado de Israel persigue a los judíos", proclamaba una de las pancartas de los manifestantes, todos hombres vestidos con el traje característico de los ultraortodoxos, sombrero y traje negro sobre camisa blanca.

"El reclutamiento, es el Holocausto para el judaísmo de la Torá", la enseñanza divina según la tradición judía, versaba otro cartel. "Más vale una bala en el cuerpo que ir al ejército", dijo a la AFP Aaron Roth, de 45 años, uno de los manifestantes que lucía una larga barba negra.

La rama ultraortodoxa del judaísmo sigue con estricta conformidad las reglas del judaísmo en la vida cotidiana y espiritual. Consideran el reclutamiento como una de las fuentes de tentación para los jóvenes, fuera del cerrado mundo de las oraciones y del estudio religioso. 

El sector que organizó la manifestación rechaza reconocer al actual Estado de Israel, reconociendo solo como Estado aquel que sería instaurado por Dios.

Un día antes de que la notificación del adiós británico a la Unión Europea, el Parlamento británico y el gobierno de Theresa May tendrán que responder a la demanda escocesa, que fue aprobada por 69 votos contra 59, y que genera gran rechazo en Londres.

"La votación de hoy tiene que ser respetada" por el gobierno británico, sentenció la jefa del gobierno regional escocés, Nicola Sturgeon, del independentista SNP (Partido Nacional Escocés).

"Sería democráticamente indefendible, y totalmente insostenible, oponerse" al resultado, añadió. Sin embargo, May se encuentra sobre la mesa la demanda de un referéndum que ya ha calificado de "inaceptable" pero que pocos creen que pueda frenar.

El país asiático prohibió oficialmente la exportación de leche materna, un comercio que puso en marcha durante semanas una empresa estadounidense que la compraba a mujeres camboyanas pobres.

En su página web, la empresa Ambrosia Labs, que presentaba la iniciativa como una primicia, precisaba que la leche recogida en ese país del sureste asiático era congelada y enviada a Estados Unidos para ser vendida a 20 dólares por 147 ml.

El martes, el primer ministro Hun Sen pidió que "se tomen medidas inmediatas para impedir la compra y exportación de leche materna", en una carta consultada por la AFP.

"Es verdad que Camboya es pobre y que tiene dificultades pero no hasta el punto de tener que vender la leche materna de sus madres", señalaba en la misiva.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que había condenado la transacción y la explotación de mujeres pobres con fines comerciales, se congratuló por la decisión del gobierno.

Ambrosia Labs abrió su oficina, cerrada desde hace unos días, en Stung Meanchey, una pedanía pobre de Phonm Penh, donde vive Chea Sam.

Las mujeres ganaban entre 7 y 10 euros al día en función de la cantidad de leche. El país es uno de los más empobrecidos de Asia, con unos ingresos anuales medios por persona de 1.160 dólares. Más de un tercio de los camboyanos vive bajo el umbral de la pobreza.