Una crisis sanitaria sin precedentes, un conflicto social histórico irresuelto y un frente político encabezado por Donald Trump parecen demasiado para ser verdad. Pero no, efectivamente esto está ocurriendo. Solo en América.
A 155 días de las elecciones que, con un cierto grado de probabilidad, pueden derivar en la reelección de Trump como Presidente de los Estados Unidos, el concepto de “distopía” encuentra en la democracia modelo de este mundo sobrados ejemplos de una necesaria redefinición.
En efecto, Trump es la cúspide del triunfo de las redes sociales. Indistintamente del bando elegido, el denominador común es la reacción, el proceso reflexivo no tiene un alcance mayor a 148 caracteres y la discusión puede pasar en cuestión de segundos de las particularidades presentes en la discriminación racial en un país a si el edificio en llamas replicado por los reaccionadores seriales era o no una comisaría (no era).
Zuckerberg entendió (y diseñó) esto antes que muchos y en parte por eso es el séptimo hombre más rico del planeta. Para mal de muchos Trump lo aplicó con eficacia y es el Presidente de los Estados Unidos, personificando con esto un sistema político que hoy no parece diseñado para absorber el conflicto y encontrar el consenso, o al menos la estabilidad.
Para seguir de cerca los eventos que derivaron en un estallido social que muchos comparan en su resonancia con las movilizaciones ocurridas tras el asesinato de Martin Luther King Jr. te contamos qué pasó en el caso de George Floyd, los alcances de las protestas y la denuncia sobre los policías involucrados en un nuevo episodio de violencia racial.