Para comprender a fondo qué es un TIC y un TOC y qué grandes diferencias existen entre cada uno, hablamos con el Dr. Claudio Waisburg (MN 98.128), Director Médico del Instituto Neuropediátrico SOMA.
LOS TOCS
“Padecer un TOC significa tener obsesiones, compulsiones o ambas cosas”, nos explica el especialista. En ese sentido, las primeras se definen según los dos aspectos siguientes:
Pensamientos, impulsos o imágenes mentales que se repiten constantemente. Estos pensamientos, impulsos o imágenes mentales son indeseados y causan mucha ansiedad o estrés.
La persona que tiene estos pensamientos, impulsos o imágenes mentales trata de ignorarlos o de hacer que desaparezcan.
En tanto, las compulsiones se definen según los dos aspectos siguientes:
Conductas: por ejemplo, lavarse las manos, colocar cosas en un orden específico o revisar algo una y otra vez como cuando se verifica constantemente si una puerta está cerrada.
Pensamientos: por ejemplo, rezar, contar números o repetir palabras en silencio, que se repiten una y otra vez o según ciertas reglas que se deben seguir estrictamente para que la obsesión desaparezca.
El propósito de estas conductas o pensamientos es prevenir o reducir la angustia, o evitar una situación o acontecimiento temido.
"Sin embargo, estas conductas o pensamientos no tienen relación con la realidad o son claramente exagerados"
Además, se deben cumplir las siguientes condiciones:
Las obsesiones o compulsiones consumen mucho tiempo (más de una hora por día), o causan una intensa angustia o interfieren en forma significativa con las actividades diarias de la persona.
Los síntomas no se deben al consumo de medicamentos u otras drogas ni a otra afección.
Si la persona padece otro trastorno al mismo tiempo, las obsesiones o compulsiones no se pueden relacionar tan solo con los síntomas del trastorno adicional. Por ejemplo, para recibir el diagnóstico del TOC, una persona que padezca un trastorno de la alimentación también debe tener obsesiones o compulsiones que no se relacionen solo con los alimentos.
LOS TICS
En cambio, los TICS son Movimientos Involuntarios. Algunos parpadean en exceso, como si tuvieran una basurita en el ojo. Otros rotan la cabeza, como para aliviar una contractura. Y una minoría grita aunque no sienta miedo, o larga una catarata de palabrotas sin motivo. “Así son los tics: imprevisibles y sin sentido”, señala el especialista.
Pueden ser gestos normales -como guiñar un ojo- pero fuera de contexto. Se calcula que afectan al 1% de los niños: es habitual que aparezcan entre los 6 y 8 años, y suele haber algún antecedente familiar.
Empeoran con la ansiedad, la fatiga y el estrés, pero esto no significa que sean "tics nerviosos", como se los conoce. "Los tics se deben a un trastorno en el desarrollo neurológico de los hábitos: hay un cortocircuito en los mecanismos de inhibición y por eso se escapan estos actos”.
Se calcula que los TICS afectan al 1% de los niños
Según remarca el especialista, es importante que aquellos padres con un hijo que padece un tic hagan la consulta médica. En lo posible, a un neurólogo especialista.
Los TICS más comunes
Simples: Movimientos de pocos músculos, como parpadear- y complejos, como saltar, hacer gestos obscenos o lanzar frases ofensivas. Los más comunes son los tics faciales, además de los de cabeza y cuello.
Tics faciales: guiñar el ojo, parpadear, fruncir la nariz o la frente, hacer muecas con los labios o silbidos.
Tics de la cabeza y cuello: saludar, rotarla, levantarla.
Tics de tronco y miembro: elevar hombros, brazos o manos, generalmente de un lado.