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Una selección resquebrajada: las heridas abiertas de Sampaoli, Messi y compañía

La derrota ante Croacia dejó en evidencia falencias que no son de ahora; de nuestro enviado especial a Rusia
Una selección resquebrajada: las heridas abiertas de Sampaoli, Messi y compañía

BRONNITSY.- Por más que algunos quieran frenar un temporal con la mano, este seleccionado dirigido por Jorge Sampaoli y cuyo capitán es Lionel Messi es incapaz de conseguirlo. Pasados los primeros dos partidos del Mundial y cosechado apenas un punto, los eternos karmas, problemas y otras cuestiones continúan por más que se prendan las velas por  tal o cual resultado. Las incertidumbres deportivas de esta generación persisten y ya no parece posible recurrir a las cualidades de este o aquel futbolista para detenerlas. Ni mucho menos a las capacidades de un cuerpo técnico no del todo homogéneo y con ciertas diferencias de criterio. Las flaquezas mantienen su poder sobre unos y otros. 

Esta selección, el cuerpo técnico, la dirigencia y parte de los jugadores, pueden creer que tienen materia prima como para confiar más allá de lo concreto, pero no encuentra el equipo ni la calma. No parece darse cuenta que la armonía se resiente en la medida que los resultados que no apacigüen esos asuntos puntuales que inquietan. Y es algo latente tanto como las deficiencias futbolísticas que muestra esta Argentina que vivió una verdadera pesadilla ante Croacia. Los gestos de los jugadores no hacen más que dejarlo en evidencia. Está claro que a Lionel Messi algo lo vuelve de sacar de partido en pocos minutos: desde los 15 del primer tiempo se la pasó mirando a Sampaoli, quien vivió el encuentro a los gritos y casi todo el tiempo peleando con el cuarto árbitro.

El fuerte golpe en esta Copa del Mundo sufrido frente a Croacia entregó más motivos para encender otros focos de problemas. No se está dando la química necesaria que debe tener un plantel, ya sea por la responsabilidad de los protagonistas o por falta de un concepto de autoridad que debe imperar a partir de decisiones fundamentadas. En los días vividos en Rusia, ya hubo algunos indicios de una cuestión que viene de arrastre. Cuentan que en el vestuario, tras la derrota con Croacia, los futbolistas fueron testigos de las maldiciones al aire lanzadas por Jorge Sampaoli y su ayudante Sebastián Beccacece por otra actuación del equipo para el olvido. Todo en un ambiente de mucha bronca, tensión y frustración en un equipo que está al borde de quedarse con las manos vacías en Rusia.

Consumada la derrota, se agigantan los trascendidos y los comentarios. Que el mensaje no llega del todo claro y que no todos lo asimilan por igual está a la vista. En la conferencia de prensa posterior al encuentro, Sampaoli reconoció que “el proyecto del partido no prosperó”. Cuando le trasladaron estas palabras del entrenador a Sergio Agüero, el delantero mostró cara de sorpresa y manifestó: “Que diga lo que quiera”. Luego, se dio media vuelta y se fue. Es evidente, la intimidad de la Argentina es tan caótica que su anarquía se vuelve previsible y se expone. Aunque no lo reconozca públicamente, los líderes de este plantel también están aplazados en casi todos los rubros que habían prometido.

Factores en contra que, más allá de las aclaraciones de las partes, no suman precisamente como un estímulo para conformar un "equipo". Un equipo que permita soñar con la clasificación a los octavos. Si alguien pensó que los inconvenientes del seleccionado podían esfumarse por arte de magia en estos primeros partidos del Mundial, se equivocó. Esta selección de Sampaoli sigue en el ojo de la tormenta y cuesta adivinar cómo hará para llegar lo más lejos posible es esta Copa del Mundo.

 

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