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Qué cambió en Messi para soñar con una revolución en el plantel argentino

La Argentina se juega la continuidad en el Mundial, este martes ante Nigeria; y Messi sabe que no hay lugar para pasos en falsos; por Martín Castilla, enviado especial
Qué cambió en Messi para soñar con una revolución en el plantel argentino

SAN PETERSBURGO.- En los primeros días de agrupamiento de los jugadores del seleccionado en Barcelona, Jorge Sampaoli se encontró con una buena señal por parte de Lionel Messi. Lo notó activo, con posición firme e interviniendo en esos detalles que la ciudad que tanto lo idolatra podía facilitarle la vida al seleccionado. Invitó un asado en su casa de Castelldefels para todo el plantel en las horas libres y hasta tomó la voz de mando a la hora de suspender el amistoso en Israel, escala previa a la Copa del Mundo de Rusia.   

Aquellos primeros días de convivencia fueron sepultados por los malos resultados obtenidos en el Grupo D, que mañana define la continuidad del seleccionado en el choque con Nigeria. Influyeron en la vida íntima de un plantel que encontró todo lo que tenía a mano para no mostrarse y no hacerse ver como lo que de verdad debería ser: un grupo. Puertas adentro del seleccionado se entusiasmaban con la forma en que llegaba  Messi a Rusia. Daban cuenta de eso y lo decían públicamente. Él mismo argumentaba que se venía otra historia y se entrenaba sin ponerle límites a sus ganas. Y entendió sin problemas cuando Sampaoli decidió cambiar los nombres y “los proyectos de partido” de cara a los partidos de Islandia y Croacia. 

Más allá de si juega con éste o con aquel, si se mueve por la derecha o como falso 9…la búsqueda de Messi para este Mundial pasaba por otro lado. Desde estas mismas líneas se vienen describiendo los cambios de los últimos días que se han dado en el seno íntimo del seleccionado, allí donde el rosarino se encerró en su coraza. Volvieron las ataduras y las miradas enigmáticas al suelo. Todo lo que vivió Messi desde que pisó suelo ruso ni el más pesimista podía suponerlo. 

Las consecuencias de no haber ido al amistoso en Jerusalén, la campaña para instalarlo dentro de los informes Panama Papers, la supuesta amenaza del Mossad a la familia y, como si fuera poco, esa capacidad autodestructiva de la selección para hacer más difíciles las cosas cuando los resultados no son los esperados. Y, como si fuera poco, vivió un desencanto futbolístico con el proyecto de Sampaoli. Lo admiten personas allegadas a su entorno: “Sintió que todo se fue de eje. Que la idea de juego no es la prometida. Sufre porque no le llega la pelota y el equipo es inestable tanto como lo que él percibe afuera. Entiende que el equipo es largo y juega sin enlaces. No hay triangulación y que, repito, no le llega una pelota”.  Contundente. 

San Petersburgo fue la capital de la Rusia Imperial durante más de dos siglos. Aquí estalló la revolución rusa de 1917. ¿Será el escenario de la revolución argentina comandada por Messi? Por estas horas se tiene un dato diferente del que tenía hasta ahora. Desde su entorno aseguran que rompió las ataduras para instalarse con otro protagonismo. “Hablé con él. Lo noté mucho mejor. Dispuesto a salir de este momento como él sabe hacerlo y como ya lo hizo otras veces con la selección. Te aseguro que está mejor. Tengo mucha fe de que van a clasificar”, fueron las palabras del otro lado de la línea. Las gambetas, los toques de distinción, las pegadas de calidad, la velocidad y la eficacia son cuestiones que deslumbran de Messi y que se extrañan en Rusia. Y por eso se necesita verlo en el partido con Nigeria  más ilusionado, alegre, motivado y suficientemente abierto. Lejos del líder misterioso que se vio en suelo ruso. 

Ahora que el seleccionado se desespera por encumbrar a otra realidad, Messi vuelve a concentrar la atención de todo. La historia, generosa, vuelve a darle otra oportunidad a la Argentina. A Messi y a sus compañeros. Al técnico y a sus colaboradores. A los dirigentes. A todos. Vuelve a estar más expuesto. Si al seleccionado le va bien, será el gran responsable. Si le va mal, también lo ubicarán en la misma categoría. Lo sabe y asume. Para él es tiempo de avanzar, de concentrarse en lo que viene y de rebelarse ante la adversidad. Revolución Messi. 

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