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Opinión | Así es imposible pensar a largo plazo en la selección nacional

Opinión | Así es imposible pensar a largo plazo en la selección nacional

Ya no queda nadie de la delegación argentina en Moscú. Los últimos en irse fueron el cuerpo técnico, los dirigentes de la AFA, empleados y sparrings dentro del mismo silencio que los jugadores: un reflejo de lo inadvertido que resultó el fútbol de la selección en el Mundial. Apenas el grito emotivo del gol de Rojo como recuerdo, que al final de cuentas sólo evitó el papelón de la eliminación en primera ronda.

Fueron días incómodos los que transcurrieron desde la eliminación, en un lugar donde ya nadie quería estar y un ambiente que dejaba expuestas las diferencias del entrenador con sus ayudantes. No hubo espacio para dialogar acerca del futuro, apenas alguna charla informal entre Claudio Tapia y Jorge Sampaoli que siguen formalmente en Buenos Aires, con las aguas un poco más quietas.

Más allá de eso, en la AFA ya tienen la decisión tomada: prescindir del técnico, interrumpir el contrato que finaliza dentro de cuatro años. Llegado el momento, le expondrán al entrenador la lista de hechos por la que consideran que le quedó grande el cargo: falta de liderazgo, pruebas compulsivas, improvisación en las formaciones, pérdida de credibilidad, resultado frustrante. El temario es amplio.

Claro, a Sampaoli le asiste el derecho de querer su continuidad. Así lo permite el contrato y así se lo dijo hace un año a Tapia, cuando rescindió con el Sevilla para asumir en la selección: "Mi Mundial será el del 2022. Para el del 2018 tengo poco tiempo de trabajo. Quiero un vínculo amplio". Hoy sólo pueden ayudarlo a seguir que la AFA no tiene cómo solventar otra indemnización y que no hay un candidato a mano.

Esta complicación fue la misma que cuando renunció Gerardo Martino. La negativa de varios llevó al cargo a Edgardo Bauza, que compitió en la última recta con Miguel Russo y Ramón Díaz. El primer nombre que surge hoy es el de Marcelo Gallardo, aunque quienes conocen al técnico de River no lo imaginan asumiendo con esta dirigencia. La postura de Diego Simeone de no querer la selección en este momento de su carrera difícilmente cambie. Y luego de ellos, surgen nombres que por ahora más tienen que ver con charlas de café que con una propuesta seria.

 

Sabido es que Mascherano y Biglia no volverán, y que ese camino seguiría Di María. A Messi nadie lo presionará en los próximos días para saber su decisión; esperen que le quede ánimo de revancha. De eso se trata por ahora, apenas de especulaciones. La renovación no sólo alcanzará al técnico de la mayor y al plantel; también al sub 20, que debe afrontar en seis meses un Sudamericano. Sebastián Beccacece, quien entrenó durante todo el año a los juveniles de esa camada, tiene decidido alejarse. Y nadie sabe qué opina Juan Sebastián Verón, que armó la estructura hace un año y no volvió a figurar. 

La eliminación del Mundial volvió a destapar todo. La selección no tuvo rumbo mientras jugó la Copa y menos lo tiene ahora. Existen tantas urgencias que pensar a largo plazo resulta demasiado profesional para lo que hay.

 

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