Billy Idol el rebelde del Punk Rock despertó a Buenos Aires
El legendario músico británico, regresó al país en el marco de su gira mundial “It's a Nice Day To... Tour Again!” y brindó una noche dándole al público todo lo que fue a buscar y un poco mas.
El último fin de semana fue toda una experiencia en los diferentes puntos de Buenos Aires, concentrado al pop en Tecnópolis con Tini, el esperadísimo show en River junto a Oasis y toda las fuerza del punk rock del icónico Billy Idol que llegó al país con su gira “It's a Nice Day To... Tour Again!”
El músico inglés regresó al país, tras su última visita donde acompañó a Green Day en su gira en 2022. Allí tuvo oportunidad de reencontrarse con el público argentino tras 30 años de su primera vez en el país en 1991 y aprovechó para dar un side-show en un contexto más íntimo.
Sin embargo nos debíamos una noche plena con lo mejor de su música y finalmente el pasado sábado 15 de noviembre el momento llegó. La cita se dio en el Estadio Arena de Buenos Aires cuando a las 21:00 hs Idol irrumpió en la escena acompañado de Steve Stevens, su inseparable guitarrista y toda su banda que se compone actualmente por Stephen McGrath (bajo), Billy Morrison (segunda guitarra), Erik Eldenius (batería), Paul Trudeau (teclados), y Kitten Kuroi (Coros).
Para hacer la apertura Billy eligió un tema de su último disco "Dream into it", "Still Dancing", al que le siguió el clásico "Cradle of Love" y la siempre vigente y sexy "Flesh for Fantasy" celebrada por las 15.000 personas que agotaron el estadio.
La noche siguió alternando los hits de su carrera con lo más nuevo de su catálogo y el artista aprovechó para saludar al público y anunciar que cantaría "77" un tema que comparte junto a Avril Lavine.
Con una discografía con mas de 15 álbumes y varios hits que dieron la vuelta al mundo, la noche tenía todo para dar y llegó la primer balada con la mágica "Eyes Without a Face", que dio paso al solo de Stevens que se lució con un repaso de “Eruption” (Van Halen), “Over the hills and far away” y “Stairway to heaven” (ambos de Led Zeppelin).
El guitarrista manejó a su antojo a la audiencia pidiendo el silencio del público que se envalentonaba para ovacionarlo. No obstante y como si eso no hubiera sido suficiente, Stevens se brindó a pleno con el tema de la banda de sonido de Top Gun, "Top Gun Anthem".
Con Idol renovado en el escenario, uno de los momentos más potentes del show fue la interpretación de “Love don’t live here anymore” (cover de Rose Royce) junto a la magnífica Kitten Kuroi, que le dieron una nueva, y sensual, vida a la canción.
“En 1983 coincidí en una fiesta con los Rolling Stones. Mick Jagger, Keith Richards y Ronnie Wood estaban bebiendo un whisky cuya nombre yo desconocía. Me acerqué a ellos, les pregunté cómo se llamaba eso que estaban tomando y Jagger me contestó: ‘Rebel Yell’. Entonces pensé: “¡qué buen título para una canción!”, fue la anécdota que recordó Billy antes de entonar uno de sus himnos infaltables.
El público no se quedó atrás y con el siempre vigente :“Olé, olé, olé, olé, Billy, Billy”, la audiencia que captaba varias generaciones dejaba claro que aún el músico tenía mucho más para dar. Y ahí, sin preámbulos ni misterio, comenzaron a sonar los acordes de "Dancing with myself" que puso en pie a todos en las plateas que ya nunca más tomaron asiento y se entregaron a la propuesta del británico que concluyó la noche con la "cream" de su discografía.
Antes de su último tema, ya rozando la hora cuarenta del show, Billy le preguntó a su amigo Stevens "¿Qué canción nos falta?", mientras que en las pantallas se veía los vitrales de una iglesia y los fans al unísono gritaron "White Wedding", que comenzó a sonar parafraseando el nombre del tour “It's a Nice Day To... Star Again!” y dio cierre a una noche inolvidable con un histórico del punk rock que supo mantenerse vigente agiornandose a los tiempos que corren pero con su estilo rebelde e inconfundible.