"Matar a un elefante": un corazón cordobés en busca de su manada, por Franco Verdoia
El director y autor cuenta los secretos detrás de la obra, que se presenta los sábados de febrero a las 20h en el Teatro Metropolitan.
En Av. Corrientes 1342, centro turístico de Buenos Aires, una fila se extiende. El Teatro Metropolitan va a presentar la segunda función de una obra que promete una “sorpresa”.
Entre emociones, mi corazón no sabe qué esperar. Una historia sobre una reunión entre amigos, marcada por la tragedia. Una persona que vuelve a un lugar en donde no quiere estar, un extranjero en su propio país.
La obra nos presenta el regreso de “Amadeo”, un artista visual que emigró de un pueblo y conoció la fama, pero que tras su última presentación fue declarado persona no grata. De esta manera, siente el rechazo de conocidos y desconocidos. Además, la muerte de un elefante de circo complica la situación.
“No hay peor pesadilla para el que se fue y regresa, que la amenaza de quedarse para siempre”, anticipa el programa. La espera de un ser querido que nunca volvió por su propia cuenta: ¿Dónde estabas?- Pregunta 'Julián' a su amigo 'Amadeo'- ¿Dónde estabas cuando desapareciste? Un ciclo de emociones, en un pueblo en donde nada y todo ocurre al mismo tiempo. Una representación de locuras reales, bajo la lupa de la ficción.
La obra cuenta con las actuaciones de Ezequiel Rodríguez (“Amadeo"), Julieta Lastra (“Emilia”), Gerardo Serre (“Julián ”), Berenice Gandullo (“La Pocha”), y Gabriel Carasso (“Gallardo”); dirigidos por el dramaturgo cordobés Franco Verdoia.
Además, el espectáculo fue reconocido con 5 nominaciones Premios Ace 2023/2024: Mejor Obra Drama y/o Comedia, Mejor Actor Protagónico de Drama y/o Comedia, Mejor Actor, Protagónico de Drama y/o Comedia, Mejor Autor y Mejor Director.
Cortesía de prensa.
“Cuando escribí la obra no tenía ni idea del recorrido que iba a hacer. Tenía ganas de escribir sobre ese tema, sobre una idea, sobre una imagen”, explicó Franco Verdoia, director de cine, teatro y publicidad; dramaturgo, fotógrafo, y ganador del Premio Cóndor De Plata por "La Chancha” (2020).
En un mundo donde todo es posible, la principal fuente de Verdoia son las experiencias. Los recuerdos. “Por supuesto que lo vuelvo ficción, construyo realidades que se rozan con la verdad. Estoy muy agradecido porque tanto ‘Late el corazón de un perro’, ‘La Chancha’ y ‘Matar un elefante' son proyectos que tienen que ver con mi origen”, expresó.
- La obra estuvo en varios espacios, ¿Cómo te sentís con este cierre en el Teatro Metropolitan? ¿Hay planes de que vuelva a cartelera?
“Los procesos de las obras son muy misteriosos, el material fue escrito dentro de un proyecto de tutorías, de dramaturgia, quedó seleccionado y nació en ese marco. Investigué sobre cierta textualidad que tiene que ver con lo cordobés, con el lenguaje, con la musicalidad de ese lenguaje que es mi lenguaje natal, pero sin ningún tipo de proyección escénica. Cuando estrenamos en el Teatro Nacional Cervantes tampoco teníamos idea de qué iba a pasar después. La idea es que después del Metropolitan 'Matar a un elefante' pueda seguir en otra sala”.
Uno siempre tiene el sueño, la voluntad o el deseo de que los materiales se mantengan vigentes. Una obra que no se representa es una obra que no existe”.
- Comentaste previamente que era importante para vos que actores cordobeses interpreten la obra, ¿Cómo elegiste al elenco?
“Desde la escritura había una necesidad muy puntual, el material pedía que esos cuerpos y voces estuviesen muy arraigadas en la lengua madre. Dos de los actores del elenco, Gerardo Serre y Berenice Gandullo, son intérpretes de 'Late el corazón de un perro', escribí la obra ya sabiendo que el material iba a ser para ellos. Sebastián Suñé fue quien originalmente estrenó en el Teatro Nacional Cervantes- como 'Amadeo'- , un actor que conozco hace muchos años”.
A veces se cometen errores al tomar actores que interpretan algunas tonadas, no siempre sale bien por más virtuoso que sea que sea el intérprete”.
“Cuando empezamos el proyecto en el Teatro Nacional Cervantes hice otra convocatoria para ampliar la búsqueda para el personaje de 'Gallardo', ahí aparece Gabriel Carazo, un actor que yo no conocía. En esta vuelta del Teatro Metropólitan, Sebastián no pudo acompañarnos y ahí es donde aparece Ezequiel Rodríguez, otro actor notable que es el único que finalmente no es cordobés. Hay una lógica en esa elección, es el personaje que se fue del pueblo y que vuelve muchísimos años después, ya sin rastros de ese origen”.
- ¿De dónde surgió esa primera idea de un hombre conectado a una máquina? ¿La idea de sumar la tristeza del elefante estuvo desde un comienzo?
“Las imágenes aparecen en mi cabeza, en un sueño o de repente estoy en el supermercado y aparece una imagen. Es muy misterioso, en realidad lo que me pasa es que termino escribiendo para ver de dónde apareció. La primera imagen de ese hombre me parecía muy graciosa, teatral. Un tipo que no tiene corazón, pero en realidad tiene uno porque es artificial. Empecé a hacerme preguntas: ¿Qué le pasó a este tipo para vender el corazón? Y ahí se va armando. Así nació cuando todavía la obra no era “Matar un elefante". Era un tipo con un corazón”.
La obra en sí misma es una tragedia, no es una comedia, a pesar de que parece una comedia”
“En el circo que iba a mi pueblo cuando era chico había un señor que se dedicaba a sacar fotos, y cuando terminaba la función te vendía tu fotito. En el proceso de escritura de matar un elefante, cuando todavía no había elefante, me aparece este llaverito y ahí es donde aparece el circo. Aparece la idea de la muerte de ese elefante y la posibilidad...se va armando solo porque voy siguiendo las ideas que son como imanes. Ese elefante acabó siendo una figura fundamental, terminó dándole título a la obra”.
Con el elefante aparece la imagen de la tristeza, mueren por eso. Le pasa a ‘Amadeo’, que decide tomar una decisión trágica movido por una depresión totalmente tapada por todo ese ruido que hay alrededor”.
- Te fuiste desde muy joven de tu pueblo, ¿sentiste en algún momento no pertenecer más a ciertos entornos al igual que “Amadeo”?
“Te diría que a mí me pasa lo contrario. Siento que nunca pude irme de mi pueblo, hace 30 años que vivo en CABA. Siempre tuve muy claro que había ahí un interés muy profundo, pero siempre me pasó a lo largo de estas tres décadas de estar acá, que llegué a la conclusión de que mis raíces están allá. Hay algo de la raíz que nunca se cortó y que un ejemplo vivo de eso es justamente los materiales que escribo. Hay algo de esos materiales que me permiten dar cuenta de ese éxodo que no se produjo o de esa emancipación que no pude realizar. Así como hay personas que se van de sus lugares de origen y nunca más vuelven y hay un corte, en mi caso nunca se produjo”.
No me voy a ir nunca de mi pueblo cuando ese territorio se convierte en mi material poético. Hay algo que me pasa, mi imaginación se expande cuando hablo de ese universo”.
- “Amadeo” cae en desgracia y es nombrado “persona no grata”, ¿temes pasar por eso en algún momento? Actualmente funciona mucho la “cancelación” en redes sociales.
“Siento que esta obra tal vez para quienes me vieron crecer pueda ser un poco provocativa. Cuando mis padres vinieron al estreno del Teatro Cervantes salieron un poco espantados, me dijeron: ‘No se te ocurra traer esto a Las Varillas’, mi pueblo. No porque la obra plantee un juicio y una crítica particular a la ciudad donde nací, que ni siquiera se menciona. Lo que pasa es que hay una relación evidente porque soy de ahí. Menciono apellidos, que tampoco son de la persona exacta, pero voy tomando algunos que me resonaban cuando era chico. No sé quiénes son, los incorporo en la historia porque hay algo de esa música que me ayuda a escribir”.
No tengo miedo a la cancelación, en la medida en que uno sea respetuoso y honesto consigo mismo, con su vivencia y con lo que tiene para contar a partir de ella, no puede haber ofensa”.
“Es una obra muy dura, porque plantea un movimiento emocional muy profundo para quienes se quedaron en las ciudades pequeñas, para quienes no pudieron ver realizados sus sueños, así como también hay quienes deciden quedarse en esas ciudades”.
Cortesía de prensa.
- Tu proceso creativo es el de dejar madurar algo hasta que te cause una emoción aunque lo veas muchas veces, y hay algo que te lleva nuevamente al corazón y lo animal, ¿Qué es?
“Tal vez sea algo que yo tenga que descubrir. Casualmente ‘Ediciones Corregidor’ va a lanzar el mes que viene mi primer libro como dramaturgo, que reúne estas tres obras que son ‘Late el corazón de un perro’, ‘Matar un elefante’, y la próxima, que todavía no está estrenada, ‘Nido de lagarto’. El libro de alguna manera se hace cargo de esta conexión de lo animal, del corazón, de lo salvaje, conviviendo con ese territorio pueblerino, de ese lugar del interior que no se sabe bien dónde es, pero que pareciera que es un país postergado, en donde transcurren estas historias que se rozan, que tienen personajes en común”.
Hay un sistema de personajes y situaciones que van resonando una dentro de la otra: en ‘Late el corazón de un perro’ se mencionan personajes que aparecen en ‘Matar a un elefante'”.
“Esa asociación era algo muy evidente, estaba a la vista del público, y para mí no tenía ningún tipo de conexión, y sin embargo sí. Ahí dije: ‘bueno, tengo que cerrar un poco este proceso escribiendo una próxima obra'. Plantear una suerte de trilogía y darle entidad a esta cuestión de que siempre hay un animal atravesando el relato. Ahí es donde apareció ‘Nido de lagarto’, el próximo material que reúne a un animal, pero que también a muchas cosas que van más allá: ese mundo, ese pueblo, esos personajes e intendente”.
- Es una obra que involucra la paternidad y la fiesta de los 15 años, ¿Cómo influenció tu familia a la creación de ciertos aspectos de la obra?
“La idea de la fiesta de 15 surge a partir de la fiesta de mi hija. Me encontré en esa disyuntiva de tener que vender ‘el corazón’ para poder pagar la fiesta. Ese momento estuvo atravesado por mi circunstancia. Mira como son los procesos, porque te lo estoy contando a la inversa. Primero estuvo el texto, después llegaron mis hijas y después atravesé lo que atravesó 'Julián' con el festejo. Casi como si el texto se estuviera adelantando a lo que después me iba a tocar a mí. Fue muy loco, me estaba anticipando. Mi hija todavía no tenía 15 y sin embargo ya estaba en el aire la idea de ese festejo y de cómo lo íbamos a pagar”.
Cortesía de prensa.
- Hace poco subiste un video tras los dichos del presidente Javier Milei sobre la ideología de género, desde tu perspectiva, ¿los artistas deben alzar la voz ante cosas que creen incorrectas?
“Las personas que nos dedicamos a comunicar no podemos negar que somos referentes de sectores de la sociedad. Es una responsabilidad, no solamente al momento de elegir qué materiales vamos a poner en escena, preguntarse qué responsabilidad tengo yo sobre esto. Ese discurso tocó en mí una fibra muy sensible y me parecía que si no decía algo en relación a lo que sentía, no estaba siendo justo conmigo y con mis hijas. Puedo entender el contexto del discurso y que es un ejemplo para hablar de la ideología extrema, pero ese tipo de ejemplos soltados por una persona con tanto poder puede abrir la puerta para que se den situaciones que vivimos durante muchas décadas en el pasado y que no pueden volver a ocurrir”.
Lo que más me sacudió del discurso no fue la palabra 'pedofilia', sino 'adopción' enmarcada en un ejemplo tan aberrante”.
“El presidente es humano, se puede equivocar, para eso existe el repensar y reflexionar. Ese tipo de discursos, soltados de esa manera, lo que abrieron es la puerta para que cualquiera se arrogue el derecho en nombre de la libertad de decir cualquier cosa. También, se abrió la puerta para que pueda contar cuál es mi historia y hablar sobre la importancia de concientizar sobre la adopción en Argentina, para demostrar que las parejas del mismo sexo no son pedófilos y que pueden adoptar, formar una familia y dar el mismo amor y contención que una pareja heterosexual, que una mamá sola o que un papá solo”.
El arte es político, siempre fui una persona que se mantuvo al margen de verter opiniones que tuvieran que ver con revelar cuál es mi sesgo de pensamiento político”.
- Te voy a nombrar dos frases asociadas a la obra y quiero que me digas qué significan para vos: “Esos amigos por quienes daría la vida” y “Esto es Arte”.
“Tengo amigos por quienes daría la vida sin duda, lo vivo así. Soy, en ese sentido, muy leal a esa sensación. La obra habla de eso, 'Amadeo' termina dejando un corazón. Al final está haciendo un acto de amor muy profundo. Entregar la vida por alguien, dar y entregar amor también es arte. Entregar un corazón, de la manera en la que sea (simbólica o literal) es un movimiento artístico y poético fuerte”.
El arte llega al corazón de quién tiene que llegar”.
- ¿Por qué debemos ver “Matar a un elefante”?
“Primero porque el teatro provoca algo muy misterioso en los espectadores, a lo que hay que estar disponible, abierto y agradecido. 'Matar un Elefante' propone un intercambio entre espectadores e intérpretes muy honesto y visceral. Te regala la posibilidad de que te diviertas muchísimo. Muchos a carcajadas, otros con esa risa tímida, en definitiva hay un momento de entretenimiento. Así, al final, te deja conmovido y pensando. Te invita a que la obra siga resonando dentro de uno mucho tiempo después de haberla visto. Me parece que cuando un material impacta de esa manera, no hay que perdérselo”.
En una función recibí un mensaje de una persona trasplantada que se sintió muy conmovida”.
Futuros proyectos
Franco Verdoia adelantó que “Nido de Lagarto” cuenta la historia de “dos amantes del pueblo de La Gloria y El Vasco que hace 40 años son amantes y mantienen ese vínculo en secreto, pero todo el mundo sabe que son amantes”. Además, sumó que “cada uno tiene su familia y sin embargo ese vínculo se mantiene vigente".
“Tiene la particularidad de que se ven todos los jueves en un hotel de ruta, en un motel de pueblo donde la gente va a encontrarse clandestinamente. Aparece ese lugar como el espacio donde transcurre la acción y que detona el conflicto porque a esta pareja de amantes le venden ‘El Nido' para detonarlo, demolerlo y armar un barrio”, explicó.
Y agregó: “La obra es muy conmovedora, dura y transgresora. Muy sensible, con un humor más melancólico, inocente. Y habla sobre el deseo, en determinados cuerpos, a determinada edad y sobre todas las cosas que uno postergó por temor. Hay una dinámica del funcionamiento del pueblo y de la sociedad chiquita que está muy en primer plano constantemente, en la obra se habla permanentemente de lo que pasa en ese pueblo y de la gente y personajes”.
Además, comentó que en la obra “los hijos de los protagonistas y sus respectivas familias son tan importantes como los dos protagonistas, pero hay algo con la implacabilidad del tiempo, que se vuelve muy contundente en el material”.
Es una obra que estoy descubriendo, si bien ya está escrita y va a salir editada, no sé qué tiene para decir”.
“Nido de Lagartos” surgió como “un desafío muy divertido que se vio en camarines de ‘Late el corazón de un perro’, con Silvina Sabater”.
“Silvina es una amiga con quien tengo muchísima confianza, estando en camarines, un día le pregunté '¿vos harías un desnudo?' y me respondió ‘con vos sí’. Entonces le dije ‘voy a escribir algo especialmente para vos’. Me parece que no se habla de los cuerpos de mujeres de esa edad, del deseo a esa edad. Empecé a tirar ideas sobre ese posible material y ahí fue naciendo”, recordó Verdoia.
“Estoy muy contento. Todavía no empezamos los ensayos, va a estar Silvina Sabater y estamos tratando de encontrar a su amante. Por ahora no ha aparecido, pero ya aparecerá”, finalizó.
Cortesía de prensa.
Desde el 11 de enero de 2025, la obra "MATAR A UN ELEFANTE" se presentará los días sábados de enero y febrero a las 20:15 h en el Teatro Metropolitan (Avda. Corrientes 1342, CABA). Las entradas se encuentran a la venta en www.plateanet.com o en boletería del teatro. Duración: 60 minutos.