Después del intento de Golpe de Estado en Bolivia, dirigentes políticos de diferentes colores a lo largo del mundo salieron a repudiar el hecho, pero desde el Gobierno argentino, liderado por Javier Milei, se emitió un comunicado donde se lo calificó de "fraudulento", lo cual generó que la Cancillería boliviana salga al cruce.

Mediante un comunicado, que también fue compartido en redes sociales, se rechazaron "enérgicamente" las "inamistosas y temerarias" declaraciones de la Presidencia argentina. También se afirmó que se "ha decidido soberanamente vivir en democracia" por lo que "cualquier acto militar que amenace con tanques de guerra y militares armados al Gobierno constituido por el voto del pueblo, es claramente un golpe de Estado".

Además se consideró que hay "desinformadas y tendenciosas aseveraciones" sobre la "posible existencia de presos políticos o la posibilidad de inexistencia de un golpe de Estado militar fallido".

En ese sentido, las manifestaciones de las autoridades argentinas fueron calificadas como un "exceso y un negacionismo inaceptable" e instó a "informarse y actuar en el marco de los principios de respeto a la soberanía y no intervención en asuntos internos de otros estados, de conformidad a la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional".

Y, finalmente, se manifestó que lamentan que "intereses políticos internos y externos, que ya participaron activamente en el 2019 en la ruptura del orden constitucional", nuevamente "intenten amenazar la estabilidad y la institucionalidad" de Bolivia.