Ir al contenido
Logo
Actualidad

Homeschooling, ¿un retroceso en el sistema educativo argentino?

Mientras se debate la Ley Ómnibus en sesiones extraordinarias, expertos evalúan la posible desregulación de la obligatoriedad de la educación presencial a partir de cuarto grado. ¿Es un paso hacia una transformación necesaria o un riesgo que podría afectar el sistema actual?

Homeschooling, ¿un retroceso en el sistema educativo argentino?
"Homeschooling", ¿un retroceso en el sistema educativo argentino?

¿Se trata de una iniciativa que busca adaptarse a nuevas realidades o es una vía rápida de ajustes presupuestarios, ampliación de desigualdades y posibles impactos negativos en el bienestar psicológico de los estudiantes? El reciente cambio de Gobierno en Argentina, encabezado por el presidente Javier Milei, trajo consigo diversos debates y propuestas de reformas. En la tercera semana de su mandato, el vocero presidencial Manuel Adorni anunció el envío al Congreso de un conjunto de leyes bajo el título "Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos". Entre las propuestas más controversiales, destaca la posibilidad de habilitar la educación a distancia híbrida para estudiantes a partir de cuarto grado.

“Los estudios a distancia híbridos como alternativa a la educación presencial a partir del segundo ciclo del nivel primario para menores de edad, jóvenes y adultos, podrán impartirse en las distintas modalidades educativas”, detalla la propuesta destinada a reemplazar el artículo 109 de la Ley de Educación Nacional, que hasta el momento restringía la educación a distancia a mayores de 18 años. No obstante, la formulación plantea cuestionamientos y exige respuestas concretas: ¿Qué implica exactamente la modalidad híbrida? ¿Representa una alternativa efectiva a la educación presencial? ¿Tendrá la capacidad de cumplir con los estándares educativos establecidos?

“Estamos en la puerta de entrada de lo que puede ser una tragedia educativa”, advierte Guillermina Rizzo, Dra. en Psicología (MN 79901). De acuerdo con la especialista, la implementación del "homeschooling" desde los 9 años podría exacerbar las disparidades de aprendizaje ya existentes en Argentina. "¿Cuántos niños cuentan con los recursos para costear un profesor capacitado en todas las disciplinas necesarias para su aprendizaje?", pregunta y continúa: “Este modelo solo está al alcance de quienes pueden pagarlo, de aquellos que pueden cubrir el gasto de un profesor y disponer de los dispositivos virtuales necesarios, así como de una conexión a internet adecuada”.

“Aquellos en áreas urbanas o de familias con mayores recursos tendrían ventajas considerables sobre sus pares en zonas rurales o de bajos ingresos, quienes podrían enfrentar dificultades para acceder a los recursos digitales necesarios”, destaca Laura Lewin, capacitadora, autora y consultora en temas de gestión educativa. En esa misma línea, profundiza en el debate al señalar que, además, “esta práctica requiere un mayor nivel de apoyo y supervisión por parte de los padres o tutores, lo que podría no ser viable para todas las familias, especialmente aquellas donde los padres trabajan tiempo completo o no pueden asistir en el proceso de aprendizaje”. Un escenario que podría traducirse en una experiencia educativa desigual, “donde algunos estudiantes reciben una educación más completa y otros quedan rezagados debido a limitaciones en su entorno”.

¿Contradice el propósito fundamental de la escuela?

La inminente aprobación de la Ley Ómnibus también podría representar un golpe al bienestar emocional y psicológico de los niños. Las instituciones educativas, más allá de ser espacios donde se adquieren una variedad de conocimientos, son entornos esenciales para forjar conexiones humanas. Rizzo sostiene que concebir la educación en el hogar para niños de nueve o quince años “va en contra del propósito de la escuela”, que es facilitar instancias para “desarrollar deseos y capacidades dentro de condiciones específicas de tiempo y espacio”. En su perspectiva, “implica la construcción, distribución y apropiación de saberes culturales, legados y herencias”. “La educación siempre es y va a ser un acto político. Es un derecho y es un puente hacia otros destinos”, afirma.

El homeschooling plantea, también, un dilema para padres de niños con necesidades educativas especiales. Mientras se buscan opciones que ofrezcan un aprendizaje personalizado, es crucial considerar los aspectos emocionales. La pregunta persiste: ¿puede la educación híbrida ofrecer un equilibrio adecuado entre una educación individualizada y las interacciones sociales necesarias? “Aunque ofrece oportunidades para el desarrollo de habilidades digitales, autogestión y un aprendizaje más personalizado, lo que es especialmente beneficioso para aquellos chicos con discapacidades, también conlleva ciertos desafíos. El no tener contacto diario con compañeros, cara a cara, puede limitar el desarrollo de habilidades sociales clave”, distingue Lewin.

La socialización, proceso clave en la formación de individuos, se inicia desde el nacimiento, siendo la familia el principal agente socializador al proporcionar cuidado afectivo y apoyo. Esta etapa evoluciona hacia la socialización secundaria al ingresar a instituciones educativas, donde se consolidan normas, roles y valores. “La noción de que la educación pueda realizarse exclusivamente frente a una pantalla, dentro de un hogar con un profesor particular, implica obstruir el crucial proceso de socialización”, resalta la psicóloga. “Tuvimos una pequeña muestra de esto en la pandemia, y del impacto que causó en los chicos el no poder interactuar con otros”, analiza.

Entonces, ¿por qué desde la perspectiva psicológica estas medidas generan preocupación? “Porque observamos la magnitud de problemas como trastornos de ansiedad, ataques de pánico, miedo y angustia, derivados de la incertidumbre y la saturación tecnológica. También notamos fenómenos como el Hikikomori, un aspecto psicopatológico y sociológico donde las personas tienden a aislarse socialmente, encerrándose en sus habitaciones”, detalla Rizzo. Este panorama en constante aumento se refleja en la cantidad de adolescentes que experimentan dificultades como “el insomnio, problemas de ludopatía y adicción a la tecnología”.

Hacia una educación híbrida

Sin embargo, hay quienes creen que esta medida no está tan errada. Guillermina Tiramonti, investigadora del área de educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, opina: “En nuestro entorno actual, caracterizado por una realidad híbrida donde construimos nuestras vidas mediante la integración de lo presencial y lo virtual, resulta natural que esta dinámica se extienda al ámbito educativo”. No obstante, reconoce “la importancia de las interacciones presenciales” para el desarrollo de niños y jóvenes. Por lo tanto, en lugar de abogar por un reemplazo completo, la especialista aboga por “una hibridación, una combinación que ya se está implementando con éxito en muchas escuelas privadas”. La clave reside en encontrar un equilibrio que potencie lo mejor de ambas modalidades, “sin desplazar una por completo en favor de la otra”.

La experta concuerda con las especialistas al señalar que reemplazar la educación presencial con la virtual "podría tener repercusiones adversas tanto en el aspecto emocional como en la equidad educativa". Sin embargo, destaca que el problema no radica en la virtualidad en sí, sino en la existencia de alumnos que “carecen de conocimientos en el ámbito virtual” debido a su situación económica, mientras que los estudiantes de escuelas privadas tienen acceso a diversas plataformas enriquecedoras. Expone que la solución no implica “optar por una u otra modalidad”, sino garantizar que ambas estén disponibles para todos los estudiantes. “Si en el largo plazo las escuelas argentinas pudieran combinar la educación presencial con los aportes de la virtualidad estoy segura que el impacto sería positivo”, afirma Tiramonti.

Aunque las normativas y propuestas continúan siendo ambiguas, es innegable que la educación argentina enfrenta un extenso camino de transformaciones necesarias. Es necesario reconocer que el proceso de reforma no puede basarse únicamente en la implementación de nuevas normativas, sino que debe abordar aspectos más profundos, como la formación docente, la actualización curricular y la infraestructura escolar. ”La política tiene que ser sistémica eso quiere decir que hay que intervenir en diferentes aspectos a la vez”, explica Tiramonti. “Se debe cumplir con la Ley de Educación en todo su articulado, procurar una formación docente, desarrollar una educación inicial que prepare a los chicos para su alfabetización en primer grado, lograr la transparencia en el uso de los presupuestos, exigir mayor compromiso por la educación a las provincias que peores resultados tienen y renovar la educación secundaria no solo para lograr mayor retención, sino para que sus egresados adquieran los instrumentos de cultura contemporánea”, cierra.