"Por ser mujer", el libro sobre la primera directora de cine sonoro en Argentina
Candela Vey y Martín Pereira escribieron la primera biografía de la cineasta, una figura tan significativa como desconocida en la historia audiovisual de nuestro país. En una entrevista a este medio, los autores reflexionaron sobre su legado más allá del carácter de pionera.
-Por ser mujer. Si no, hace diez años que estaría filmando. Hace diez años que estoy en condiciones de hacerlo (Vlasta Lah, Diario La Razón, 1960).
Vlasta Lah lo tenía claro. Nacida un año antes de la Primera Guerra Mundial en el Imperio austrohúngaro, luego nacionalizada italiana, emigró a nuestro país en 1938. Durante décadas trabajó detrás de cámaras como pizarrera y como la asistente de dirección más importante de los Estudios San Miguel -sin ser reconocida en los créditos de las películas-, y acompañó en cada proyecto a su marido, Catrano Catrani, mientras a la par se hacía cargo de la vida familiar y las tareas del hogar. 22 años después, se convirtió en la primera mujer en dirigir un largometraje sonoro en Argentina. A pesar de su rol trascendental en la historia audiovisual en nuestro país, su figura hoy es prácticamente desconocida.
Pero su historia no fue indiferente para Martín Pereira, historiador e investigador del cine argentino, ni para Candela Vey, guionista, documentalista e investigadora de cine con perspectiva de género. Ellos estudiaron juntos en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde investigaron a diferentes pioneras de cine para un seminario; ahí fue cuando se cruzaron el nombre de Vlasta Lah, “con una llamativa ausencia de datos y fuentes sobre ella, así como de sus películas”, según recordó Pereira, en diálogo con Filo News. Esa fue su motivación para ahondar más en su vida, “ese sentimiento de injusticia de no poder saber nada sobre una figura que había sido tan importante”.
Según recordó el autor, ese propósito empezó a tomar forma cuando lograron contactar a algunos de los familiares de la directora, que vivían en Italia y en Australia. Desde ese árbol genealógico, poco a poco empezaron a recopilar materiales, documentos, cartas, fotografías, un extenso caudal de información lo canalizaron en dos proyectos: un documental -que todavía está en proceso- y un libro -a cargo de Ediciones del Camino- que ya se encuentra disponible en librerías.
Primero publicaron un ensayo, que ganó una mención en el concurso Domingo Di Núbila del Festival de Cine de Mar del Plata en 2021; motivados por el Fondo Nacional de las Artes siguieron escribiendo hasta llegar al libro, que desarrolla “todo lo que se sabe hasta este momento” sobre la cineasta. Al igual que Vlasta, ellos también tenían claro cómo titularlo; no solo por rol su romo pionera, sino también por todo lo que descubrieron sobre ella mientras ordenaban y narraban toda la información.
“No sólo fue la asistente de dirección más importante de los Estudios San Miguel en la época de oro del cine argentino, sino que fundó, bajo el Peronismo, la primera escuela de cine del Estado, a imagen y semejanza del Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma, donde ella había estudiado”, recordó Pereira.
“Otro aspecto muy importante de su figura es que las primeras mujeres que lograron llegar a la dirección luego de ella fueron o de clase media acomodada o, directamente, de clase alta. Vlasta Lah viene de la clase trabajadora, le costó muchísimo hacerse paso en un mundo de hombres manteniendo su independencia económica durante su juventud, antes de conocer a su marido, y siempre tuvo ‘ganarse el mango’. De hecho, son muy recurrentes, en sus cartas, las alusiones al dinero, lo mucho que le costaba conseguirlo, el costo de vida, la inflación. Ese aspecto resalta aún más su figura”, continuó.
Claro que no fue un desafío fácil: por un lado, porque la vida de Vlasta era una incógnita, muy poco se sabía, muy poco se chequeaba. “Sus cartas se convirtieron en acertijos a descifrar, sus fotos en pistas que había que agotar; por momentos nos sentíamos detectives, y por momentos, sus propios familiares, como si, reconstruyendo su vida, estuviésemos reconstruyendo la nuestra”, reflexionan los autores en el libro, que incluye hasta las recetas favoritas de la directora, recordadas por sus parientes. Por otro lado, por la falta de archivo audiovisual en nuestro país, que trasciende su caso particular: es un problema de Estado. “Mientras no exista una Cinemateca Nacional las películas seguirán perdiéndose y deteriorándose”, denunciaron los escritores.
La primera película que dirigió Vlasta fue “Las Furias” (1960), basada en la clásica obra teatral y protagonizada por Mecha Ortiz, Olga Zubarry, Aída Luz, Alba Mujica y Elsa Daniel; ellas interpretan a la madre, a la esposa, a la amante, a la hermana y a la hija de un hombre que nunca vemos en pantalla, solo se construye desde los testimonios de las protagonistas. Son mujeres no convencionales, pesimistas, independientes, ambiciosas, enojadas - lejos de lo que se esperaba de un personaje femenino en la época - que plantean debates sobre el matrimonio, el amor y el dinero.
Su segunda y última película fue “Las Modelos” (1963), protagonizada por Mercedes Alberti, Greta Ibsen, Fabio Zerpa, Jorge Hilton, y con diferentes referencias autobiográficas. Le da voz a dos modelos de alta costura que buscan subsistir en Buenos Aires; pone el foco en sus problemas, en sus deseos, en sus sueños, mientras abarca temáticas como la cosificación de la mujer, el ideal de la belleza, y la diferencia de clase: “Eso del feminismo está bien para las ricas”, expresan las protagonistas.
“En ‘Las Modelos’ es muy claro el cambio. Los hombres son meros satélites de las protagonistas y su única razón de existir en la trama es en relación a ellas. Además, actitudinal e intelectualmente suelen quedar ridiculizados, nunca en una posición superior a ellas, su poder es el que les da el patriarcado, nada más. Si bien en ‘Las Furias’ la amante porta un discurso feminista, en ‘Las Modelos’ el discurso se discute, se vive, se confronta, se modifica y se lo problematiza en todo el metraje”, analizan los autores en el libro sobre los films, que se pueden encontrar en Youtube con baja calidad.
“El cine feminista es aquel que da un significado político a la cuestión de género, no es solamente un cine hecho por mujeres o que hablan de mujeres, este tiene que problematizar su condición. En ambas películas está esa mirada, aunque nosotros solemos compararlas marcando que su primer film es protofeminista o que trata temas femeninos, mientras que el segundo es profundamente feminista”, amplía Pereira a este medio.
El autor destacó un dato no menor: en su primera película Vlasta “se atreve a introducir la primera masturbación femenina de la historia del cine argentino”. La crítica, sin embargo, la criticaba severamente y la definía como la ‘esposa de’, menospreciando todo su potencial. “Su marido, Catrano Catrani, hacía un cine completamente opuesto. Su estilo era más comercial y siempre buscaba diferentes paisajes para sus filmes. A su favor, debe ser uno de los directores más federales del cine argentino, filmó en un montón de provincias distintas buscando particularidades locales. Ella, en una nota del diario Clarín a propósito de su primer filme, del que Catrani es productor, deja muy en claro que sus visiones estéticas son absolutamente distintas”, explicó.
Como bien sabemos, la fuerza de los feminismos creció significativamente con el paso de los años, y se convirtió en una revolución que también alcanzó a la industria audiovisual. Si hoy hablamos de directoras, rápidamente podemos pensar en varios nombres; pero si hablamos de directores, podemos pensar en muchos más. Es que el movimiento de mujeres lucha y resiste frente a la desigualdad que aún persiste: “En Argentina, cada 10 películas que se filman, sólo 2 están dirigidas por una mujer. Siendo que las mujeres son mayoría en las escuelas de cine e incluso entre los egresados de las mismas”, detalló el investigador.
Vlasta murió en 1978. A pesar de su amplia carrera en el cine, en su partida de defunción figura como “ama de casa”. Es por eso que los autores luchan por visibilizar su trabajo, la huella que dejó y que fue fundamental para las generaciones posteriores. “Ninguna mujer es por sí sola una mesías que viene a cambiar la situación”, reflexionó Pereira y sumó: “Pero obviamente que las pioneras sientan un precedente y crean un estado de posibilidad que antes de ellas no existía”. Y ella fue una pionera, pero también fue mucho más: tuvo una vida apasionante y una historia que vale la pena contar y conocer.
¿Qué significa Vlasta para ustedes? ¿A dónde o a quiénes les gustaría que llegue el libro?
Como bromeamos un poco en el libro, Vlasta es hoy para nosotros como alguien de nuestra familia. Sabemos más de su vida que sus propios familiares, con quienes estamos en contacto asiduo, ingresamos a su círculo de relaciones. Es algo que nos va a acompañar, quizás, por el resto de nuestras vidas. Todavía la seguimos investigando y confiamos en que un día vamos a encontrar el material fílmico de sus dos películas, hoy perdido. En febrero vamos a presentar el libro en Madrid y Barcelona, algo que nos pone muy contentos. Queremos llevar la historia de Vlasta a toda Latinoamérica y también traducir el libro al italiano, para que llegue a su tierra patria, donde nadie la conoce todavía.
Actualmente estamos investigando algo que fue apareciendo por momentos en la investigación sobre Vlasta Lah: aquellas mujeres que quisieron dirigir y no pudieron. Hoy sólo recordamos a las que lo lograron (y a veces, ni eso) pero para que ello ocurriera, en el camino quedaron varias. Por ahora es un proyecto pero creemos que ellas también son pioneras y que necesitan su lugar en la historia del cine.