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Peker en el exilio y los feminismos en jaque: ¿y ahora qué?

En esta nota exclusiva con Luciana Peker, analizamos las razones por las cuales se fue del país. A su vez nos preguntamos cómo queda el esquema feminista en un país que supo ser vanguardia en género y que hoy es gobernado por la derecha más reaccionaria.  

Peker en el exilio y los feminismos en jaque: ¿y ahora qué?

Desde que La Libertad Avanza se formó, su postulación frente a los movimientos feministas fue negativa. Para LLA la problemática de la violencia de género no es tal y las feministas son nada más y nada menos que “mujeres con mucho resentimiento”.  

Las redes, para este partido, son fundamentales. "La Libertad Avanza" emerge como un fenómeno político que supo y sabe aprovechar estas plataformas y coparlas casi por completo. Tiktok y Twitter, sus postas en donde a través militancia orgánica pero también bots y trolls consiguen generar fakenews y amedrentar con ataques cibernéticos a quienes piensan distinto.  

El periodismo feminista, por ejemplo, se transformó durante la campaña en uno de sus principales contrincantes. A razón de eso, la periodista Luciana Peker contó en una de sus columnas de radio que debido a la persecución que vive desde hace meses, decidió irse del país.

En esta nota, una entrevista exclusiva con la referente feminista que decide huir por miedo y amenazas de muerte.


¿UNA LUZ QUE SE APAGA?

Durante todo el año las voces feministas fueron apagándose en las redes y las discusiones de género aplacándose en un país hundido en una de las crisis más profundas de las últimas décadas. En medio de una campaña presidencial feroz y con un contexto de caos, las amenazas a distintas referentes del movimiento más heterogéneo y potente de los últimos tiempos aumentaron
 
“Tengo amenazas que están comprobadas por la justicia en donde se demuestra que provienen de sectores ligados a las fuerzas de seguridad. La jueza a mitad de año dictaminó que eran sectores organizados y que hoy están ligados al poder”, sostiene Peker.

Los espacios en donde "decir" empezaron a agotarse y las discusiones dadas por los movimientos feministas durante la última década se encuentran en una especie de pausa. La metamorfosis de estos movimientos nunca cesa y en épocas de crisis económica y social, las olas van en reversa para saber cuándo tomar impulso.

“Las periodistas feministas estamos en la primera línea digital, somos personas muy expuestas en lo público y hemos sufrido amenazas y persecución. No estamos protegidas ni por el Estado ni por el mercado ni por ningún sector. También hay presiones y hay censura. Violencia ante cada cosa que escribís, que decís y para mí hace tiempo que lo digo lo pienso mucho por la escalada de violencia que viene como respuesta”, agrega la periodista.

Los feminismos fueron y son para LLA el blanco más requerido a la hora de injuriar. La llamada “batalla cultural” que la neoderecha quiere llevar a cabo busca llevarse puestos todos los derechos conseguidos en estos diez años de debate social y feminista constante.

La mal llamada “ideología de género” se presentó como uno de los enemigos principales y junto con una campaña económica fuerte que apeló a la dolarización de la moneda consiguió el apoyo de gran parte de la sociedad.    

Quienes llegan al gobierno llegan con una estructura orgánica de violencia hacia las personas que ellos consideran sus enemigos dicho por ellos mismos, somos parte de esa batalla cultural que quieren dar”, sostiene Peker.


LA DESPROTECCIÓN ES TOTAL

Si bien en nuestro país existe la flamante Ley Olympia, internet carece aún de espacios seguros y es uno de los terrenos en donde la violencia de género aumentó exponencialmente en los últimos años.

El 73% de las periodistas encuestadas por Reporteros sin Fronteras considera que Internet es el lugar más peligroso para ellas. Es en el espacio virtual donde registraron la mayor cantidad de agresiones machistas recibidas por su trabajo profesional, especialmente a través de correos electrónicos y mensajes en redes sociales, pirateo de cuentas, divulgación de información personal y ‘troleo’ o ataques masivos coordinados.

Según una investigación de Amnistía Internacional, una de cada tres mujeres en Argentina fue objeto de violencia en las redes sociales con el debate sobre el aborto como argumento. Para muchas, la violencia de género digital actúa como una mordaza. Prácticamente la mitad de las mujeres encuestadas manifestaron haber empleado menos las redes sociales o haberlas abandonado por completo; y casi un tercio de las periodistas que participaron en el estudio de la UNESCO declararon autocensurarse en las redes sociales.

“Me parece que es una muestra más de algo que veníamos contando y que requiere además no solo de valentías personales, sino de organizar espacios seguros para nosotras. Creo que en Argentina se deben activar mecanismos más parecidos a lo que han hecho en Centroamérica las defensoras de derechos humanos y las organizaciones de protección feminista, de cuidado y de autocuidado que para enfrentar semejante persecución”, indica la periodista.

En el momento de más efervescencia de la lucha contra la violencia de género fueron las voces de las periodistas comprometidas las que sumaron al debate información chequeada, de calidad y con argumentos sólidos. Estas mismas voces hoy son calladas en el terreno de la web, terreno tomado por una derecha fortalecida ante la crisis.  

“Hace falta más ,conciencia más red, más protección laboral y una vuelta también de las mujeres en sus diferentes fases como consumidoras culturales como activistas. Un pedido claro y específico hacia las funcionarias que hayan recibido más derechos en este tiempo y lo sepan, las que todavía estén en funciones, en provincias, en localidades, en municipios en lo internacional de las organizaciones de la sociedad civil. Hay que proteger a las periodistas que hemos contribuido mucho al debate público a la incidencia en ideas, al relato, a las narraciones y que quedamos muy desamparadas y muy atacadas por un plan sistemático de la ultraderecha”, reflexiona Peker desde el exterior.


¿POR QUÉ LAS MUJERES?

Que los sectores más conservadores tengan a los movimientos de mujeres y disidencias como uno de sus principales oponentes no es casualidad. La feminización de la pobreza, por ejemplo, es un concepto desarrollado que marca la sensibilidad de estos sectores ante una crisis.    

“Un gran factor de la persecución a las mujeres, a los feminismo y las diversidades es que somos fuente de transformación social, eso no quiere decir que sea el único factor, la diferencia es que la mayoría de la feministas somos muy conscientes de los otros factores, o sea, de la crisis, política y económica. Está muy claro que nuestra mirada es absolutamente económica”, indica.

La negación de la brecha salarial y de las problemáticas de género en su totalidad muestran a un gobierno electo con la legitimación necesaria para accionar en contra o activar desidia en políticas públicas claves para frenar la desigualdad.  

“Si la lectura tanto de los periodistas como de los intelectuales no sólo de la derecha, sino progresistas populares, peronistas y en muchos casos también mujeres de ultraderecha es de ningunear las cuestiones de género, entonces el problema es aún mayor. En el discurso público vuelve a prevalecer la mirada y la palabra de los hombres”, sostiene Peker.

Las ideas de los movimientos feministas no son ideas que sólo buscan mejorar la calidad de vida de las mujeres y de las disidencias sino de toda la sociedad en su conjunto. “Creo que el liberalismo internacional puso foco en Argentina para frenar todo un momento poderosísimo en América Latina y es básicamente porque el feminismo es la última experiencia política capaz de transformar la realidad. O sea, no creo que sea solo por la agenda, por los derechos que consigue o por las banderas que defiende, sino por la capacidad de transformación social”, advierte la especialista.

En el año 2018 Thelma Fardín estuvo al frente de una revolución social que cambió la forma en la que se ve, se trata y se condenan los abusos sexuales en nuestro país. Esta transformación no pasó desapercibida, las redes se transformaron en un espacio de violencia exponencial hacia todos los movimientos implicados en la denuncia.

Luciana Peker fue una de las periodistas que acompañó a Fardín para poder atravesar el largo camino de la justicia y así denunciar que había sido abusada a sus 16 años por el actor Juan Dartés. La exposición que obtuvo a cambio fue muy poco favorable para su salud mental ya que las amenazas comenzaron a ser frecuentes y la persecución online nunca cesó.    

“Creo que hay un plan sistemático para atacar a Thelma Fardín, a mí y a todas las personas que colaboramos con la causa. Bueno, este plan está planeado desde el auge del feminismo en Argentina y logra el objetivo de destruir las posibilidades de voz pública de las mujeres y las disidencias. Hoy se ponen en riesgo los derechos más importantes que hemos conseguido y creo que esa finalidad no está dada sola por derogar esas leyes sino por una venganza y una humillación pública, una caza de brujas muy clara a quienes hemos incidido muy claramente para transformar la sociedad”, analiza Peker. 

Que los movimientos feministas modificaron desde la última ola a la sociedad no se puede negar. No hace falta concentrarse sólo en las políticas públicas conseguidas sino analizar el cuadro completo, el discurso social hoy entiende a la opresión de género de forma muchísimo más clara.   

Lo irónico es que esos sectores que odian al feminismo aceptan que las cosas cambiaron, pero no cambiaron solas, las cambiamos nosotras y es por eso que nos están persiguiendo. Para que no sigamos dando el ejemplo de que se puede modificar la historia”, reflexiona la periodista.


LO QUE VIENE

Las elecciones que dieron como ganador a Javier Milei esconden detrás de ese 56% una legitimación incuestionable respecto a los actores válidos y los actores rechazados. Los movimientos feministas se ubican en el segundo grupo y los discursos de odio y machismo se reproducen.

Si bien antes la sociedad negaba las desigualdades, hoy son hasta reivindicadas con argumentos capciosos y confusos que empantanan debates que creíamos ya saldados
“Creo que van a subir las situaciones de violencia y de femicidios y no sólo por la falta de políticas públicas, sino por el incentivo y el aval a la violencia machista. Creo que ya hay una ola de impunidad en relación a los abusos sexuales por ejemplo, la mayoría de los casos emblemáticos de la Argentina en el último año han sido todos con sentencias de impunidad. Ahora están premiados y no hablo solo de La Libertad Avanza, hablo de la izquierda, la derecha, el peronismo, el liberalismo, el macrismo, el cristianismo. Se vuelven a avalar situaciones de abuso y de machismo explícito”, sostiene.

Argentina fue en esta última década un país punta de lanza de los derechos de las mujeres. El aborto legal consiguio ubicar a nuestro país como pulmón de lucha de toda la región. El pañuelo verde, contagioso, se replicó en el mundo entero. Hoy con el triunfo de la derecha queda claro que cuantos más derechos se conquistan, más duras son las resistencias.

“El disciplinamiento argentino es un disciplinamiento que va a tener mucho impacto en América Latina y también en Europa, especialmente en España y en países hispanos. Porque es una idea del disciplinamiento de la derrota y de costos altísimos para quienes se oponen de un retroceso fenomenal. Todo lo que sucede puede generar que sean más cautos los movimientos feministas en el avance de derechos sexuales y reproductivos  en el mundo entero porque quedan demonizados por la derecha con el absoluto guiño de los machismos de izquierda, del progresismo y de los sectores peronistas que también son machistas”, finaliza la experta.

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