El gobernador Alberto Rodríguez Saá llegó al final de su largo mandato en su peor momento político, con la provincia ubicada entre las más pobres del país y viendo licuado el poder partidario que concentró durante más de 40 años en esa provincia cuyana.

El 10 de diciembre deberá entregar el poder a Claudio Poggi, quien ganó las elecciones de la mano de Juntos por el Cambio. El futuro mandatario es un viejo conocido de la familia Rodríguez Saá, ya que a instancias de Alberto y Adolfo (ahora enfrentados), llegó a la primera magistratura puntana en el año 2011. Tras dejar el poder en el 2015, decidió romper filas y pasó a militar en Cambiemos y más tarde en Juntos por el Cambio, siempre de la mano de Mauricio Macri.

San Luis fue durante buena parte de este siglo un ejemplo a seguir por los demás Estados provinciales, con una infraestructura vial y lumínica de vanguardia, pionera en desarrollo tecnológico y con índices irrisorios -por lo bajos- en pobreza y desnutrición infantil. Incluso durante muchos años su Instituto de Estadística era tomado como uno de los más serios y confiables de la Argentina, en épocas en las que el Indec era vapuleado por la adulteración política de las cifras de inflación.

Pero con el paso del tiempo y los años, la situación comenzó a desdibujarse, y 2023 encontró a Rodríguez Saá en su peor momento, con cuatro derrotas electorales en fila (gobernación, PASO, generales del 22 de octubre y balotaje). Precisamente en esta reciente segunda vuelta el todavía gobernador tenía depositadas las últimas esperanzas de conservar algo de poder.

La justicia provincial ya le había puesto freno a sus intentos por incorporar a la planta permanente de empleados a cientos de militantes que le respondían políticamente, en tanto la Legislatura local hizo lo propio cuando intentó a través de una ley urgente crear decenas de puestos gerenciales en el parlamento puntano.

El gobernador electo, Claudio Poggi, mantuvo días pasados una reunión con el abogado Pablo Lanusse, para analizar eventuales responsabilidades legales y administrativas en los últimos actos llevados a cabo por la gestión Rodríguez Saá.

En este contexto, el gobernador aspiraba a una victoria de Sergio Massa, ya que eso le hubiera permitido eventualmente acceder al control de las oficinas provinciales de PAMI, ANSES y Correo Argentino, que manejan importantes recursos económicos y humanos. La victoria de Javier Milei lo dejó sin esas fuentes del financiamiento, con las cuales hubiera enfrentado de otra manera los próximos cuatro años, en los que sin ninguna duda comenzarán a aparecer nuevos líderes en el peronismo provincial.

La foto con la que Alberto Rodríguez Saá deja San Luis no es con la que siempre soñó para su provincia, donde los últimos datos difundidos por el INDEC, antes del comienzo del período electoral, dan cuenta que el 35 por ciento de las personas son pobres, y que el 5 por ciento indigentes.