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¿Por qué la comunidad judía no marchó en el día del orgullo LGBTQ?

La última marcha fue de las más multitudinarias. Más de 1 millón y medio de personas participaron bajo consignas en contra de la ultraderecha que avanza a paso firme pero en el desfile de camiones, faltó uno que por primera vez existiría: el de la comunidad judía. ¿Qué pasó? ¿Por qué decidieron no desfilar? En esta nota te lo contamos.  

¿Por qué la comunidad judía no marchó en el día del orgullo LGBTQ?

Por primera vez en 32 años, la comunidad judía de nuestro país iba a tener una carroza en la marcha del orgullo. No sucedió. El conflicto Israel-Palestina atraviesa tanto la historia de esta colectividad en todo el mundo que, al no estar garantizados los cuidados necesarios, decidieron bajarse de la organización.

Pero, ¿cuál es la situación en nuestro país? ¿Qué pasa en Argentina con el avance del antisemitismo? ¿Cuáles son los riesgos y los miedos que atraviesa la comunidad?

Para entender el panorama complejísimo que vive el judaísmo local, entrevisté a una de las organizadoras, activista judía lgbtq, Mariana Radisic Koliren y a Gustavo Michanie, activista de Judíos Argentinos Gay.

EL TEMOR SE APODERA DE LA ESCENA

“La situación de los judíos en Argentina es muy delicada. Por un lado estamos todavía llorando y haciendo el duelo de los más de 1.400 personas que fueron asesinadas a sangre fría por el grupo terrorista de Hamas y por el otro lado muchos judíos que nos identificamos con una postura humanista estamos sufriendo la pérdida de vidas humanas que está sucediendo en Gaza”, sostiene Mariana.

Desde el comienzo de la última escalada de la guerra entre Hamas y el estado de Israel, la expresión de solidaridad se complejizó. El panorama, minado de fakenews y de desinformación, aumentó significativamente el odio hacia el judaísmo en el mundo entero.

Hamas es un grupo terrorista que no necesariamente representa a Palestina, ergo, Hamas no es Palestina. Aún así, en esta guerra, mueren civiles de forma cruenta de ambos lados y se presenta la incomodidad a la hora de posicionarse. Si hay una muestra de solidaridad hacia el pueblo judío, se invisibiliza la matanza en la Franja de Gaza y si la posición es inversa, hay antisemitismo. No es un tema lineal ni simple.    

“Lo que estamos viendo es que en este conflicto en el cual la amplia mayoría de los judíos argentinos no tenemos posibilidad de decisión ya que somos judíos argentinos y no judíos israelíes es que está empezando a impactar nuestras vidas personales”, indica Radisic Koliren.

Un edificio en el barrio de Caballito marcado con la estrella De David.

Argentina es un país en donde existe el diálogo interreligioso, algo muy poco visto en otros países del mundo y si bien nuestro país vivió dos atentados terroristas contra la comunidad judía, quienes viven aquí, aseguran que es uno de los lugares más pacíficos para hacerlo. Al menos hasta ahora.

“Este es uno de los únicos países que tuvo dos tipos de terrorismo, uno durante los 70 el terrorismo de Estado, que se inició en el 1976 hasta 1983, ya todos sabemos la historia con 30.000 desaparecidos de los cuales 1.900 eran judíos y también a esta lista se suman 400 Lgbtq+. Luego en los años 90 el terrorismo internacional, con los ataques en la Embajada de Israel en 1992 y el Edificio de AMIA en 1994, dejando 112 muertos entre ambos atentados y cientos de heridos. Ahora persecución por ser judío, creo que no hubo hasta hoy que nuestra insignia se transformó en algo que tenemos que ocultar por nuestra seguridad. Nunca habíamos vivido eso acá”, advierte preocupado Gustavo.

Desde que este conflicto comenzó hace un mes aumentó el nivel de antisemitismo en todo el mundo, en el Reino Unido más de 1000%, en Estados Unidos más de 400%. “Argentina no es la excepción. Han habido amenazas de bomba, casas marcadas, han habido muestras de odio judío en manifestaciones públicas pro palestinas y principalmente ha aumentado el discurso antisemita de una manera muy alarmante en todo el territorio nacional”, advierte Mariana.

MINORÍA DE MINORÍAS
 

Si bien todos los años la marcha del Orgullo tiene un peso político clave, este año y con una neoderecha cada vez más cerca de la presidencia, la presencia de la primera camiona judía entusiasmaba.

“Para nosotros es muy importante contar con una visibilidad plena de todas nuestras identidades. Este año por primera vez contábamos con los fondos y la voluntad para hacerlo, mientras estábamos en plena organización de la marcha comenzó el conflicto y realmente hemos visto que las organizaciones principales de la comunidad judía, la AMIA y la DAIA estaban recomendando no hacer eventos abiertos al público entonces decidimos no hacerlo”, explica Mariana.

Por su parte, Gustavo agrega: “Tampoco estamos para celebrar, sabiendo que hace un mes atrás en una fiesta por La Paz, Hamas mató a más de 250 jovenes, solo por ser judíos. Entonces ¿qué podíamos estar celebrando el la Marcha del Orgullo? El hecho de ser libres es también poder mostrar nuestra Identidad y/o orientación sexual, también esa manifestación es poder vivirla desde tu ser judío, como parte de quien uno es. Decidimos no hacerlo por seguridad y por el temor a ser objeto de agresiones, la situación no era muy confortable”.

El 13 de octubre el movimiento de Hamas hizo un llamamiento a todos sus integrantes para atacar a judíos y judías en el mundo entero. Por primera vez en muchos años, tal vez por primera vez desde la explosión de la AMIA, los y las judías argentinas sienten que deben ocultar su identidad por miedo. “Para nosotros es una tragedia absoluta que en un país libre y plural como lo es la Argentina tengamos que andar ocultándonos por miedo a que sea violenta en nuestras identidades, pero lamentablemente es ese al punto al que hemos llegado”, indica la entrevistada. 

La fundación del estado de Israel en 1948 siempre estuvo atravesada por distintos conflictos y, como todo tema complejo, no existen sólo dos opuestos sino mil matices. “Los judíos somos nada más que un 0.2% de la población mundial, nuestras voces están siendo ahogadas por las voces de otras personas que no tienen información sobre el conflicto, que no conocen la historia del territorio y mucho menos entienden las complejidades y las sutilezas de un conflicto que lleva siglos. Al no comprender esa sutilezas se emiten mensajes que son lisa y llanamente desinformación y antisemitismo. Realmente hay mensajes que son muy preocupantes en las redes sociales y que se están traduciendo en violencia real sobre nuestras comunidades”, indica Mariana. 

Alrededor de la desinformación, la figura “sionista” queda asociada a un estado de Israel que bombardea civiles palestinos cuando la teoría indica que es sionista quien cree en la autodeterminación del pueblo judío en su tierra. “Ser sionista no implica estar en contra de un estado palestino, solamente implica estar a favor de un Estado judío, pero lamentablemente se ha elevado la posición de que el sionismo es una doctrina genocida en sí misma y eso no es así”, aclara la especialista.

LA RESPONSABILIDAD MEDIÁTICA


En todo conflicto bélico la importancia de cómo se relatan los hechos es clave. En épocas en donde la información de dudosas fuentes inunda las redes sociales, el periodismo cumple un rol fundamental y los datos no chequeados pueden generar desastres

“Los medios inmediatamente utilizaron a Hamas como una fuente autorizada de información. Hamas dijo que Israel había bombardeado un hospital y eso tuvo consecuencias fatales sobre la comunidad judía, porque al día siguiente de que los medios reportaron esta noticia hubo asesinatos, hubo destrucción de sinagogas en todo el mundo y finalmente resultó que era un cohete fallido que había sido tirado desde la Franja de Gaza”, explica la activista. 

Para poder entender y generar responsabilidad ante una problemática que preocupa cada vez más, Mariana llama a la reflexión, no sólo a los medios de comunicación sino también a la sociedad entera. “No hay que tomar a las fuerzas de seguridad israelíes o Hamas como fuentes verdaderas, sino justamente hacer buen valor del ejercicio periodístico porque en este momento la desinformación nos está costando la vida”, finaliza.