La contundente e inesperada derrota de Diego Kravetz, el candidato a la intendencia de Lanús de Juntos por el Cambio, que fue vencido en las elecciones del domingo 22 de octubre por el camporista Julián Álvarez, provocó una implosión en la estructura municipal que consolidó Néstor Grindetti desde el año 2015 en ese municipio del sur del conurbano bonaerense.

La victoria de Unión por la Patria, con más de 10 puntos de ventaja, fue festejada como propia por la mayoría de la planta municipal, que nunca terminó de confiar en los funcionarios que llegaron de la mano del presidente de Independiente y ex candidato a gobernador de Juntos por el Cambio.

Precisamente, el más cuestionado por su pasado “porteño” fue Diego Kravetz, a quien además le jugaba en contra su pasado como presidente del bloque de legisladores de la Ciudad de Buenos Aires del kirchnerismo. Para los concejales opositores, y también los gremios municipales afines, siempre se trató de alguien ajeno al territorio, y lo apuntaban por haberse ido del peronismo al macrismo en los tiempos de sequía de poder.

Con su particular estilo e impronta, Kravetz supo advertir que buena parte de la sociedad estaba cansada de los hechos de inseguridad y reclamaba mano dura contra la delincuencia.

A Kravetz, quien en muchos hechos de inseguridad en Lanús asumió a título de personal el rol que le compete a la policía, e incluso intervino en una oportunidad en la detención de un delincuente, esta política no le terminó de rendir sus frutos.

También es cierto que no fue el único responsable de la derrota, ya que buena parte de culpa la tiene (y asume en privado) el propio Grindetti, a quien la renuncia del periodista Fabián Doman como presidente del club Independiente de Avellaneda lo obligó a pedir licencia en la municipalidad en varias oportunidades.

Si bien Grindetti nació y se crió en Lanús, buena parte del electorado local nunca lo consideró como uno de los suyos, ya que continuó con su domicilio particular en Caballito, con fines de semana en Pilar, e incluso durante la etapa más dura de la cuarentena por el Covid permaneció varias semanas sin concurrir a la sede comunal.

De todos modos, la realización de algunas obras públicas típicas del sello PRO, como mejoramiento del alumbrado, limpieza de arroyos, o el desarrollo de la zona comercial y gastronómica conocida como Lanusita (en respuesta a la vecina Las Lomitas), le permitieron retener el municipio en el 2019, aunque por un escaso margen.

La victoria de Álvarez en estos comicios envalentonó a los empleados municipales, que realizaron batucadas, festejos y brindis en todas las dependencias, con cánticos variados hacia sus jefes políticos. Precisamente muchos de esos cantos, al mejor estilo cancha de fútbol, estaban referidos a los secretarios, subsecretarios y directores que llegaron de la mano del PRO y que tenían pasado político en la ciudad de Buenos Aires.

Incluso en sectores sensibles, los empleados se organizaron para evitar cualquier intento de destrucción o retiro de documentación, especialmente en las áreas contables y jurídicas.

Ante esta situación, algunos dirigentes que acompañarán a Álvarez a partir del 10 de diciembre evalúan que la transición no será sencilla, especialmente si el PRO local decide mayoritariamente acompañar a Javier Milei en la segunda vuelta.

La nueva administración exigirá una rendición pormenorizada de las cuentas municipales, ya que si bien descuentan que Grindetti siempre se manejó con mucha rigurosidad y claridad en los números, su nominación como presidente de Independiente y luego como candidato a la gobernación, le restó tiempo para seguir manejando con mano férrea las arcas locales.

Por su parte, Grindetti suena como uno de los posibles candidatos a ocupar la Jefatura de Gabinete porteña o la presidencia del Banco Ciudad, lugares en los que podría estar acompañado por el propio Kravetz, lo que descarta ya de por sí una nueva incursión esta dupla política del otro lado del Riachuelo.