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Filo.explica│¿Hasta dónde llegará la inteligencia artificial?: ¿la humanidad está en peligro?

¿En qué estado está esta tecnología? ¿Cuánto más puede llegar a avanzar? ¿Qué dilemas éticos se plantean con su uso?

Filo.explica│¿Hasta dónde llegará la inteligencia artificial?: ¿la humanidad está en peligro?

En las últimas décadas, la tecnología avanzó a un ritmo vertiginoso. Pero vertiginoso posta, eh. Y la inteligencia artificial parece ser, ahora mismo, uno de los grados máximos de esos avances. En particular, en las últimas semanas todo el mundo está hablando de esto. En parte, podría decirse que este furor empezó con la difusión masiva del Chat GPT, que ya llegó.

Realmente: ¿hay que tener miedo de un chat? La respuesta es no. El chat GPT es solo un poquito más que Google con una interfaz más amable. También es cierto que el GPT puede aprender de las conversaciones que mantiene con los usuarios, lo que le permite superarse. Si Google dominó el mundo indexando páginas, el CHAT GPT, además de indexar todo el contenido, lo que está haciendo es dar una respuesta aun más masticada. 

Hace poco Keanu Reeves bromeó con que en el futuro seguramente una inteligencia artificial sería la encargada de hacer las preguntas de una entrevista. Si uno se toma el trabajo de pedirle al CHAT GPT que genere esas preguntas para Keanu, enseguida la pantalla se llena de preguntas, pero las preguntas son un embole. 

Ese es el estado actual de la Inteligencia Artificial. Hoy es una tecnología que sabe distinguir entre la foto de un gato y la de un perro porque ha sido alimentada con millones de imágenes y reconoce patrones en ellas, no porque conozca de verdad lo que es un animal y lo distinga. 

Sin embargo, voces de la academia, la educación y el mundo del periodismo salieron a advertir sobre el peligro del CHAT GPT.  La Universidad de Stanford, por ejemplo, declaró al New York Times que decenas de estudiantes usaron el CHAT en sus exámenes. 

Otra de las polémicas más fuertes en torno a la Inteligencia Artificial tiene que ver con el uso de programas o robots para selección o control de personal. La agencia de reclutamiento sueca TNJ, junto con la empresa Furhat Robotics, inventaron un robot que hace entrevistas de trabajo. Te lo venden como un robot amable y progresista pero da mucho miedo. 

La IA sirve también para vigilar trabajadores. En los galpones de Amazon, donde los empleados deben correr de un lado a otro como en un programa de premios para poner los productos en casilleros, la empresa instaló un sistema de reconocimiento facial que elabora un ranking de productividad de los laburantes. En estos casos el problema claramente no es la Inteligencia Artificial sino los dueños de la empresa que echan mano a estas herramientas amparándose en cierta “objetividad” y “justicia” que emerge de la condición de las máquinas.

Recientemente más de 1000 expertos, entre ellos Elon Musk y Steve Wozniak, co fundador de Apple, publicaron una carta abierta donde piden que las empresas que desarrollan inteligencia artificial "pausen de inmediato, durante al menos 6 meses, el entrenamiento de los sistemas de inteligencia artificial más potentes”. El parate es necesario, por varios motivos, aunque viniendo de donde viene es probable que el pedido no tenga tanto que ver con dilemas éticos sino simplemente con derechos de propiedad y beneficios económicos. 

Por otro lado, mucho de lo que hoy se llama inteligencia artificial son páginas web con herramientas que agilizan el trabajo de diseñadores, editores, periodistas, etcétera. Esas herramientas, en general, no son una estricta novedad. Simplemente antes eran programas pequeños, llamados PLUG INS, que uno podía comprar para agregar a un editor de video, de fotos o  de sonido. La novedad es que ahora los software de edición ya están en línea y con sus mil funciones repartidas en distintas webs donde, para usar el servicio, debés pagar una membresía. 

Así como pasó con los fotógrafos profesionales y la llegada del celular con cámara, hoy la inteligencia artificial pone al alcance de todos herramientas cada vez más sencillas para generación de contenidos. Pero tengamos algunas precauciones también. Los videos o imágenes generados por inteligencia artificial pueden provocar problemas de verosimilitud, como pasó con la famosa foto del Papa Francisco con campera.

La inteligencia artificial presenta peligros, es cierto, pero también puede ser de gran ayuda en tratamientos médicos y en distintos usos científicos. Las innovaciones tecnológicas siempre necesitan miradas éticas y leyes para que los beneficios se repartan siempre entre la mayor cantidad de personas posible. Ya sean usuarios o generadores.

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