Si el primer día del Cosquín Rock 2023 había tenido una buena cuota de rock, cumbia y electrónica, el segundo no podía ser menos. Con hincapié en lo emotivo y lo experimental, el cierre del festival puso a su público en el lugar más alto al que la música puede llevar a uno y, encima de eso, le sumó un increíble paisaje entre medio de las sierras.
El calor de la tarde no impidió que el predio de Santa María de Punilla se llenase desde temprano. Sea para recorrer lo que el día anterior no se pudo o ver artistas como The Colorated, Manu Martínez, Cruzando el Charco o Jóvenes Pordioseros, la tribuna cosquinera ya estaba lista para más.
Sin dudas una de las grandes atracciones de la tarde era Fito Páez y la celebración de los 30 años de "El amor después del amor", disco clave del rock nacional y latinoamericano. Todas las preparaciones parecían centrarse en que el rosarino tocaría 18.45 en el Escenario Sur, cómo llegar a tiempo para conseguir un buen lugar, hidratado y, de ser posible, lejos del sol.
Haciéndose esperar un poco, y aggionardo a los tiempos que corren vestido en un conjunto de Nike amarillo flúo y con celular en mano, Fito apareció cantando el tema que le da nombre al disco. Desde ese momento, no paró de deleitar al público que, sean niños o adultos mayores, cantaban las letras con pasión por igual.
No por nada habrá elegido Páez ese horario: el atardecer anunciándose detrás de las sierras y él cantándole al amor. Impagable.
Mientras tanto, justo del otro lado del predio, Las Pastillas del Abuelo hacían un poco lo mismo pero en clave rock barrial y con trapos y manos agitándose en lo alto.
Por su parte, los Bándalos Chinos se adueñaron del Escenario Montaña con la tranquilidad de haber girado por escenarios de Latinoamérica y España toda con un repertorio que con el sonido de ese stage sonaba exquisito.
En ese mismo sector tocaría luego un Babasónicos tan aceitado como hipnotizante y con un Dárgelos especialmente a gusto consigo mismo.
Del escenario Norte sorprendería un Ciro esta vez unido no sólo a Los Persas sino también a la Orquesta. Tomando el espectáculo que presentó en la cancha de Vélez, el ex Los Piojos no escatimó en esfuerzos y tiñó su setlist de drama y profundidad, algo que poco se ve en los festivales.
En el lado opuesto, Dillom hacía su debut en uno de los escenarios principales a tan sólo un año de haber tocado por primera vez en el festival en una de las carpas laterales.
Mucho efecto de humo, teatralidad en los movimientos del cantante y el mashup de "Una vela" de Intoxicados + el propio "Rili Rili" que nunca falla, menos en un Cosquín Rock.
Otro miembro de la crew llamada Rip Gang a la que pertenece Dillom se estaba preparando del otro lado: Taichu, que con su presencia se comió todo el escenario Paraguay, quedándose para nada chica post show de El Doctor, otro pesado de la escena.
Para muchos, el cierre de la noche lo dieron el dúo implacable de Ca7riel y Paco Amoroso. Ambos con sacos, el último color amarillo flúo y probablemente de charol. Poco le duró el suyo a su compañero, la pata más hardcore de la dupla, que acostumbra a quedarse con el torso desnudo en medio de sus encendidas presentaciones
El setlist fue un balanceado pase entre las canciones de amor y sexo de Paquito y las de lo que sea a lo que le canta Cato. Sus momentos más altos fueron claramente en conjunto, con la pesadísima "Jala Jala", "Cono Hielo" y su referencia al fernet que en suelo cordobés hizo explotar al público, y la tecnosa "Para Afuera".
El contacto medido pero cercano y muy digno de ellos con el público rememoran de aquellos días de 2019 en que el dúo llevaba su mismo público a Niceto Club, el Centro Cultural Recoleta o incluso la ex ESMA, siempre a darlo todo y con su público dándolo todo junto a ellos.
Para otros, el cierre fue de Las Pelotas que desplegaron su extenso repertorio y charlaron bastante con un público cansado pero presente y sobre todo masivo. Y finalmente para los que aguantaron post 1 am, Tiësto fue su clausura gloriosa. Bien arriba para terminar un fin de semana caluroso, convocante, y en lo más alto: disfrutando de música de a montón.