Lisandro Aristimuño hizo vibrar al Gran Rex con sus “máquinas y guitarras”
Oriundo de Viedma, Lisandro es músico, compositor, productor y fundador de su propio sello discográfico Viento Azul. Con 8 discos de estudio, 4 en vivo y 2 de proyectos alternativos, el artista rionegrino se presentó en Buenos Aires tras su paso por Europa, y se prepara para recorrer el país en los próximos meses. Por si fuiste y querés revivirlo, o si te lo perdiste y querés conocer cómo fue la experiencia Aristimuño, te lo contamos en esta nota.
Pasadas las 21 horas y con un público ansioso, Lisandro Aristimuño subió al escenario de un Teatro Gran Rex completamente sold out. La invitación del artista rionegrino de 43 años era clara: SET 1 es un unipersonal donde los protagonistas son él, sus instrumentos y su alma.
En un viaje por 21 canciones de su repertorio, Aristimuño consigue captar y mantener la atención de su público con los nuevos interludios y arreglos que le hace en vivo a sus temas ya conocidos. La propuesta es dejarse llevar; como el público no tiene manera de anticipar cuál será la próxima melodía que tocará, la sorpresa es inexorable y el doble de satisfactoria.
Tras un poema de Estela Figueroa que leyó la voz de Mercedes Morán en off, la noche empezó con una pregunta contundente: “¿Cómo voy a hacer para ser más libre?” se pregunta Lisandro en Señal 1. ¿La respuesta? Ya llegará, como luego llegaron Tres Estaciones, Para Vestirte Hoy y Sombra 1. Cuando fue el momento de Green Lover, la tensión musical ya era palpable: “Hoy vienen por mi, Green lover/ Hoy hablan de mi, Green lover, corre!”.
Cuando Me Hice Cargo de tu Luz empezó a sonar, se condensó la alegría de estar escuchando la canción en directo y el alivio de que, en efecto, eso estaba sucediendo. El toque novedoso fue que al escenario se sumó CUERPO (@c.u.e.r.p.x), un grupo de jóvenes que practican percusión corporal y complementaron los instrumentos del cantante.
Lisandro es más bien tímido y cauteloso con sus palabras, no se priva de hacer un chiste si lo amerita pero la verborragia no es un defecto que se le pueda atribuir. Dicho esto, con el lenguaje de la música como bandera se van las inhibiciones, y cuando está sobre el escenario es un artista que comunica todo el tiempo de forma clara y vehemente.
La voz de Morán sonó nuevamente y esta vez leyó un fragmento del poema “La enamorada del muro” de Figueroa: "Sólo una loca pudo enamorarse de un muro/Un muro no habla/No escribe cartas/No florece/Cubierto totalmente por las hojas deja de ser visible".Hojas de Camino, del disco Ese asunto de la ventana fue la próxima canción. Y después, por primera vez en toda la noche, Aristimuño abandonó el centro del escenario y con el micrófono de pie se ubicó a un lateral de las tablas para interpretar Hijo del Sol. Ya más en confianza, bailó como en su casa con la guitarra pegada al cuerpo.
Loop, Tu Nombre y el Mío, El Búho y Algún Lado fueron las siguientes canciones, y al igual que su repertorio, su público también es heterogéneo; personas de todas las edades, en familia, grupos de amigos, parejas, nadie quiere perderse lo que tiene para cantar. Eso sí, hay una sola regla que nadie enunció pero todos acordaron de manera tácita: cuando él canta, no vuela una mosca.
Las ganas de escucharlo cantar superan el deseo propio de entonar la canción, por eso entre una melodía y otra, mientras él cambia de instrumento, los aplausos contenidos no tardan en llegar. Los aplausos y las fervientes expresiones de cariño— porque en las dos horas que duró el show decenas de personas aprovecharon esos segundos entre tema y tema para transmitirle su amor y admiración. Él sonreía sin acusar recibo.
Luego, presentó a un primer invitado, el saxofonista Mato Ruiz con quien tocó Blue y posteriormente fue el turno de León Giego, a quien acompañó en Príncipe Azul del disco De Ushuaia a La Quiaca 1 del intérprete santafesino.
Al presentarlo, el cantante patagónico manifestó no sólo su admiración artística, sino el compromiso social de Gieco, algo que a él lo interpela de cerca. Días atrás, había declarado a Filo.News: “Yo hago mucho hincapié en los derechos humanos, es lo que más me moviliza y defiendo, sobre todo la democracia y los derechos humanos. Cuando eso se rompe no estoy para nada de acuerdo. Hay que cuidar al pueblo”.
Antes del final cantó Azúcar del Estero, su canción más popular en Spotify con más de 12 millones de reproducciones, y le siguieron Tu Corazón y Pozo. Y la canción número dieciocho fue La Última Prosa, popular por su mítica frase “la buena noticia sos vos”. Lisandro abandonó el escenario pero como las luces permanecían apagadas, la gente sabía que aún quedaba un poco más.
Finalmente regresó para despedirse con los tres últimos temas de la noche: How Long, donde las palmas de la gente marcaron el ritmo. Vida, la cual se la dedicó a su hija Azul y a Clara, y Canción de Amor, una de las más esperadas por el público. “Buscaré más flores para darte mi canción” fue el último verso que Lisandro cantó en el Gran Rex y luego recibió los aplausos del público, que desde la primera hasta la última fila se puso de pie.
Lisandro Aristimuño próximamente se presentará el 20 de octubre en Bahía Blanca y el 21 en su Viedma natal. Luego, la agenda del siete veces ganador del Premio Carlos Gardel continúa en Montevideo, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Mar del Plata, Tandil y Rosario. Toda la información sobre fechas y entradas está disponible en su sitio web lisandroaristi.ar.