“Ha llegado el momento, y yo seré mi héroe”; con esa frase, Francisca Valenzuela se confiesa en “Héroe”, una de sus últimas canciones. En un video que la muestra con el sable en la mano y al frente de una tropa lista para la batalla, el tema apuesta a descubrir toda esa valentía que lleva adentro para encontrarnos a nivel personal e introspectivo como colectivo. 

Así lo reconoce la artista, en diálogo con Filo.News: “Es la canción que representa la transición de un lugar oscuro y dañado hacia un lugar de fuerza, luz y resiliencia. La idea de la fortaleza tiene varias dimensiones: la fortaleza que tenemos todos dentro para salir adelante, para transformar, crecer, cambiar; la fortaleza como el espacio sagrado que uno crea donde está protegido y acogido, de la resistencia, de la vulnerabilidad y emocionalidad”.

Francisca comenzó a estudiar música cuando tenía siete años. A los diez, ya tocaba guitarra acústica, estudiaba piano clásico y daba sus primeros pasos en la composición. Creció en Chile, con un destino innato que le recorre la sangre y que la iba a consagrar como una de las voces femeninas más prometedoras de la escena.

Luego de "Muérdete la lengua" (2007), "Buen soldado" (2011) y "Tajo abierto" (2014), la artista lanzó su nuevo material discográfico, “La Fortaleza”, que lo define como un “manifiesto pop” que recorre la soledad, la inseguridad, el autodescubrimiento y auto-empoderamiento, el amor, el entregarse, el placer, la resiliencia, que explora la esencia e identidad propia que la identifica en el presente.

Si de empoderamiento se trata, se puede hablar de todo su trabajo arriba y abajo del escenario. Así lo demostró con la dirección de la plataforma “Ruidosa”, el festival feminista latinoamericano interdisciplinario que busca destacar a las mujeres en industrias creativas. Para eso, organizan paneles, festivales, seminarios, talleres, contenido, charlas y más.

Las investigaciones del portal fueron claves para mostrar una cruda realidad:entre 2016 y 2018 hubo entre un 14 y un 20% de participación femenina en festivales argentinos. Este dato fue fundamental para la difusión de la Ley de Cupo Femenino en los escenarios, la cual se aprobó a finales del año pasado.

“Nuestro objetivo es decir que no hay una sola manera de ser mujer y ser exitosa, que es importante y fundamental que haya diferentes tipos de mujeres haciendo diferentes cosas, y que debemos darnos cuenta cuando hay ausencia de diversidad. No se trata de que hayan muchas mujeres siempre, sino darse cuenta cuando falten mujeres, disidencias y minorías”, cuenta a este medio.

Esa lucha continúa en su música, donde plasma diferentes temáticas sociales: "Mis canciones tienen reflexiones sobre desigualdad, diversidad, feminismo, el patriarcado, y más". Se trata del reflejo de su esencia, combativa y revolucionaria que no deja de inspirar a cientos de personas.

Justamente, fue protagonista en primera persona de la revolución social que se vivió en las calles de diferentes ciudades de Chile, en contra de las medidas y la represión propagadas por Sebastián Piñera.

¿A qué se debió esta situación? “En el país se instaló un sistema neoliberal extremo. Incluso el agua es un bien privatizado. Y si bien Chile se ha desarrollado en la región, ha sido un desarrollo cojo, unilateral, donde el costo de la vida sube y la mayoría de las personas no les alcanza para vivir una vida digna. Además, tenemos una clase política corrupta, que gobierna por y para pocos, con ideologías conservadoras y ha su conveniencia, y que además operan de una manera muy desconectada de la realidad de la mayoría del país, inconsciente de sus privilegios”, asegura. 

Para la cantante, se trató de un hecho histórico que resaltó las demandas políticas y sociales legítimas en áreas como educación, pensión, salud entre otras. “El gobierno ha sido inepto, indolente, arrogante y sordo y básicamente inactivo y desaparecido. Además, han avalado una represión y brutalidad policial terrible, que continúa hasta el día de hoy”, cuenta.

“Es importante esta revolución porque plantea la necesidad de una vida digna y consentido para todos, donde el bienestar y éxito del individuo convive con el del colectivo, donde el país, gobierno y estado puede garantizar un cuidado y base mínima para la población. Es una revolución de empatía, de feminismo, de hacernos conscientes de nuestros privilegios y movilizarnos por el otro. Es una revolución que busca la transformación de este sistema hacia uno más equitativo, social y consciente, tanto hacia sus ciudadanos como el medioambiente”, afirma. 

¿De qué manera se plasman estas ideas en su obra? “Creo que el espacio que entrega la música en el encuentro popular es importante. Conmueve, activa, nos une”, asegura. Lo cierto es que es solo el principio: “Seguiremos con proyectos, haciendo música, tocando, creando, colaborando”, anticipa.