Marian Gómez estaba con su mujer en un espacio cerrado en Constitución. Mientras aguardaba que deje de llover, fumaba un cigarrillo. En ese momento, un Policía se acercó pidiéndole de forma agresiva y tratándola de "pibe", que apague el cigarro. Ella se resistió, hubo forcejeo y así comenzó, para ella y su mujer, una real pesadilla. 

Este viernes, en el Día Internacional del Orgullo LGBT, Marian Gómez, fue declarada culpable y condenada a un año de prisión en suspenso por la jueza Marta Yungano del Tribunal Oral en lo Criminal nro. 26 de la Ciudad de Buenos Aires.

Gómez fue procesada por la jueza de instrucción María Dolores Fontbona de Pombo por “resistencia a la autoridad y lesiones”. Después de escuchar el veredicto junto a su esposa Rocío Girat, Marian se descompensó a la salida del tribunal. Tras ser atendida, recuperó la conciencia y sostuvo que esta sentencia es lesboodiante, discriminadora y adoctrinadora. Mientras tanto, en la puerta del juzgado, organizaciones LGBTQI aguardaban el resultado y repudiaron el dictamen. 

Para entender qué es el concepto "prisión en suspenso" y por qué dicha sentencia es un golpe duro a una comunidad que recibe constantes violencias sociales, judiciales y estatales, Filo.News habló con la periodista especializada, Sol Rodriguez Garnica. 

"Un año en suspenso significa que no vas a prisión de manera efectiva. En general las condenas que son menores a tres años de prisión son en suspenso y como el sistema cree que no es necesario que vos vayas detenido o detenida, a esta condena se le suman una serie de condiciones que la persona debe cumplir para mantener, justamente, en suspenso esa situación", explica Garnica.

Si bien Marian no irá presa, hay una serie de requisitos que sí deberá cumplir si esta sentencia finalmente queda firme. "Deberá presentarse cuando lo requiera el tribunal, someterse al control del órgano que se encarga de controlar las penas. Si todo eso se cumple, y pasa el tiempo establecido, la pena se da por cumplida", indica la especialista.

Aún así, queda la instancia de apelación ya que la sentencia no está firme. "Una vez que se conozcan los fundamentos y la defensa puede ir a la Cámara de Casacion en lo Criminal y Correccional. Ahí lo que va a hacer la Cámara es llamar a una audiencia en donde se van a presentar las partes y exponer los argumentos. La Cámara, al final de esa instancia, puede decidir si confirma el fallo y la sentencia queda firme o si considera que no se sustenta y corresponde una absolución", explica Garnica.

Esta resolución sucede en el marco del Día Internacional del Orgullo LGBTQI y a cincuenta años de los incidentes de Stonewall, una de las madrugadas más emblemáticas en la historia de la diversidad sexual. Pero eso a la jueza de instrucción María Dolores Fontbona de Pombo no le importó. Tampoco le importó que el oficial que detiene a Marian esa mañana en la estación la haya tratado de "pibe" ni que hayan habido claras referencias peyorativas a su orientación sexual. 

"Creo que fue totalmente parcial la actuación en todas las instancias desde el principio. Nunca tomaron la versión de la defensa en ninguno de los argumentos. Después, cuando la cámara del crimen ratifica el fallo, defienden a la Policía. En ningún momento hubo una perspectiva de genero en este proceso judicial", opina Garnica.

Este dictamen sienta un precedente que puede ser peligroso para uno de los colectivos más discriminados en nuestro país y en el mundo entero. "El colectivo LGBTQI es uno de los colectivos con menos representación dentro del sistema judicial. Lamentablemente tenemos una situación donde la imputación de ´resistencia a la autoridad´ es utilizada para perseguir a ciertos sectores de la sociedad que son discriminados. Es de las más utilizadas para condenar vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales, extranjeros y extranejras. Esta sentencia confirma la persecución que hace la policía a estos colectivos y es la Justicia quien después termina avalándola", finaliza la especialista.