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Estilo #vinos#Maridajes

El arte de maridar vino

Maridaje, esa palabra a la que muchos le escapan a la hora de ponerse los anillos pero que todos aman a la hora del disfrute. Pero... ¿De qué hablamos cuando mencionamos el maridaje con vino?

El arte de maridar vino
El arte de maridar vino | (Foto: Stock Photo Secrets)

El maridaje o acuerdo (como le gusta decir a la gran periodista Elizabeth Checa), es la combinación que se da entre el vino y la comida, en la forma que se relacionan mientras los disfrutamos.

Si bien hay reglas generales cuando de maridajes hablamos, también sabemos que sobre gustos no hay nada escrito. Así que es válido que tomes tu vino favorito con cualquier comida, pero podés correr el riesgo de que el vino tape los sabores del plato o al revés. Lo ideal en un maridaje es que vino y plato se potencien entre si.

Reglas generales

Los vinos blancos van muy bien con pescados, pero hay muchos tipos de vinos blancos como también hay muchos habitantes acuáticos, y varias formas de cocinarlos. Si vas a comer un pescado frito, una muy buena elección sería un Sauvignon Blanc joven, ya que la acidez corta la fritura y te limpia el paladar. Si el pescado no tiene grasa, un Chardonnay Joven lo acompañará muy bien. En cambio, si el pescado es de río con alto contenido graso, va a ser mejor que el vino blanco tenga un paso por barricas, de esta manera ayudara a arrastrarlo por tu paladar. Ahora, si sos fundamentalista del tinto, podes acompañarlos con un Pinot Noir o un Merlot bien ligeros.

A las carnes rojas es mejor acompañarlas con tintos, y de la misma manera que pasa con los pescados, el contenido de grasa que tenga la carne es la que nos va a determinar qué tinto elegir. A cortes más grasosos, buscaremos un tinto más corpulento: tanto el Malbec, Bonarda y Cabernet Sauvignon les van de maravillas. Si el corte es magro, un Merlot será un buen compañero.

¿Y las pastas? Las pastas van con cualquier vino, lo que va a definir el tipo de éste es la salsa que le pongamos. Si la salsa es a base de crema, los blancos reinaran, pero si a la crema le ponés hongos de pinos, un Pinot Noir le va a ir bárbaro. En cambio, con salsas de tomates ligeras, un Merlot o cualquier tinto joven va a estar muy bien. Ahora, si pasamos a los estofados, esos que hacía la abuela por horas burbujeando en una cacerola, los corpulentos que pasaron por barricas son la mejor elección.

Existen maridajes regionales, que se dan por las costumbres y los productos de una región particular. Un gran ejemplo es lo que pasa en Salta, ya que hay pocas cosas más ricas que una empanada salteña con un torrontés, pero... ¿no es que la carne va con tinto? Si, pero en este caso la región es sabia. En Salta brilla el Torrontés, tal vez esa fue la razón por la cual a sus empanadas le agregan esa maravillosa salsita picante, y este vino te refresca el picor que te generó la típica empanada de esta hermosa provincia.

Ayuda

A la hora de tener que elegir, hay una regla básica que te va a ayudar a sacarte de apuros: la de los colores que te dice que a vinos oscuros platos oscuros, y a vinos claros platos claros.

Dato

No siempre la idea es que vino y plato emparden. También hay maridajes por contraste que son maravillosos. ¿Probaste un trozo de queso azul con un cosecha tardía o un dulce natural? Este maridaje funciona con sabores bien distintos. ¿Quién se podría imaginar que un vino muy dulce se llevaría bien con este tipo de queso? Hacé la prueba y vas a ver que se llevan de maravillas.

Estas son simples reglas básicas, lo importante es que seas feliz acompañando tus platos con el vino que más te gusta.

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