La relación de Luciano Castro y Sabrina Rojas estuvo en boca de los medios durante todo el año. A inicios de este 2019, la pareja estaba de vacaciones en Mar del Plata, cuando confirmaron la separación.

Estuvieron dos meses distanciados antes de tomarse unos días en la Costa, aquellos que de todos modos disfrutaron en familia porque "teníamos todas las vacaciones montadas", explicaba la modelo frente a las cámaras.

Antes de que confirmaran el distanciamiento, la cuenta de Luciano Castro fue hackeada, lo que puso aún más la lupa sobre el matrimonio. Sin embargo, Rojas también lo dejó en claro en aquel momento. "En octubre me hackeron Facebook, y también la cámara de la computadora. El hackeo es más común de lo que pensamos", sostuvo en el marco de la misma entrevista.

Finalmente, la pareja decidió darse una nueva oportunidad y a mediados de año atravesaron una dura situación: la publicación de varias fotos íntimas del actor. Ahora, en diálogo con Andy Kusnetzoff en PH: Podemos Hablar, la pareja ahondó en el tema.

"Tenemos una capacidad de diálogo enorme, por más de que muchas veces no sea grato. Es un pacto que tenemos como pareja y lo ejecutamos desde ahí. 'Sentate y escuchame, aunque no te guste'. Eso nos hace muy bien, es sanador", sostuvo Luciano. 

"Si hay amor, vale la pena el diálogo. La pasás muy mal, revolvés mucha mierda, retrocedés, decís 'Esto no se puede', volvés, pero creo que el sanar y poder seguir es eso: el diálogo, la verdad absoluta, y a partir de ahí ver si volvés a elegir. Si no volvés a caer en cualquier momento, porque estás siendo parte de una relación que es una mentira.", añadió Sabrina. 

 ¿Qué sucede cuando ambas figuras son públicas, cómo se maneja la exposición? Así lo explicó la modelo: "En general nunca nos pasó enterarnos en la tele de algo que hizo el otro pero tal vez cuando empieza a hablar mucha gente o a fantasear, te saca un poco la energía de donde la tenés que tener, que es en el diálogo, salvar a la familia y la pareja. Te terminás enganchando de cosas que sabemos que son mentira. Son falsas pero te empieza a agarrar como una desesperación para aclararlo. Después decís: '¿A quién? ¿Por qué?'".

Sabrina añadió que muchas veces "te tenés que preocupar en explicarle a gente que vos querés, cosas que vos tenés claras". "Nosotros en diez años hemos tenido ocho mil crisis y alguna que otra separación. Una vez se nos fue de las manos. Y no me preocupa porque cuando escuchás y hablás, le pasa a todo el mundo. Es insostenible una relación siempre con armonía, es una mentira", manifestó.

La charla entre Luciano y su hijo

Así como existe y priorizan el diálogo de pareja, el actor lo hace con sus hijos, sobre todo con Mateo (18), el mayor de los tres. "Nosotros tuvimos una crisis en el verano. Cada uno hizo lo que quizo, nuestras deudas están más que saldadas pero cuando nos reconciliamos, contamos qué pasó, qué hicimos porque somos públicos y puede saltar. Él así como fue responsable de hablarlo conmigo, también lo hizo con su hijo porque cuando tomó conciencia de lo que había hecho supo que podía suceder que no pasara nada como lo contrario. Terminó sucediendo llegando más a fin de año", explicó Sabrina.

Sobre la conversación, Luciano contó: "Con mi hijo la charla es distinta, es más angustiante que hablar con mi esposa porque uno tiene en la cabeza la responsabilidad de ser padre y pensar cómo puede llegar el efecto rebote a él, qué le puede pasar. Tuvimos una buena charla. Me dijo cosas que no me gustaban pero yo prefiero tener un hijo que me diga las cosas en la cara, aunque sean feas pero de frente y que no me gusten, a que sea sumiso y me diga: 'Papi no pasa nada'. Estoy orgulloso de tener el hijo que tengo".

El actor no pudo disimular las lágrimas en sus ojos. "Yo creo que no hice nada malo y la emoción no es para causar ternura, porque el tema de ser conciente pasa por otro lado; a mí me emocionan mis hijos porque son lo mejor que tengo", cerró.