El día de ayer, el Bayern Munich dio a conocer que Joshua Kimmich, uno de sus futbolistas más importantes dentro de su plantel, no podrá volver a jugar al fútbol al menos hasta el año que viene debido a las secuelas físicas que le sustrajo haberse contagiado de COVID-19.

Y es que, de acuerdo a lo informado por el club bávaro, el futbolista, que se negó a vacunarse contra la enfermedad, sufre unas "infiltraciones pulmonares leves" que no le permiten reincorporarse a los entrenamientos. Debido a dichas secuelas, Kimmich se perderá los partidos que restan de la Bundesliga contra el Mainz 05, Wolfsburg y Stuttgart.

En el escrito difundido por el Bayern Munich, Kimmich aseguró: "Estoy contento de que se haya terminado la cuarentena. Estoy bien, pero todavía no me puedo entrenar a fondo debido a una pequeña lesión en los pulmones. Voy a seguir un entrenamiento de readaptación, tengo muchas ganas de estar de vuelta".

El caso de Kimmich, que también representa a la camiseta alemana junto al seleccionado nacional, generó controversia en el país, ya que declaró tener dudas sobre la efectividad de las vacunas. De hecho, fue en una concentración con el seleccionado bávaro que dio positivo de COVID-19 luego de ser contacto estrecho de Niklas Süle.

A modo de sanción, el Bayern tomó la decisión de no pagarle el sueldo durante los días en que no jugó por la cuarentena, de acuerdo con la regulación actual alemana para los no vacunados. Y es que, durante estas últimas semanas, el Gobierno federal dio a conocer claras intenciones de avanzar hacia la vacunación obligatoria, a pesar de que todavía prosiguen las campañas para motivar a la población a inmunizarse.