Sorpresa. Indignación. Frustración. Son algunas de las sensaciones que recorren el cuerpo de todos los fanáticos del atletismo y en especial del fenómeno Usaín Bolt, pero sin lugar a duda la palabra que resume todos los sentimientos es injusticia.
Tras verse superado en la especialidad de los 100 metros llanos por Gatlin y Coleman, los ojos del Mundial de Atletismo de Londres 2017 estaban puestos en la posta 4x100 que marcaba las últimas dos carreras del jamaiquino como profesional.
Sin problema alguno, durante la mañana inglesa, el equipo de la isla caribeña no tuvo problemas para acceder a la final por la tarde, donde Bolt buscaría su última medalla de oro frente a la amenaza latente de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Con un arranque poco prometedor de sus compañeros, Bolt tenía la tarea de finalizar los 400 metros de la posta con la desventaja sobre los mencionados rivales, sin embargo, ocurrió lo inesperado. A pocos metros de su despegue, el "rayo" sintió un pinchazo en su pierna izquierda y frenó su envión como pudo, desplomándose en la pista.
La victoria de Gran Bretaña en un reñido cierre con Estados Unidos se volvió anecdótico, ya que todos los ojos del Estadio Olímpico cayeron sorprendidos y frustrados sobre el dolor del jamaiquino, acompañado de su equipo
Lejos de poder expresar algo más que tristeza, Usaín Bolt se retiró de pie, como pudo, apenas dejando un aplauso tibio para los fanáticos que lo despidieron con ovación. La pesadilla de cualquier deportista se volvió real, nada más y nada menos, que en el mejor de la historia.