Imparable. Así había iniciado la temporada de polvo de ladrillo Rafael Nadal que se había consagrado en los tres torneos que había disputado Montecarlo (Master 1000), Barcelona (ATP 500) y Madrid (Master 1000), llegando a Roma con 17 victorias consecutivas e invicto. Sin embargo, todo tiene un final.
En el horizonte del español, apareció Dominic Thiem, el joven de 23 años que sorprendió en 2016 con su nivel y se coló en el top 10 con enormes actuaciones en la superficie donde Rafa es rey, llegando con un gran nivel a las finales de los grandes torneos españoles, aunque Nadal fue más que él.
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Esta vez, la balanza se inclinó hacia el otro lado. Comenzado a ser llamado el sucesor de Nadal, al austríaco no le tembló la mano en el tercer cruce en menos de un mes y quemó los papeles de más de uno. Con un contundente juego de su derecha, Thiem dejó sin chances a Nadal y lo derrotó en dos sets (6-4 y 6-3).
Tras la sorpresiva derrota de cara a Roland Garros, Nadal no ocultó su fastidio pero fue concreto y sensato a la hora de declarar. “El análisis es simple. Thiem ha jugado a un nivel muy alto, con una intensidad muy buena", elogió el español.
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Con esta victoria, Thiem cosechó la segunda ante Rafa, aunque sigue por debajo en el hisotrial por tres encuentros. Ahora, deberá esperar al ganador entre Novak Djokovic y Juan Martín del Potro, aunque los que deberían estar preocupados son estos dos porque Thiem es cosa seria y ya está en el séptimo puesto del ranking.