La Cervecería Antares lanzó su primera campaña institucional en su fábrica de Mar del Plata, donde se diseñó un mega mural con el objetivo de dar a conocer el legado que construyeron, la importancia de los valores y la cultura cervecera que iniciaron tres amigos fundadores, Leo, Mariana y Pablo hace 24 años.
La obra fue inaugurada el pasado jueves 11 de noviembre, en el bar de la fábrica (IG @bardelafabrica) de la calle 12 de octubre 7749, Mar del Plata, por la artista marplatense Azul Portillo, quien realizó las ilustraciones del dibujo de ocho por cuatro metros y podrá ser observado por quienes realicen visitas guiadas en el bar de la fábrica.
Antares, a casi 25 años de su creación, nació 1998 en un garage de La Feliz por medio de tres amigos que tenían el deseo permanente de innovar y experimentar con cerveza. Con el paso de los años se transformaron en una marca icónica gracias a que lograron acompañar el desarrollo del paladar de sus clientes y promovieron la pasión por la cultura artesanal.
“Esto es lo que amamos. Y aunque hayan pasado los años, se sigue pareciendo mucho más a un hobby que a nuestra profesión”, explicaron sus dueños, quienes demostraron que en Antares hay pasión, innovación, liderazgo, conocimiento, sustentabilidad, compromiso, camaradería, equipo y amor por lo que se hace.
“La idea es que se quede ahí para siempre. Queremos que todo el mundo que nos venga a visitar al bar de la fábrica lo pueda ver y descubrir cada detalle de nuestra trayectoria”, argumentaron sobre la creación del mural desde la Cervecería.
Leo y Pablo son ingenieros químicos y su profesión los ayudó a impulsar el desarrollo de la cerveza, pero ambos se describen como “la evolución de un hobbie”. “Empezamos a hacer cerveza en el año 94’ porque nos gustaba, lo descubrimos en Estados Unidos y nos enamoramos, nos gustaba tomar y cocinar”, recordó Leo y continuó: “Nunca pensamos que podía ser nuestro medio de vida”.
Pablo se unió a Mariana y Leo en 1997 y soñaron con instalar una cervecería “con el sueño de que a la gente le gustase la cerveza”. “El primer objetivo fue tener cierta relevancia mínima en Mar del Plata, esa era la expectativa dentro de un mercado repleto de cerveza industrial”, comentó Pablo.
“Nos ayudó la profesión, casi todo lo que está en la fabrica lo hicimos nosotros acá adentro. Eso nos dio mucha accesibilidad para crecer de forma rápida y barata”, destacó Pablo. En aquel entonces, la industria no existía y tuvieron que desarrollar los métodos para pasteurizar, llenar y etiquetar, enfriar la cerveza, y aprender a servirla. Era un mercado virgen en la Argentina: hasta el momento solo existían El Bolson y Blest como cervecerías artesanales.
“Cuando arrancamos tuvimos un éxito terrible, el plan era fabricar cerveza y venderla en bares y restoranes, pero cuando lo pensamos, nos dimos cuenta que no existía la categoría de cerveza artesanal. ¿Por qué no ponemos una sala de degustación en la fábrica? Esa idea prendió fuerte. Era una propuesta de gastronomía con la fabrica adentro”, reconoció Pablo como uno de las claves del crecimiento de Antares.
Fueron muchos años de esfuerzo, de prueba y error, en los que Leo, Mariana y Pablo continuaban su vida laboral fuera de Antares, que era un refugio para desarrollar un hobbie.
Ante un mercado tan competitivo con otras bebidas, destacaron que ahora hay más variedad para ofrecer. Según explicaron, si antes se vendían 100 cervezas, ahora son 85 y el resto otras bebidas, en lo que es “una especie de poliamor alcohólico”.
Actualmente la cervecería tiene 85 empleados que producen cerca de 4 millones de litros por año y luego de la asociación por 10 años con el grupo Peña Flor, para aumentar la comercialización, esperan crecer aproximadamente un 40% en los próximos cuatro años.
“Hoy buscamos que la gente que no nos conoce, nos conozca”, explicó Leo y Pablo detalló que “no les gusta hacer siempre lo mismo”. Una frase que lo describe junto a toda la cultura artesanal. “Cuando me pedían otra cerveza igual a la que había hecho, buscaba hacer una nueva. El hobbista cervecero le gusta la experimentación, le gusta probar cosas nuevas. Hay que innovar para ser artesanal. Muchas marcas se jactan de hacerlas igual que hace 100 años, y nosotros siempre pensamos en llegar al límite de algo nuevo”, añadieron.
Hoy en día sueñan con ser la “cervecería más querida” por los argentnos y uno de los próximos objetivos de la marca es instalarse con locales en países limítrofes y regiones en las que haya argentinos.
“El público entendió que había variedad, que había un mundo más allá de las principales marcas. Además, aprendieron a diferenciar el lúpulo de la malta, qué es la bandera insignia de la cerveza artesanal. Nos sentimos responsables de haber marcado ese camino de la innovación y los gustos”, indicaron y a casi un cuarto de siglo de su creación, están orgullosos de ser “una cervecería confiable”.