A pesar de haberse quedado por sexta vez sin la Palma de Oro en el Festival de Cannes, éste fue un gran año para Almodóvar. Su filmografía sumó la aclamada “Dolor y Gloria’, una película autorreferencial -si no autobiográfica- protagonizada por Antonio Banderas, quien sí se llevó el premio a Mejor Intérprete por su papel.
Además, el Festival de Venecia reconoció al cineasta por su trayectoria, con un premio que él mismo definió como “un acto de justicia poética”. Es que treinta años atrás, el mismo festival lo vio surgir como la nueva voz española con “Mujeres al borde de un ataque de nervios”. La entrega del León de Oro a la Carrera representó un postergado y merecido reconocimiento.
“Dolor y Gloria” es la película número 21 en su filmografía y una de las que más alegrías le ha dado hasta ahora. Tanto el director como el elenco y equipo de la película, coinciden en que fue un rodaje ideal, incluso terminaron antes de lo esperado. Almodóvar llegó a decir que fue el mejor rodaje de toda su carrera, lo cual por supuesto no significa lo mismo que la mejor película.
Sin embargo, la crítica y el público parecen coincidir en que “Dolor y Gloria” sí es una de las mejores películas del cineasta. En ella,Salvador Mallo (Antonio Banderas) es un director que envejeció en soledad y se reencuentra con todo lo que lo convirtió en la persona que es: sus demonios, sus dolores y remedios, sus más tiernos recuerdos e incluso el amor de su vida.
Yo fui un niño distinto y no solo para mis padres: era un niño distinto para el pueblo, para el colegio, incluso para mi familia.
Celebrado desde siempre por su estilo irreverente y su atrevimiento a la hora de narrar, Almodóvar dice que su cine es producto de la democracia española. Pero supo hablar el idioma universal del arte para contar historias que rompieron barreras, como “Todo sobre mi madre” y "Hable con ella”, por las que se llevó el Oscar a Mejor Película Extranjera y Mejor Guion Original, respectivamente.