"Escuadrón Suicida": James Gunn sella su estilo en una versión destructiva y anarquista de los antihéroes de DC
Luego de una polémica primera película, el hijo pródigo de Disney fue convocado por Warner para reiniciar bastante las cosas. Y en una cinta sanguinaria, bizarra, políticamente incorrecta; con toques de Harley Quinn, flores y muchos colores buscó el sentido de contar cómo las y los "malos" pueden salvar el día. Repaso de todo eso, y sí, spoilers.
En los primeros minutos, James Gunn deja claro de qué va la cosa. La introducción que esperamos vendrá después, pero primero, busca causar impacto, básicamente dinamitar todo.
Lo que arranca como la primera fase de una misión oficial, termina con las cosas bastante en llamas: muere catastróficamente más de la mitad del escuadrón (sí, personajes que minutos atrás habían tenido su presentación y con los que una como espectadora estaba comenzando a sentir cierta simpatía o alguna especie de vínculo), mientras que la otra parte es tomada de rehén.
Y con esta escena el director derribó la regla que les suele garantizar inmortalidad a protagonistas sea lo que sea a lo que se enfrenten, además de funcionar como prólogo a todas las barreras que se propuso romper a lo largo de la película, y de que nos sorprendamos y entendamos la complejidad de la situación del asunto en el que están metidos los personajes.
Pero, stop y la cinta nos advierte que frenemos y conozcamos un poco de lo que sucedió previamente a la matanza a mano armada. Y acá se desarrolla el segundo inicio de "Escuadrón Suicida" ("The Suicide Squad", en su inglés original), que es propiamente el comienzo más tradicional de la película: la convocatoria de Amanda Waller (interpretada por la ganadora del Oscar Viola Davis) a un equipo de fenómenos detenidos en penales de máxima seguridad, imposibles de reinsertar en la sociedad a menos que el fin justifique los medios.
Algo así lo argumenta Waller: "No recurriría a estos métodos extremos si la misión no fuera más importante de lo que te puedas imaginar". Y una a uno presenta y recluye (con extorsiones o con promesas de libertad) a sus soldados o más bien sus kamikazes, porque habría que ser bastante particular para embarcarse en un pedido como ese: destruir todo rastro de "algo conocido como el Proyecto Estrella de Mar" bajo sus estrictas condiciones; de lo contrario en el peor de los casos, se les detonará la cabeza por desersión. Así, ante el público, Gunn ofrece su verdadera misión suicida.
No así como la película anterior (2016), dirigida por David Ayer ("Fury") que si bien recaudó 750 millones en la taquilla internacional, obtuvo críticas bastante negativas, que llevaron a Warner Bros. a reveer la cuestión. ¿Qué salió mal? Un conjunto de elementos, como la trama mal ejecutada, y en menor medida un rechazo masivo al Joker de Jared Leto (al que el cineasta Zack Snyder volvió a convocar en un intento de salvación y nueva oportunidad en su propia versión de "La Liga de la Justicia").
De todas formas, la productora reconoció sus puntos fuertes: como la maravillosa Harley Quinn que compuso una talentosa Margot Robbie (nominada al Oscar por "I, Tonya"), que le valió el protagónico del personaje en "Aves de presa" (2020). Con manos a la obra, la compañía craneó su propia misión para volver a contar la historia que aún consideraba valiosa porque ¿qué podía salir mal de reunir a varios antihéroes en un film?
La respuesta fue la construcción de esos personajes, que cambiaron drásticamente en esta nueva película, a excepción de Robbie y Davis, y de un Will Smith que iba a continuar pero renunció a volver a vestir el traje de Deadshot, en circunstancias que aún generan dudas.
Y mientras que Warner buscaba al autor de una nueva versión que atrajera las audiencias, James Gunn -que venía del éxito que fue "Guardianes de la Galaxia" para Marvel- era despedido por Disney tras la recopilación (por partidarios de Donald Trump) de una serie de viejos tweets sobre violaciones y la pedofilia, que el director escribió para hacerse fama de provocador (tal como manifestó en ese entonces). Acción que más tarde se denunciaría como un "ataque político personal", en palabras de su amigo y actor, Dave Bautista (Drax en la franquicia de Marvel).
La cuestión es que mientras el director -cuyo reconocimiento se lo valió crear una película de superhéroes con toques de comedia y buena banda sonora- era echado por la Casa de Mickey, su competencia le dio la bienvenida en brazos abiertos para armar una nueva versión de su Escuadrón Suicida, y le proporcionó no sólo los recursos sino la libertad para explorar y generarle el tono que quisiera (aquí su clasificación no ATP, a diferencia del público de Marvel).
Y con nueva historia a partir de una misma premisa -que el gobierno recurra a ex criminales-, nuevo equipo, y aquí va el elenco: Idris Elba (como Bloodsport, a quien Waller promete "convertir en un líder"); Robbie; John Cena (Pacemaker); Joel Kinnaman (como el coronel Rick Flag, quien trabajó en la anterior película y en "Guardianes de la Galaxia" con Gunn); Daniela Melchior (como Ratcatcher 2); Peter Capaldi (Thinker); David Dastmalchian (Abner Krill / Polka-Dot Man); Michael Rooker (Brian Durlin, otra de las estrellas de "Guardianes de la Galaxia"); Alice Braga (Sol Soria), Pete Davidson (Blackguard), Joaquín Cosio (General), Juan Diego Botto (Silvio Luna), Sean Gunn (Weasel), Storm Reid, Nathan Fillion, Mayling Ng, Flula Borg, Jennifer Holland, Tinashe Kajese; y Sylvester Stallone y Steve Agee (en la voz y cuerpo de King Shark/ Nanaue).
Efecto Gunn
La película marca el estilo de su creador, algo así como la criatura de Frankenstein (de Mary Shelley), Gunn trabajó en su cinta como una suerte de criatura indomable (a su vez con sus criaturas/personajes dentro), bizarra, políticamente incorrecta y violenta en niveles exagerados que vuelven su mirada una impronta y con un humor bien yankee se burla de los yankees: creando una rebelión de fenómenos, así como de un pueblo panameño oprimido por el honorable gobierno de los Estados Unidos.
Para ello son un acierto sus personajes hablando en español, y la aparición de Milton (Julio Ruiz), un argentino que colabora con el Escuadrón y lleva a la Mafalda de Quino en el espejo delantero de su camioneta.
La construcción de los personajes es sin dudas de lo mejor de la película. Son interesantes, y complejos, no la simpleza de ser "malos buenos", lo que da gusto en una película en la que de alguna forma busca que empaticemos con personajes que en de modo sería hasta cuestionable empatizar.
Idris Elba (quien también viene de Marvel, donde le dio vida a Heimdall en los films de "Thor") es un gran Bloodsport, "hijo de un asesino que en cuyas manos todo elemento es un arma mortal", como Waller lo presenta y precisamente del mismo modo que presentará al Peacemaker de John Cena, estableciendo similitudes y un contraste entre ambos.
Particularmente me gustó mucho lo que aporta Daniela Melchior como Ratcatcher2 y siendo la más humana y sensible del escuadrón, lo que no le resta fortaleza y la extrañeza que el resto provoca. King Shark funciona muy bien, y David Dastmalchian perturba pero también enternece como Polka-Dot Man (queriendo ser un héroe y no un villano), al igual que lo hace en "Batman: el caballero de la Noche" de Christopher Nolan (lindo guiño convocar al actor). Pero nada sería lo mismo sin la Harley Quinn de Robbie, que en este film brilla entre flores y tiros, y no espera a ser rescatada cual princesa (ironía a su comentario cuando se viste de rojo), además de dejar atrás la sexualización con la que impregnaron al personaje en la película de Ayer.
Micromachismos y ¿en qué quedamos?
Nobleza obliga, he aquí una salvedad. Si bien una fortaleza de la película es que el empoderamiento de sus personajes femeninos no está forzado (no como la recordada escena de "Avengers: Endgame" en que se unen las heroínas para dar batalla), Gunn no pone el ojo en cuestiones de género, lo que queda claro en por lo menos dos personajes.
Una es la aparente aterradora madre de Polka-Dot Man, que para impresionar a quién mira es representada lo más alejada a los estereotipos estandarizados de belleza, lo que genera una fiel reproducción de estereotipos de mujeres "lindas" y "feas". Y otra, es la secretaria del funcionario panameño, cuya sexualización está pronunciada en su escote y en su cargo entre "hombres del poder".
¿Qué sigue en el camino de James Gunn?
Como sabrán, Disney reincorporó al director en su compañía y le reasignó la misión de que el futuro de los "Guardianes de la Galaxia" continúe en sus manos. Aunque el cineasta dejó en claro sus proyectos con Warner y ahora sortea su tajada de proyectos entre ambas compañías.
Gunn estaba escribiendo "Guardianes de la Galaxia Vol. 3" cuando fue despedido, pero dejando la situación en el pasado, no sólo lo finalizó sino que asegura haber desarrollado "una historia más dura", que llevaba desde hace tiempo en su mente. "No estoy seguro de que la galaxia sea lo suficientemente grande para toda esta magia", deslizó meses atrás en sus redes sociales, subiendo el nivel de expectativa de múltiples fans.
Incluso, las actrices Karen Gillan (Nébula) y Pom Klementieff (Mantis) revelaron que lloraron mientras leían el guión, que en palabras del director contará la historia de Rocket, definiéndolo como la "más triste de todos los tiempos". Pero para conocerla habrá que esperar hasta 2023; aunque según contó Chris Pratt (Star Lord/Peter Quill) las grabaciones podrían iniciar a fines de este año, aunque luego de que Gunn desarrolle la serie de Peacemaker para HBO Máx.
A su vez, lo próximo que estrena será un Especial de Navidad con los Guardianes, y entre sus últimos anuncios dejó en claro que continuará trabajando para DC Comics. Así lo dejó en claro Walter Wanda, presidente de DC Films, quien aseguró que Gunn "tiene varios proyectos planificados para expandir el Universo DC". Lo mismo va para Margot Robbie quien seguirá en la piel de la fantástica Harley.
Cómo hacer que un grupo de malos salven el día
"Escuadrón Suicida" es un delirio disfrutable y fuera de control de principio a fin. No apta para espectadores impresionables y fóbicos a las ratas. Estuendosa en colores, sonidos y banda sonora. Escena a escena estallan sesos, brotan litros sangre, y su presupuesto no escatima en armas y recursos que homenajean a los cómics con una impronta que busca una forma de estética de la violencia y el morbo, acompañada por toques de sensibilidad que le agregan matices a la historia.
Como servicio a la comunidad y sin spoilers, aviso que hay dos escenas poscréditos que una más que otra, valen la espera en la sala de cine.
Entender que nadie es tan malo ni tan bueno, y que los verdaderos villanos y villanas no están generalmente tras las rejas sino rigiendo Estados y gobiernos, le aporta un detalle social que explota con pasajes bien anárquicos y un espíritu de rebelión desatada. En fin, flores para esta verdadera misión suicida.