Promediando la temporada, la acción toma el control de la historia y el ritmo se hace notar cuando los protagonistas empiezan a atar cabos y entender como se conectan los extraños acontecimientos de Hawkins.
ACLARACIÓN: Está reseña contiene spoilers de la tercera temporada de Stranger Things.
Promediando la mitad de la temporada, “StrangerThings” pone el pie en el acelerador y se mete de lleno en la acción y la resolución de los conflictos, enviando a sus protagonistas al centro del huracán, donde deben enfrentar situaciones tan peligrosas como dramáticas. Choca un poco que Dustin juegue para otro equipo y no sea parte de la pandilla, pero también es el condimento necesario para que la excursión dentro de Starcourt nos resulte realmente atractiva.
Vayamos por partes. “The Case of the Missing Lifeguard” nos dejó un tanto perturbados al ver como Billy y Heather se “encargaban” de sus padres, siempre bajo el control del Mind Flayer (o el Desuellamentes, si prefieren). La metalúrgica abandonada sigue siendo la guarida del monstruo que escapó del Upside Down y anda con ganas de arrasar con este plano, ‘usurpando’ los cuerpos de sus víctimas, unificados de alguna manera bajo esta mente de colmena que también compartían los Demo-dogs. Igual, como vemos a lo largo de este episodio, el bicho anda cambiando las reglas creando nuevas criaturas para su ejército personal.
El señor Holloway (Michael Park) vuelve un tanto transformado a su trabajo como director de The Hawkins Post, donde finalmente decide despedir a Nancy y Jonathan tras el incidente con la señora Driscoll quien, supuestamente, está diagnosticada con esquizofrenia. Los chicos no se lo toman tan bien tras perder esta pasantía de verano y así comienzan las peleas de pareja, pero Wheeler no quiere dar el brazo a torcer, convencida de que acá sí hay una historia para contar.“ChapterFour: The Sauna Test” vuelve a sumar a KateTrefry como guionista, y su sensibilidad femenina se deja notar en esa emotiva y alentadora charla con mamá Karen (Cara Buono), una gran mejoría narrativa después de aguantar tanto estereotipo sexual de la década del ochenta. La conversación se siente muy sincera, contrastando los maltratos que Nancy tuvo que aguantar en la oficina salidos de un manual de clichés del cine norteamericano, con el desagradable Bruce (Jake Busey) a la cabeza.
Sin tiempo que perder, Nan vuelve al hospital para indagar un poco más sobre la “enfermedad” de la señora Driscoll y pronto se va a desayunar con la influencia del “otro lado”. Claro que no es la única, ya que Will deja sus problemas personales de lado para advertirles a sus amigos lo que anda percibiendo. Entre todos empiezan a hilar fino, entendiendo que Eleven logró cerrar el Portal, pero una parte del monstruo (la que escapó de Byers) se quedó en este mundo y buscó un nuevo anfitrión para hacer de las suyas: Billy.
Inmediatamente, todos los dedos acusadores se dirigen al hermanastro de Max y su extraño comportamiento, por eso los chicos urden un plan para capturarlo y exorcizar al Desuellamentes, de la misma forma que lo hicieran con Will, a través del calor extremo. De ahí, la “prueba del sauna” del título, que debe probar que tienen razón. No sólo están en lo correcto, sino que después de suplicarle a su hermana, Billy gana fuerza sobrehumana y escapa de su encierro, arremetiendo violentamente contra el grupo y, especialmente, contra Eleven porque el monstruo se la tiene jurada. El trabajo en equipo logra salvar a la chica, pero Hargrove termina huyendo hacia un destino desconocido.
La tercera temporada de “StrangerThings” se mueve dentro de dos extremos, no siempre con el mejor equilibrio narrativo: la oscuridad, el gore y la violencia de ver a niñitos zarandeados por un adulto, choca de frente con todos los lugares comunes y “risueños” de la década del ochenta, que muchas veces exceden la coherencia del relato. Claro que estamos ante una serie de terror, fantasía y ciencia ficción, pero la emotividad “realista” de ciertos momentos se contradice con las misiones detectivescas de, por ejemplo, Dustin, Steve, Robin y, ahora, la pequeña Erica (PriahFerguson), una maestra del suspenso encargada de brindarles el acceso al depósito donde los rusos guardan sus entregas sospechosas.
El plan no deja de ser divertido, pero a diferencia del resto de los personajes, este grupo se lleva la parte más caricaturesca e inverosímil. Así descubrimos que el depósito resulta ser un ascensor que los lleva hasta las entrañas del centro comercial, además de que el cargamento misterioso está compuesto de una sustancia verdosa de aspecto peligroso. Mientras los chicos sopesan sus posibilidades para escapar de este embrollo, y tras recuperarse de la golpiza, Hopper y Joyce van en busca del atacante desconocido, quien curiosamente está relacionado con el alcalde Kline. Con un poquito de persuasión de por medio, descubrimos que el político anduvo haciendo favores para los dueños de Starcourt, intimidando a muchos de los habitantes de la zona para que vendan sus propiedades.
Hacia allí se dirige la dupla en busca de alguna pista sobre los campos magnéticos y la intervención del gobierno con el otro lado, dejando que la trama empiece a atar todos sus cabos medio sueltos. Por un lado, tenemos a los rusos copando las profundidades de Hawkins. Por el otro, un monstruo aletargado que parece estar despertando y poseyendo a los habitantes. No, no es coincidencia, pero ya llegaremos a esa instancia.