De todo lo que dábamos por sentado como algo normal antes de la pandemia, probablemente el cine sea una de las experiencias que más extrañamos. Ese ritual colectivo de sentarse en una butaca a ver el último estreno en la mayor de las oscuridades y con el mejor sonido posible, parece demasiado lejano ahora. Con las salas de casi todo el mundo cerradas desde marzo para evitar la propagación del coronavirus y sin una fecha concreta para su reapertura, la vieja costumbre del autocine reaparece como la mejor alternativa viable.
Tuvo su época de gloria en los años cincuenta y sesenta, cuando la TV a color y los formatos hogareños todavía no eran una opción. Su popularidad se extendió por todo Estados Unidos, llegando a tener casi 4000 pantallas en todo el país, y replicando su éxito en otros lugares del mundo. Pero las dificultades para proporcionar una buena calidad de sonido e imagen, sumadas a las inclemencias climáticas y otros factores impredecibles, hicieron que esta opción fuera perdiendo adeptos y el negocio muy pronto dejó de ser viable, reduciendo el número de pantallas a un puñado de nostálgicos que las mantuvieron en funcionamiento.
Todos esos inconvenientes parecen nimiedades ahora, comparados con la imposibilidad de asistir a una sala cerrada y repleta de gente por el riesgo a contraer COVID-19. Aunque se evalúan algunas opciones para lograr reabrir los cines lo antes posible con capacidad reducida, tapabocas obligatorio y desinfección entre funciones, todavía no se aprobó en nuestro país un protocolo que garantice la seguridad de los espectadores. Y su implementación en otros países del mundo como Japón, China y Estados Unidos arrojan resultados muy distintos, que todavía no resultan concluyentes como para proyectar a futuro.
Mientras que en Europa y Norteamérica ya abrieron gran cantidad de salas de cine, con capacidad limitada y otras medidas de prevención, la opción de los autocines cobra más fuerza que nunca y se impone en el resto del mundo. En Argentina son varias las iniciativas que revivieron este tipo de exhibición y ya hay autocines funcionando en las provincias menos afectadas por el coronavirus como Catamarca, La Pampa, Misiones y San Juan. Este mes abrió también en San Isidro el Autocine al Río, el primero de AMBA, y la semana pasada la cadena de cines Multiplex inauguró su propio establecimiento en el shopping Las Toscas de Canning, en el partido de Ezeiza.
Hablamos con Nicolás Ojeda, gerente de marketing de Multiplex, quien nos contó cómo está funcionando el primer autocine montado por una empresa perteneciente a la industria cinematográfica argentina, en asociación con los proveedores de pantallas Júpiter LED. Esta tecnología permite la posibilidad de realizar funciones diurnas además de las clásicas nocturnas, y Ojeda nos contó que en este nuevo complejo comenzaron con dos funciones diarias, pero de a poco van sumando más. El domingo pasado, por ejemplo, se realizaron cuatro funciones para celebrar el Día de las Infancias.
Las películas que se exhiben son títulos ya estrenados con anterioridad, como Yesterday (2019), Proyecto Géminis (2019) y El Hombre Invisible (2020), entre los más nuevos. A raíz de la pandemia, la mayoría de los grandes estrenos del año ya fueron postergados para 2021, y otros tantos pasaron directamente a servicios de streaming. En medio del complicado panorama que está viviendo la industria audiovisual, como tantas otras, la opción de reestrenos se presenta como la única alternativa viable para los autocines. Al menos hasta que las distribuidoras comiencen a liberar sus nuevas películas en Latinoamérica, lo cual depende fundamentalmente del número de pantallas habilitadas en la región.
Con respecto al proceso de apertura de los autocines y las medidas de prevención impuestas por las autoridades locales para habilitar su funcionamiento, Nicolás Ojeda nos contó que presentaron un protocolo sanitario en el municipio, detallando las condiciones de higiene y distanciamiento social. Esto incluye un límite de 4 personas por auto, con uso obligatorio de tapabocas y venta de entradas exclusivamente online para evitar todo tipo de contacto físico. Los asistentes solo podrán bajarse de su vehículo para utilizar los baños, que se desinfectan de manera permanente, según nos comentó el gerente de marketing de Multiplex.
“Los vecinos de Ezeiza y zonas cercanas no necesitan permiso de circulación, pero quienes vengan de lejos deberán tenerlo. Cines Multiplex no realiza un control, todo el que venga al autocine con sus entradas va a poder ingresar.”
El precio de la entrada se cobra por vehículo y su costo es de $1200, es decir un promedio de $300 por persona para un grupo familiar de cuatro. También se ofrece servicio de candybar al momento de la función, para lo cual desarrollaron un bot que responde a un número de WhatsApp especialmente destinado a ese fin. El catálogo de productos se muestra en la pantalla antes del comienzo de la película y se podrá ordenar en el momento desde el celular, incluyendo combos de pochoclos y gaseosas. Más adelante también se sumará la oferta de los locales gastronómicos del shopping Las Toscas, nos anticipó Ojeda.
El predio tiene una capacidad para alojar entre 150 a 200 vehículos, y desde Multiplexesperan que sea un éxito de convocatoria al igual que en el resto del mundo. En España abrió durante julio el autocine más grande del mundo y estuvieron proyectando algunos títulos como Jurassic Park (1993), mientras que en Estados Unidos se inauguraron casi 200 espacios en los últimos meses. Esto llegó a representar el 10% del total de pantallas habilitadas en el país y se estrenaron algunos títulos independientes que fueron un récord absoluto de recaudación, comparados con lo que sería su performance habitual en el circuito de distribución comercial.
En Brasil, un complejo gigante ubicado en el centro de San Pablo se convirtió en autocine para reestrenar clásicos como Apocalipsis Now (1979), mientras que en Francia se inauguró un cine ¡flotante! en un lago artificial de París, con capacidad para más de 200 personas. Si bien los puristas del cine tienen sus reservas con este tipo de proyecciones, por la calidad inferior de la imagen y el sonido en condiciones al aire libre, es una opción de entretenimiento seguro en el marco de la pandemia y una de las pocas salidas grupales habilitadas por las autoridades en nuestro país.
Por ahora, la previsión de la industria cinematográfica en Argentina es que el autocine se sostenga durante 3 meses, al menos hasta que las salas puedan reabrir sus puertas. Una vez que los cines vuelvan a operar, la expectativa es que el negocio decaiga rápidamente y de a poco vuelva a desaparecer en el olvido. Pero de momento, aquellos que son demasiado jóvenes para haber vivido la experiencia, pueden disfrutar de un viaje al pasado dentro de su propio auto y aprovechar esta oportunidad única de ver cine como lo hicieron alguna vez sus padres y sus abuelos.