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Análisis | Hater, un thriller polaco demasiado anclado en la realidad

Desde Polonia llega un thriller dramático que toma prestado de la realidad para construir una historia de ambición, odio y manipulaciones. 

Análisis | Hater, un thriller polaco demasiado anclado en la realidad

El joven Tomasz Giemza (Maciej Musialowski) no es muy diferente a Tom Ripley, ese famoso personaje creado por Patricia Highsmith, a quien Matt Damon le dio vida en “El Talentoso Sr. Ripley” (The Talented Mr. Ripley, 1999). La gran diferencia es el escenario en el cual el director Jan Komasa -responsable de “Corpus Christi” (2019), nominada en la última entrega de los Oscar- y el guionista Mateusz Pacewicz deciden ambientar esta historia, que toma odios, política y la influencia de las relaciones públicas como punto de partida para crear un thriller dramático centrado en este muchachito cargado de ambiciones.

Estamos en Varsovia, la capital y la ciudad más grande de Polonia, un lugar donde la xenofobia no se extinguió tras la Segunda Guerra Mundial. Después de ser acusado de plagio en varios ensayos universitarios, Tomek es expulsado de la escuela de derecho, una desafortunada situación que lo aleja aún más de los Krasucki, familia de clase alta y progresista que, de cierta manera, se convirtió en su mecenas. Zofia (Danuta Stenka), Robert (Jacek Koman) y sus hijas, Gabi (Vanessa Aleksander) y Natalia Krasucki (Martynika Kosnica) solían vacacionar en la granja de los Giemza, de ahí la relación que se estableció entre ambas familias, una muy poco igualitaria.

Un poco avergonzado de sus humildes orígenes y con ganas de pertenecer a la misma élite que la joven y rebelde Gabi -también su objetivo amoroso y obsesión-, Tomek acepta un trabajo a prueba en Best Buzz como especialista junior en relaciones públicas. Las tareas de Giemza consisten, básicamente, en infiltrar las redes sociales para desacreditar a la competencia de los clientes de la agencia, una labor que al solitario muchachito se le da muy bien. Después de una primera y exitosa asignación, Tomasz pasa a su siguiente misión: Paweł Rudnicki (Maciej Stuhr), candidato a la alcaldía, gay, liberal y bien dispuesto a abrirles las fronteras a los refugiados de Medio Oriente.

Las políticas de Rudnicki se alinean muy bien con los Krasucki -su más grande apoyo social durante la campaña-, pero no con ciertos sectores radicales y violentos, que no comparten sus ideas de una Europa menos “tradicionalista” (léase, racista). Ahí es cuando las habilidades de Tomasz entran en juego, creando una avalancha de odios virtuales, manipulación y fake news, llegando al extremo de cualquier resultado. Así, Hater” se convierte en un documento de la realidad y de los individuos que circulan por las redes sociales e Internet, creando adeptos para sus peores cruzadas. No necesitamos la ficción de Komasa para entender muchas de las ramificaciones de estos seres tóxicos, solo hace falta pasar unas horitas en Twitter o Facebook para curase de espanto.

Las redes sociales como un arma de doble filo

Este acercamiento es lo más interesante de la trama, aunque utiliza mucho más los efectismos que la reflexión y cae, inevitablemente, en ciertos estereotipos y lugares comunes, como el gamer amante de las armas que vive con su abuela, el blanco perfecto de Giemza a la hora de encontrar un “cómplice” dispuesto a llevar la lucha hasta las últimas consecuencias. En medio del juego político, en el que Tomek decide involucrarse cada vez un poco más, se disimulan sus verdaderas intenciones: llamar constantemente la atención de Gabi y su familia, a los cuales decide espiar utilizando los mismos dispositivos de la agencia.

Esta es la verdadera obsesión del protagonista: un amor no correspondido porque las clases sociales de ambos no son “compatibles” y, simplemente, porque el pibe es un rarito que no inspira confianza. Es capaz e inteligente, sí, pero prefiere desaprovechar sus talentos yendo por la vía fácil del manejo, la mentira y el chantaje. Un psicópata que, poco a poco, se gana a su público, al mismo tiempo que pasa de “víctima” a victimario. Musialowski es un vampiro que se transforma delante de la cámara, una figura nocturna de rostro pálido y ojeroso, que va perdiendo su alma.

Como político en campaña

También podemos encontrar muchos puntos de conexión entre “Hater”, “Primicia Mortal” (Nightcrawler, 2014) y sus protagonistas, pero la obra de Dan Gilroy, protagonizada por Jake Gyllenhaal, es menos obvia y más contundente con sus oscuros mensajes. Igual, lo de Komasa y Pacewicz es un gran esfuerzo para retratar una realidad del día a día, que no se da solo en el ambiente de la política o las celebrities. La historia bien puede tomarse como una secuela o spin off de “Suicide Room” (Sala samobójców, 20011), película previa del director; o como un paralelismo demasiado perturbador con el asesinato de Paweł Adamowicz (alcalde de Gdańsk), político liberal frecuentemente hostigado por sus detractores en la web, ocurrido tres semanas después de completado el rodaje. Sí, queda demostrado que la ficción siempre tiene su buena cuota de realismo.

Hater” es un gran thriller protagonizado por un autopercibido (anti)héroe que funciona muy bien desde su trama, sus temas y su narrativa, aunque a veces se regodea en detalles y momentos superfluos que ralentizan la historia, y personajes huecos y estereotipados, como la jefa despiadada o chica linda, tonta y superficial que termina admitiendo sus errores, como si todas las culpas recayeran sobre ella (y su familia) y no los verdaderos responsables.

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