Análisis | El Robo del Siglo: una serie sobre atracos basada en hechos reales
A no confundirse con nuestros propios golpes maestros. Colombia también tiene su "robo del siglo" y nos llega en formato de serie.
No podemos culpar a Pablo González y Camilo Salazar Prince por titular a su nuevo thriller dramático como “El Robo del Siglo”. Curiosamente, la serie colombiana producida por Netflix comparte mote con la exitosa película de Ariel Winograd también estrenada durante este 2020, y ambas hacen referencia a resonados atracos bancarios. En el caso de esta nueva serie, que arranca con seis episodios, nos trasladamos al 14 de octubre de 1994, cuando el Banco de la República en Valleduparfue el objetivo de un asalto multimillonario conocido desde los medios como “El robo del siglo en Colombia”.
Andrés Parra -recién salido de “El Presidente”- encabeza el elenco de esta historia criminal que arranca con “Un Negocio Bonito”, dos años antes del golpe maestro, con Roberto ‘Chayo’ Lozano (Parra) liderando a su equipo en un robo que sale bastante mal. Veinticuatro meses después intenta seguir adelante en Bogotá, manteniendo las apariencias para su esposa Luisa y para su hija adolescente, quien quiere a toda costa celebrar su fiesta de quinces. Las cuentas no dan para mantener su estilo de vida y una joyería que da más pérdidas que ganancias, por eso, endeudado hasta la coronilla, Roberto da su último manotazo de ahogado y ve en la propuesta de Vicente ‘El Sardino’ Morales (Juan Sebastián Calero) esa posibilidad de salvación.
El golpe en cuestión es enorme, y para llevarlo a cabo requiere de un presupuesto que no posee y un grupo de expertos que tendrá que convencer, empezando por su ex socio Jairo Molina Valencia, ‘El Abogado’ (Christian Tappan), quien todavía sufre las consecuencias (y los resentimientos) de aquel atraco fallido de 1992. Molina es la clave para convencer a Doña K (Marcela Benjumea), la proveedora del efectivo y punto de partida para poner manos a la obra. El plan: robar la remesa del Banco de la República en Valledupar, bien custodiada por los militares, aunque con un poquito de ayuda interna.
“El Robo del Siglo” se rige por los tropos de cualquier ‘heistmovie’(o películas de atraco), y en estos dos primeros episodios -“Un Negocio Bonito” y “La Titular”- va poniendo en orden los asuntos, presentando a cada miembro del equipo y su ‘habilidad’, además de mostrar la dinámica entre sus participantes y el contexto de familiar, tanto de Lozano como de Molina, quien actúa a la par y con conocimiento de su esposa Romy (Katherine Vélez).
Como cualquier banda criminal que se precie como tal, acá tenemos al experto en alarmas (‘Maguiver’), el chofer para la huida (‘Estiven’) y el viejo conocedor de cajas fuertes (‘El Dragón’), asistido por ‘Goliath’. La logística y el planeamiento son cruciales para estos ladrones “honestos y sofisticados” que no recurren a la violencia, más cuando las ganancias son tan grandes… así como todo lo que puede salir mal. Esta vez, Molina se va a quedar en la retaguardia, cronometrando y guiando cada paso del grupo. Muy a su pesar, también deben incluir a la policía y al corrupto teniente Monroy (Juan Pablo Barragán), encargado de mantener ocupados a los guardias responsables del tesoro.
“El Robo del Siglo” tiene todos los ingredientes necesarios para captar a la audiencia ávida por este tipo de historias, y no tanto: drama, suspenso, un poco de humor y toda la tensión del paso a paso, que se mezcla con los hechos reales ficcionalizados, la idiosincrasia colombiana y el ya conocido carisma de Parra delante de la cámara. Este es el punto más alto y el alma de un relato que no puede escaparle a los lugares comunes, pero saca provecho de cada uno de ellos, gracias a una producción bien filmada, una buena puesta en escena noventera (cargada de hits musicales locales) y un gran elenco que, a pesar de su ‘masculinidad’, no deja de lado los personajes femeninos de peso.
La nueva serie de Netflix es muy llevadera, entretenida y no cae en el pecado de esos capítulos largos y tediosos. Aprovecha cada uno de sus cliffhangers entre episodio y episodio, además de conectar con la anécdota real como trasfondo y una narrativa coral que nos obliga a preocuparnos por (el éxito o no) de cada uno de estos personajes. Sí, van en contra de la ley, pero sus protagonistas tienen “justificaciones” que nos ayudan a empatizar con estos cacos que, en definitiva, deciden robarle al estado. En este aspecto, la historia también guarda muchos puntos en común con la homónima argentina, más cuando pensamos en una banda de ‘caballeros’ que se rige por códigos y le dice no a cualquier acto de violencia.
Podemos recurrir a Wikipedia y adelantarnos a los hechos, pero González y Prince hacen un buen trabajo manejando la tensión en cada escena, manteniendo el misterio y mitigando con un poquito de humor cuando el relato más lo requiere. “El Robo del Siglo” no viene a sacudir el género, pero cada uno de sus elementos aporta lo necesario en beneficio de una historia correcta y muy “maratoneable” en medio de la pandemia.