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Análisis | Efectos Colaterales del Corazón: romance y angustia adolescente

El amor y otras cuestiones adolescentes duelen, literalmente, en este drama basado en una novela young adult.  

Análisis | Efectos Colaterales del Corazón: romance y angustia adolescente

A falta de cines tenemos las plataformas on demand que, semana a semana y mes a mes, se esfuerzan por llenar el vacío cinéfilo con sus producciones originales o esas que adquieren de manos de otros estudios. Es el caso de “Efectos Colaterales del Corazón” (ChemicalHearts, 2020), drama romántico del cuasi debutante RichardTanne, quien solo tiene una película previa en su haber, “Southside with You” (2016), pero mucha más experiencia como guionista.

Tanne dirige y adapta “Our Chemical Hearts”, novela de Krystal Sutherland, para contar la historia de Henry Page (Austin Abrams), adolescente de 17 años que empieza su último ciclo de secundaria con todo el entusiasmo de convertirse en el senior editor del periódico escolar. Henry es tímido y de pocas palabras (según él, las puede escribir, pero no pronunciar en voz alta), tiene pocos (pero leales) amigos y viene de una familia muy normal donde el amor dura para siempre -en el caso de sus papás- o duele sintomáticamente, como la reciente ruptura de su hermana mayor.            

Su pequeño y confortable universo se sacude cuando conoce a Grace Town (Lili Reinhart), recién llegada desde otra escuela. Grace posee experiencia en esto del periodismo estudiantil, pero no tiene intención de opacar las ideas y directivas de su compañero, solo ayudar en la edición. A simple vista, es un poco hosca y retraída, pero es esa actitud “misteriosa” la que termina conquistando a Henry. Un poquito de ‘acoso’ en las redes de por medio -no lo hagan en sus casas porque no está bueno-, y el joven comienza a penetrar el fuerte caparazón de la chica, y a entender los motivos detrás de su melancolía y su extraña filosofía de vida.

Lo que sigue es la típica historia de romance adolescente -con énfasis en esto de “adolecer”-, cargada de incertidumbres para el futuro, las intrincadas vueltas del amor, algunas culpas por parte de Grace y el hecho de atravesar cada circunstancia como si fuera de vida o muerte. Este enfoque más profundo (y fatalista) sobre la transición de la juventud hacia la adultez -un limbo que no todos logran sortear- es lo más interesante de la propuesta de Tanneque, lamentablemente, igual se asemeja a un sinfín de relatos sobre relaciones teen con dramas de por medio y protagonistas estrafalarios.  

Una relación que se construye paso a paso

Sí, los jóvenes de películas más actuales como esta y “Violet y Finch” (All the Bright Places, 2020) son ‘sofisticados’ y tienen pasatiempos y gustos extraños, suponemos, para parecer más atractivos delante de las cámaras. Nadie dice que no existan, en la realidad, jovencitos amantes de Neruda o aficionados al arte kintsugi, pero cuando dos de ellos se cruzan en la misma narración, empezamos a sospechar de las intenciones un tanto recargadas del autor/a. Las mejores historias son aquellas con las que podemos relacionarnos, y lo verosímil siempre juega un gran papel en este tipo de relatos.

Dejando estos pequeños (o no tanto) detalles de lado, “Efectos Colaterales del Corazón” avanza con soltura gracias a sus dos protagonistas. Abrams (Euphoria) y Reinhart (Riverdale) tienen amplia experiencia en este tipo de historias juveniles y la química entre ambos enaltece la película. El resto son meros personajes secundarios que adornan la trama principal, a la que se suma un viejo amor y las cicatrices (físicas y psicológicas) de un accidente que complican la actual relación.

Siempre ayuda tener a mano a los amigos

El duelo es otro elemento que el realizador decide destacar y poner en el centro del relato, como uno de los tantos obstáculos que tendrá que enfrentar la parejita si quiere triunfar en el ‘amor’. Una vez más, estás cuestiones (personales y humanas) se convierten en lo más relevante para analizar, dejándonos conectar con esos “padecimientos de la adolescencia”, al parecer, imposibles de desligar de la biología. Tanne no habla de hormonas alborotadas al pasar, sino de los verdaderos efectos que las endorfinas (y otras yerbas) tienen sobre el organismo, tanto en los momentos más desenfrenados de pasión, como en esos duros instantes de ruptura que duelen como el golpe de un martillo.

Incluso las escenas más recargadas encuentran en el dúo protagonista el anclaje necesario para no desencajar por completo. Igual, parece no haber mucho lugar para la “originalidad” y frescura en este tipo de historias tan trilladas que, hoy, abundan en casi todas las pantallas. Puede ser que “Efectos Colaterales del Corazón” no se destaque en un año donde también tuvimos “Normal People”, pero sus planteos y personajes son más que bienvenidos cuando se trata de conflictos adolescentes, romances efímeros y dolencias que se padecen en el cuerpo y en el alma.