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Se trata de test serológicos que no buscan diagnosticar sino medir la circulación del virus.
Ayer salió una nota en un diario nacional importante afirmando que los test que se había comenzado a utilizar en estaciones de tren eran "defectuosos" y que, por lo tanto, podrían no ser útiles para cumplir el propósito que vendrían a cumplir, que es el de monitorear la situación epidemiológica.
La nota cita un informe de CONICET y el Ministerio de Ciencia y la opinión de algunos bioquímicos que, con un argumento raro, sostienen que obtener ocho casos positivos en una muestra de 1200 test realizados es demasiado poco, y que por lo tanto hay que sospechar de su validez.
Este argumento es raro, digo, porque al ser tomadas las muestras completamente al azar (no se trata de sintomáticos, ni de casos sospechosos, sino de voluntarios que se someten al test) es esperable que la positividad sea baja, especialmente teniendo en cuenta que, por la cuarentena, la circulación del virus sigue siendo baja en nuestro país, incluso en CABA y provincia de Buenos Aires (los distritos más afectados).
Veamos esto con un ejemplo: el AMBA tiene una población de alrededor de 15 millones de habitantes; de esos 15 millones, hasta ahora hay 4000 casos confirmados.
Esto quiere decir que, aproximadamente, tenemos un caso confirmado por cada 3750 habitantes. Incluso si hubiera diez veces más casos que los confirmados, lo cual es perfectamente posible, lo esperable sería encontrar un caso cada 375 test aleatorios realizados. O sea: no es raro que si se hacen 1200 tests se encuentren ocho positivos.
Con esto quiero ser claro: no es lo mismo la positividad que se espera en un test por PCR, que se hace de acuerdo a la definición de caso sospechoso, que la que se espera en un test serológico realizado aleatoriamente. De hecho, si la positividad es baja, no es motivo para preocuparnos sino para sospechar que la enfermedad está poco dispersa.
Recordemos que el único tipo de test que se usa para diagnóstico es el de PCR, que ya expliqué en esta nota. Los test que se hicieron en las estaciones usan otra técnica y miden otra cosa: mientras el test por PCR detecta el genoma del virus, y por lo tanto puede decir si una persona está o no infectada en el momento en que se toma la muestra, los test serológicos miden anticuerpos, una de las sustancias que nuestro cuerpo produce para batallar contra el virus cuando es infectado.
Contra el SARS-Cov2 se detectan dos anticuerpos: la IgG y la IgM. El problema es que estos anticuerpos no son detectables desde el día 0 de la infección sino que tardan varios días en alcanzar concentraciones suficientes como para ser detectados. La IgG, por ejemplo, comienza en el 90 por ciento de los casos después de la segunda semana de la infección.
Y además, pueden ser detectados cuando ya el virus no está más en el cuerpo, porque quedaron circulando en la sangre.
Por eso no se usan para diagnosticar la enfermedad: tener los anticuerpos no significa que uno esté infectado ni significa que uno no esté infectado. Significa que uno tuvo contacto con el virus.
Esto se sabe desde mucho antes de probar cuán efectivos son estos tests en particular. Los tests que se usaron en las estaciones de tren son test serológicos que no fueron comprados por el Estado sino que fueron donados por una empresa (Petroquímica Cuyo), que se los compró a su vez a Zhuvai Livson Diagnostics, una empresa china.
Lo que hizo el Estado, una vez que recibió la donación, fue mandar a realizar un ensayo para ver cómo funcionaban y determinar para qué podían utilizarse. De esa prueba, realizada por el Ministerio de Ciencia y el CONICET, se concluyó que en el 80 por ciento de los casos la detección de IgG funcionaba bien, y que para IgM la detección era muy débil.
Esto no significa que no sirvan. Significa, en todo caso, que no sirven para medir IgM pero sí para medir IgG, no para diagnosticar (cosa que, insisto, ya sabíamos desde antes) sino para hacerse una idea del estado de circulación del virus.
Cuando se diseña el estudio epidemiológico, se tiene en cuenta el grado de sensibilidad del test que se va a utilizar para hacerlo. Si se sabe que es del 80 por ciento para IgG, se tomará en cuenta que si, por ejemplo, ocho casos dieron positivos, probablemente los que hayan tenido contacto con el virus no hayan sido ocho sino diez. Como no se trata de diagnosticar, sino de tener un mapa de circulación, el dato sigue siendo útil.
De modo que decir que los test son "defectuosos" es, sencillamente, incorrecto. Son test serológicos, no se utilizan para diagnóstico y siguen siendo útiles con propósito de investigación.
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