Desde hace unos días, Buenos Aires sufre una ola de calor que no cede ante las tormentas. ¿Por qué si llueve no baja la temperatura?
La comunicadora meteorológica Cindy Fernández, del Servicio Meteorológico Nacional, explicó por qué tenemos que dejar de asociar las tormentas de verano con el descenso de la temperatura.
A diferencia de lo que ocurre en las otras estaciones, donde las lluvias se producen por delante de frentes fríos, "en verano, la mayoría de las lluvias no producen descensos de temperatura". Lo que hace falta para que se termine el calor es "un cambio de masa de aire, ya que el que te rodea es caliente y húmedo y querés rodearte de otro mas fresco y seco", dice Fernández.
Lo que genera las tormentas, en estos casos, es "el mismo calor del aire": "Cuando se alcanza cierta temperatura, el aire húmedo asciende y empiezan a formarse tormentas sin que cambie el aire que las rodea".
"Este tipo de tormentas suelen ser pequeñas en tamaño pero con chaparrones intensos y de corta duración", indica la comunicadora en su cuenta de Twitter. Llueve poco, unos 10 o 15 minutos, y luego seguimos rodeados de un aire muy caluroso y, para colmo, con mayor humedad que antes.
Si son lo suficientemente intensos y duraderos, los chaparrones pueden llegar a enfriar el cemento y bajar la temperatura unos pocos grados. "Pero esto no siempre ocurre", aclara Fernández.
Lo que debe ocurrir para que baje la temperatura es que cambie el aire. "En otros casos, la lluvia arrastra aire más frío desde las nubes y crea un cambio de aire en la superficie. Esto puede descender varios grados la temperatura, pero es solo un efecto local donde se da la tormenta", concluye la comunicadora.