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Ciencia #Conicet#Pescadería

Fraude en el sector pesquero: lo que compramos no es siempre lo que indica su etiqueta

Un nuevo estudio encontró que muchos de los productos que se venden en los mercados de mariscos de la costa bonaerense no son lo que indica su etiqueta.

Fraude en el sector pesquero: lo que compramos no es siempre lo que indica su etiqueta

La mayoría de los peces contienen grasas omega-3 de cadena larga, ecosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA) que ayudan a tener una buena salud cardiovascular al desempeñar un papel en la regulación de la coagulación de la sangre y la constricción de los vasos. También reducen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares son buenas fuentes de proteínas sin las grasas saturadas ("grasas malas") que se observan en los productos de carne grasosa.

Su consumo durante el embarazo, además, puede alargar la gestación —lo cual resulta en un mayor peso al nacer— y tiene un papel importante para el desarrollo neurológico prenatal y posnatal (en el desarrollo de la retina, el cerebro y otros tejidos del sistema nervioso central).

Por último, está llenos de proteínas, yodo, varias vitaminas y minerales; muchos de los cuales nuestro cuerpo no produce sino que es necesario incorporarlos a través de los alimentos. Su consumo, además, está asociado a un menor riesgo de padecer Alzheimer y puede proteger contra la discapacidad visual y la ceguera.

Sabemos ya de sus varios beneficios, ahora... ¿Qué pasa cuando el pescado comercializado no es lo que indica su etiqueta? ¿Estamos seguros de que comemos lo que compramos?

Un estudio realizado por investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de Mar del Plata encontró que el 21% de las muestras de filet analizadas de minoristas de mariscos fueron identificadas como especies diferentes a las que indicaba la etiqueta del producto. Observaron también que muchos productos se comercializaron con nombres inventados que no corresponden a los nombres comunes oficiales.

Se analizaron productos pesqueros de 11 ciudades costeras de Buenos Aires.

El reemplazo o el etiquetado incorrecto de las especies de peces tiene múltiples consecuencias: para los consumidores y el medio ambiente, en la salud pública, en especies de peces amenazadas y en las poblaciones de peces en general debido a la sobrepesca.

Si bien en nuestro país existe una lista oficial (establecida por la Secretaría de Políticas, Regulación e Institutos y la Secretaría de Agregado de Valor), esta no ha sido difundida ni se hace cumplir su usoen la mayoría de los casos se utilizaron especies de menor valor comercial como reemplazo de especies más caras.

Los investigadores proponen por un lado utilizar técnicas genéticas para la identificación de especies y así desalentar el fraude; y por otro, remarcan la necesidad de estandarizar los nombres de las especies de peces para evitar confusiones y facilitar la regulación.

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