El auto que no llegó a la producción por su parecido con un perro salchicha
Se trata de un Bugatti que estuvo cerca de fabricarse.
Hace diez años, luego de que Bugatti sacudió al planeta con Bugatti Veyron, el auto más rápido del mundo, se propuso hacer un sedán. Estuvo a punto de llegar a la producción, si no fuera por su diseño que fue un auténtico desastre.
Según relata Achim Anscheidt, jefe de diseño de Bugatti, el Galibier estaba a una reunión de obtener luz verde, pero todo se vino desmoronó.
“La compañía trató de reinventar el proyecto Galibier y terminó acabando con la gracia que tenía y con su idea original”, explicó.
“La petición de un súper Rolls-Royce Phantom que fuese incluso más cómodo y lujoso, pero que encima pudiese alcanzar casi 400 kilómetros por hora, estaba destinada al fracaso. El enfoque original era hacer un sedán deportivo con un diseño elegante, pero se perdió entre un sinfín de demandas demasiado ambiciosas y conflictiva”.
“Si lo veías desde el costado, el auto parecía un perro salchicha. Desde atrás, era como mirar un perro con ruedas”, añadió con sinceridad.
El futuro del Galibier se fue a pique el 10 de mayo de 2012. La comparación entre las elegantes y atractivas proporciones del prototipo presentado en 2009 con el monstruo en que se había transformado dieron por terminadas las aspiraciones de producción. El Galibier murió allí y le costó a Bugatti un año y medio de desarrollo.
Con todo el futuro de Bugatti dependiendo de su próximo lanzamiento, los trabajadores entraron en pánico, lo que llevó al rápido desarrollo de lo que finalmente sería el sucesor del Veyron, otro superdeportivo, el Bugatti Chiron.