Las tragedias también azotan a los pueblos más alejados: así sucedió en Mburucuyá, localidad de 8.000 habitantes ubicada a 148 kilómetros de Corrientes capital. Allí, una niña de 12 años falleció luego de consumir una mandarina.
Según trascendió, el sábado 9 de septiembre la menor había ido con su hermano a una quinta donde los cítricos son producidos para poder disfrutar de las frutas frescas, directamente arrancadas de los árboles. Sin embargo, al instante de consumir las mandarinas, ambos comenzaron a sentir mareos y ella, terminó descompensándose sin poder reaccionar.
Como pudo, el otro pequeño, también descompuesto, salió corriendo en busca de ayuda. Familiares acudieron rápidamente y la nena fue levantada y trasladada en un vehículo hacia el hospital de Saladas, una ciudad a 45 kilómetros de distancia. Sin embargo, falleció en el transcurso debido a un paro cardiorespiratorio.
Actualmente, el caso está en manos de la Justicia provincial. Se baraja la posibilidad de que las frutas estuviesen envenenadas con pesticidas, aunque hasta que las pericias que investigan si existió contaminación no estén listas, no se podrá afirmar nada.