Consensos, sin figuritas mágicas y con un gobierno de transición. Las tres claves en el discurso de Roberto Lavagna, el (aún no) precandidato por la presidencia de 77 años que hace poco más de seis meses no figuraba en el radar de nadie como eventual aspirante al cargo.
Ni macrista, ni kirchnerista, Lavagnista. Si bien dijimos consensos, Lavagna aparece en escena, además de a fuerza de encuestas y números, como la tercera posición, no al comunismo o al capitalismo (aunque habrá quien lo piense) sino en este caso al tándem Macri-Cristina.
Y si bien el ex ministro de Economía y Producción no define su candidatura sí comienza a dar precisiones sobre el espacio político que buscará representar ¿Pero cuál es el recorrido político del economista?
¿Cuál fue su recorrido político?
Podemos resumidamente marcar que transitó por muchos puestos políticos de “poco peso” en términos de un eventual candidato presidencial. Fue Subsecretario de Coordinación y Política de la Secretaría de Obras Públicas y Transporte en 1975 y Negociador Jefe de los Acuerdos de Integración Argentina-Brasil en 1986 y 1987.
También fue Secretario de Industria y Comercio Exterior de la Nación entre 1985 y 1987 durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Entre abril de 2000 y el 2002 fue embajador extraordinario y plenipotenciario ante los organismos económicos internacionales (Ginebra) y ante la Unión Europea (Bruselas).
Su principal cargo fue el de ministro de Economía y Producción en el interinato de Eduardo Duhalde (2003) y en los primeros dos años de Néstor (2003 - 2005). Tras la crisis del 2001 fue que en sus años de gestión el PBI creció a más del 8% interanual, siendo ese su principal legado. Se aleja del gobierno de Kirchner después de las elecciones legislativas del 2005.
Buscando llegar al sillón de Rivadavia su única experiencia electoral tuvo lugar en el año 2007. Desde la Concertación para Una Nación Avanzada (UNA) obtuvo 3.290.320, lo cual se traduce en un 16,89% quedando en tercer lugar, detrás de Cristina Kirchner y Elisa Carrió.
Sobre finales del 2017 estuvo cerca de Massa a quien acompañó como potencial ministro de economía en las elecciones de 2015. Sin embargo, buscando marcar la cancha sobre quien va por la presidencia y quien podría aspirar a ministro, Lavagna desestimó una eventual interna con el líder del Frente Renovador.
¿En qué espacio político se reconoce?
“Nadie va a tener mayoría en las cámaras, las limitaciones para gobernar de arranque hoy son mayores a las de 2015. La idea es ver cómo logramos acercar voluntades con los espacios que comprenden que estamos llegando a un límite como sociedad y deciden jugar”, planteó hace menos de 24 horas Lavagna.
El diagnóstico es correcto, faltará conocer la flexibilidad y cintura política del ex funcionario para no quedar en la aspiración de la unidad ni en la puerta de un ballotage siendo relegado a un tercer puesto frente a Macri y Cristina.
Hacer política también es no lanzarse. Lavagna lo sabe, espera y acumula elogios. Referente de la última crisis de magnitudes comparables con esta como Eduardo Duhalde lo presagia presidente, sectores sindicales de peso (Barrionuevo por caso) lo aceptan y sectores de la clase política activa (Uñac, Lifschitz e incluso Schiaretti, entre otros) buscan avanzar sobre un gran frente nacional que el lidere.
¿Logrará construir los “consensos” necesarios?, ¿alcanza los votos para una segunda vuelta si Cristina va y Macri llega?, ¿y si la UCR se quiebra, será esa su plataforma?, ¿cuánto lo conocen los y las jóvenes de 16 que votan por primera vez en una presidencial?
Acá también habrá que esperar la transición de estos meses, pero aunque no lo diga, Lavagna está.