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¿Por qué nos tiene que preocupar el Mercosur?

Las rispideces entre Bolsonaro y Alberto Fernández son conocidas, lo que tenemos que mirar son los impactos económicos. 

¿Por qué nos tiene que preocupar el Mercosur?

Desde la asunción de Jair Bolsonaro en Brasil, el tema Mercosur viene tomando escena. Su ministro de Economía, el liberal Paulo Guedes, afirmó desde antes de asumir que “el Mercosur no será prioridad” para su gobierno. En este último tiempo, el país vecino, quien es nuestro principal socio comercial, viene dando todas las señales para que nos preocupemos por el tema. 

¿Qué es el Mercosur?

El 26 de marzo de 1991, a partir de la firma del Tratado de Asunción, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay dieron lugar al Mercado común del sur (a.k.a Mercosur). Este proceso de integración regional tiene su fundamento económico en dos ejes centrales: ser una zona de libre comercio entre sus integrantes y poseer un arancel común externo. 

La idea es justamente aumentar el comercio entre los Estados miembros, motivados por el arancel cero entre ellos, y la generación de una política unificada de cara al comercio internacional, para negociar en bloque y no individualmente. 

¿Qué pasó?

Bolsonaro y su gabinete vienen trabajando con el objetivo de liberalizar su economía, para lo cual es necesario flexibilizar las normas comerciales vigentes dentro del Mercosur. En medio de los ataques de Jair Bolsonaro contra el presidente electo Alberto Fernández, el ministerio de Agricultura brasileño informó la activación del cupo de importación de 750.000 toneladas de trigo libre de aranceles proveniente de Estados Unidos, cuando Argentina es quien debería importarle con este favoritismo. 

Por otro lado, pero en el mismo sentido, durante la cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, son el grupo de los considerados países más adelantados entre las economías emergentes) de esta semana, el ministro Guedes informó que estaban conversando con China la idea de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los dos países. 

¿Qué implica? 

Ambos hechos significan un grave retroceso en cuanto a la integración regional y van en sentido contrario a los estatutos y objetivos del Mercosur. El cupo para la compra de trigo estadounidense debe tener la aprobación de los Estados miembros del bloque comercial regional según sus propios estatutos, por lo cual la postura del país vecino implica, en los hechos, un principio de ruptura de los acuerdos. La firma de un tratado bilateral de libre comercio con China atenta directamente contra la constitución del Mercosur, la cual no permite que sus miembros concreten acuerdos que impliquen cuestiones arancelarias de forma individual con otros países. 

Argentina llora, o debería

Además de los problemas legales, estas iniciativas brasileñas afectan directamente a las exportaciones de nuestro país en un contexto donde la falta de dólares se hace sentir. El acuerdo importador de trigo estadounidense va en desmedro de las compras realizadas hacia Argentina, las cuales representan el 85% de las compras de trigo del país vecino. Si bien este cupo representa menos del 10% de ese total, es una parte de ventas que se perdería.

A su vez, entre los 13 puntos del acuerdo firmado entre Brasil y China el día miércoles, uno de ellos habilita la compra de peras del país asiático, amenazando las exportaciones de la fruta producida en el norte de la Patagonia.

Para nuestro país, formar parte implica una integración comercial muy importante con la región, fundamentalmente con Brasil, hacia donde se dirigen el 12% de nuestras exportaciones y de donde provienen el 20% de las importaciones, según datos de la consultora Ecolatina.

A su vez, nuestra relación comercial con el país vecino es particularmente importante dentro del rubro automotriz, por tratarse de uno de los pocos sectores que poseen mayor valor agregado en su producción y que se encuentra en profunda recesión económica. Según un informe de la Asociación de Fábricas de Automotores (adefa) el 66% de las exportaciones del sector van a Brasil, lo que equivale al 45% de la producción.