Macri nace políticamente de las cenizas del 2001 y de la caída de la Alianza que llevó puestas, entre otras tantas cosas, las esperanzas de renovación de una centroderecha personificada en la figura de Domingo Cavallo. 

Mauricio nació el 8 de febrero de 1959 en Tandil, la ciudad que su familia materna, lado B del Presidente, considera propia. Hijo de Franco, su paso por SOCMA (Sociedades Macri) plantea un primer momento de formación empresarial para quien prontamente buscaría despegarse de la herencia, en este caso paterna. 

A fuerza de su paso por el mundo Boca y con el secuestro iniciado sobre la madrugada del 24 de agosto de 1991 como marca a fuego en su vida es que para mediados de la década de 1990, Macri se convierte en un personaje conocido para el grueso de la sociedad argentina. 

Desde la fundación Creer y Crecer al espacio Compromiso para el Cambio (su primer experimento político) es que el principal cuestionamiento para el ingeniero era su pasado como miembro destacado de la Patria Contratista. 

Sin embargo, esto no detuvo el sostenido éxito electoral del Presidente. En sus menos de dos décadas como figura política, Macri perdió una sola elección, la del 2003. A partir de ahí, como candidato o referente, ganó todo. 

Fue en la previa a la fundación del PRO que se sostuvo su candidatura para jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La fórmula completada por Rodríguez Larreta perdería en la segunda vuelta con el espacio de Aníbal Ibarra y Jorge Telerman. 

Se presentó como candidato a diputado nacional en el 2005 por la Ciudad de Buenos Aires . Compitiendo contra Elisa Carrió, entre otras, obtuvo el 33,9% de los votos y se convirtió en diputado nacional.

Su primer año como legislador lo mostró en 32 de las 51 sesiones y solo en 36 de las 280 votaciones. En esta línea, para 2007 faltó a todas las votaciones del Congreso de la Nación. El eje siempre fue un cargo ejecutivo, algo que no tardaría en llegar: La fórmula Macri - Michetti ganaría en segunda vuelta a la lista Daniel Filmus - Carlos Heller con un 60,9%. 

Macri se transforma entonces en Jefe de Gobierno de la Ciudad, donde si bien tras una primera experiencia al frente del distrito más rico del país la imposición del “cambio” fue considerablemente auspiciosa, el fundador de PRO terminaría conteniendo su aspiración presidencial para el 2011. 

En ese año en cambio, ganaría las elecciones nuevamente en segunda vuelta: Macri - Vidal a Filmus - Tomada. De este modo es que el PRO construye y amplifica sus herramientas de marketing al mismo tiempo que un conjunto de redes y ficciones partidarias le otorgan el status de “partido” con la Capital Federal como anclaje territorial. 

Pero su éxito más grande, claro, llega en 2015. Tras vencer a Ernesto Sanz y Elisa Carrió en las P.A.S.O., Macri ganó la candidatura a la presidencia por algo más de 670.000 voluntades de diferencia sobre el ex vicepresidente y gobernador por Buenos Aires, Daniel Scioli. 

La victoria de Cambiemos en 2015 fue decididamente histórica para la Argentina. Por primera vez desde el ciclo democrático actual, obtuvo la victoria un candidato que no era del Partido Justicialista ni de la Unión Cívica Radical, al tiempo que se trataba de alguien que fundó su propio espacio. 

Si bien los partidos nuevos suelen poseer una orientación ideológica muy débil y voluntariamente flexible, el paso del tiempo y la transformación primero hacia Cambiemos y ahora en Juntos por el Cambio han resignificado discursos pero no ideas de base.  

“PRO, nacido en 2002, es casi hermano del movimiento que gobernó la Argentina desde 2003: surgió para distinguirse de él, para movilizar electores, ideas, recursos de grupos sociales y políticos que ven en el peronismo de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner su peor enemigo”, plantea Gabriel Vommaro en “Mundo PRO”, algo profundizado en las extensiones de este espacio a escala nacional. 

En este escenario estamos hoy. Un macrismo carnívoro donde el choque y constante contrapunto con el kirchnerismo como alternativa y Venezuela como fantasma dan forma al camino desde el cual Macri buscará sortear la crisis, ya no heredada, sino la de su propia y breve historia.