Cinco meses después de dos fuertes terremotos que sacudieron el país, México volvió el viernes 16 de febrero a estremecerse con un sismo de 7,2 de magnitud, que sacó a miles de personas asustadas a la calle desde casas, oficinas y comercios, pero que por el momento no provocó víctimas.
El terremoto se registró a las 17.39 hora local (20.39 en Argentina), al final de la jornada laboral del viernes, y tuvo epicentro 11 kilómetros al sur de Pinotepa Nacional, en el estado sureño de Oaxaca, de acuerdo con la estimación final del Servicio Sismológico Nacional.
El Servicio Geológico Estadounidense evaluó de manera preliminar una magnitud mayor, de 7,5 en la escala de Richter, según consignó la agencia alemana DPA.
"Nos asustamos bastante y salimos, sobre todo por el miedo del terremoto del año pasado", dijo una joven que estaba mandando mensajes por su celular en el Paseo de la Reforma de la capital mexicana.
El presidente Enrique Peña Nieto informó en su cuenta de Twitter que se activaron los protocolos del sistema nacional de monitoreo de eventuales daños y por el momento no se reportan víctimas.
Sí se advirtieron daños en algunas fachadas de edificios en Pinotepa Nacional y en Ciudad de México, así como en casas y negocios en San José del Progreso, Oaxaca, según la cadena Televisa.
Uno de ellos, ocurrido el 7 de septiembre, tuvo una magnitud de 8,2 y afectó sobre todo el sur del país, mientras que el otro, con magnitud 7,1, dejó unos 350 muertos, sobre todo en Ciudad de México.
Helicópteros sobrevolaron la Ciudad de México, mientras cientos de personas esperaban en las calles para volver a sus edificios. En la capital mexicana hay todavía edificios dañados por los anteriores sismos, algunos de ellos en proceso de demolición.