Bienvenidos al Día de la Marmota. Como Phil Connors, el personaje interpretado por Tom Hanks; una vez más abrimos los ojos. En exactamente el mismo lugar y aproximadamente a la misma hora que ayer, anteayer, la semana pasada, el mes pasado y los dos que le antecedieron.
La historia de este Día de la Marmota versión vida real es siempre más o menos la misma. Nos levantamos, desayunamos, los que tenemos la fortuna, trabajamos. Nos enteramos alguna nueva mala noticia, Donald Trump dice algo escandaloso, Zoom con alguien, cena y a dormir.
Abrimos los ojos y comenzamos un nuevo deja vu de 24 horas. Pero a éste deja vu le faltan siempre 5 para el peso. Y esos 5 los podríamos medir más precisamente en Joules, la unidad utilizada internacionalmente para medir energía y trabajo.
En este ciclo que estamos viviendo hay una variable que estamos empezando a notar que cada vez escasea más en nuestro inventario: la energía.
Yo estoy más cansado, tu estás más cansada, el está más cansado, nosotros estamos más cansados, vosotras y ellos lo están. Y con cada día un poco más.
Lilia es de San Isidro y tiene 94 años. Es una fuerza de la naturaleza, con la vitalidad y energía de una persona de 30. O por lo menos lo era hasta hace unos días. Su postura ya no es la misma; su actitud cambió, me cuenta que sus hijos no la dejan salir a la calle y que camina por la cochera de su edificio para hacer ejercicio... pero ya no tanto. Lilia ahora si aparenta sus 94 años.
En los más chiquitos, empezamos a ver como ya no corren tanto. Tienen explosiones de actividad una o dos veces por día pero se los nota más apagados en general. Algunos quizá hasta digan no tener ganas de ir afuera o estén temerosos de cosas a las que antes no le temían.
Como Pandas en cautiverio, nuestros cuerpos regulan el deseo sexual para no traer más prole al mundo durante una situación desventajosa.
Hay un hecho innegable y es que hay un virus suelto. Y como tal, es una amenaza.
Nuestro cuerpo está programado para elevar nuestro nivel de alerta general frente a la detección de un peligro. En el aspecto emocional, la primera manifestación es el miedo, que provoca estrés y es producido por la secreción de neurotransmisores en la amígdala como respuesta a una amenaza, que fue identificada en mayor medida por el hipocampo (un área central en el almacenamiento de memoria) que a su vez recibió la información de la corteza visual.
Evolutivamente, este mecanismo fue afinado durante cientos de millones de años para afrontar situaciones límite de corta duración, como por ejemplo cuando un animal detecta un depredador, su cuerpo se prepara para una huida o lucha. Estos eventos tienen una duración relativamente corta; se terminan cuando uno de los dos muere o uno logra escapar.
Tras experimentar altos estados de excitación y cuando los niveles de adrenalina y cortisol bajan, lo normal es experimentar una gran sensación de cansancio, debido a los explosivos niveles de actividad y alerta a los que estuvimos expuestos. El problema comienza cuando la situación estresante se prolonga en el tiempo.
Biológicamente, nuestros cuerpos no están preparados para afrontar situaciones angustiantes o que produzcan ansiedad porque el mantenimiento de los niveles de alerta en un sentido casi crónico no dan lugar a períodos de relajación o descanso.
Con esto, se alteran nuestros períodos de sueño y entramos en un círculo vicioso que lleva al aumento del cansancio conforme pasa el tiempo.
Entendiendo lo anterior, la respuesta a cómo combatir el cansancio es fácil, mas su implementación es mucho más difícil: reducir nuestros niveles de estrés y ansiedad.
Para hacer eso, necesitamos ir a la raíz del problema: nuestros sentidos. Si logramos filtrar eficientemente la información que nos ingresa desde el entorno podremos limitar los estímulos que nos producen ansiedad.
Esto no implica necesariamente abandonar internet. Una interesante manera de empezar a filtrar la información que dejamos entrar en nuestro sistema cognitivo y emocional es el plugin para Google Chrome Corona Blocker, que remueve artículos relacionados con el coronavirus de sitios como facebook, twitter, cnn, reddit, google entre otros.
Por otro lado, en estos días hay dos sensaciones que nos vamos a encontrar tarde o temprano: la impotencia y la incertidumbre.
Dado que nuestro accionar individual (exceptuando a personal de salud, mandatarios, etc.) tiene casi nulas chances de alterar el orden de cosas, cualquier acción que podamos tomar hacia el exterior nos la representamos como inútil o "un gasto de energía". Sería como tirar un balde de agua al mar.
De la incertidumbre no hay nadie a salvo. Ni el experto más experto tiene todas las respuestas a qué sucederá en los próximos meses o como será la nueva normalidad. La única manera de esquivar la incertidumbre es poniendo nuestro foco en otro lugar. La prevalencia que le demos a preguntarnos "qué va a pasar en el futuro" va a determinar el grado con que la incertidumbre nos afecte.
Lo mejor, de tener el tiempo y la voluntad, es comenzar algo nuevo. Adquirir una nueva capacidad/habilidad, emprender, convertirse en Youtuber. No importa qué, sino ocupar nuestro tiempo ocioso en actividades que nos den placer y alimenten un circuito neurológico diferente al del estrés. La acción nos saca del letargo, nos da inercia y es un remedio natural para la incertidumbre y la impotencia.
Dicho en pocas palabras, la respuesta a como minimizar la incertidumbre, la impotencia y el cansancio está en ser capaces de hacer algo nuevo con un objetivo claro. Estimularnos con cosas que nos hagan bien y en lo posible nos hagan crecer mientras el mundo alrededor nuestro parece atascado en un Día de la Marmota.