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Los cambios en la Corte Suprema y la discusión política que viene

Tras la renuncia de Elena Highton de Nolasco, el máximo tribunal queda conformado por cuatro integrantes; para designar un reemplazante, el Gobierno deberá acordar con la oposición.

Los cambios en la Corte Suprema y la discusión política que viene

En medio de internas y “crisis” de trascendidos, la Corte reordena su estructura. La renuncia de Elena Highton de Nolasco, que se hará efectiva el próximo 1° de noviembre, reduce la conformación del máximo tribunal a cuatro integrantes: Horacio Rosatti, -flamante presidente-; Carlos Rosenkrantz; Juan Carlos Maqueda; y Ricardo Lorenzetti. Si bien la magistrada no dio precisiones sobre los motivos de su renuncia, trascendidos -esos mismos que señaló Lorenzetti- hablan del "fin de un ciclo”.

Lorenzetti reconoce la crisis. Hace 15 días, cuando la Corte renovó sus autoridades, el ex presidente (2007-2018) se ausentó y Highton pidió postergar la elección. La solicitud fue rechazada y un acuerdo entre Rosatti –que se votó a sí mismo-, Rosenkrantz y Maqueda permitió designar al nuevo presidente del máximo tribunal.

“Ese tipo de actos –por el voto de Rosatti- contradice los precedentes y la tradición de la Corte Suprema, y ha afectado el prestigio de la institución y de la elección misma”, afirmaría horas después de la elección Lorenzetti, en una extensa carta. "Repite uno de los vicios que se habían superado hace más de una década", agregó en la misiva. “La responsabilidad institucional frente a la población es muy importante y no puede dar una imagen de que lo único que hay son disputas internas. Tenemos que mantener cierta responsabilidad institucional.". Quien pronunció esta última frase es el mismo juez que apuntó contra el titular de la Corte por la forma en que fue designado.

Desde el punto de vista técnico, la Corte puede seguir funcionando sin inconvenientes. De hecho, en el pasado, lo ha hecho con tres integrantes, tras las renuncias de Eugenio Zaffaroni y Carlos Fayt. Tres votos serán suficientes para dictar una sentencia. Más allá de los mecanismos que garantizan el funcionamiento del tribunal, el escenario plantea un interrogante: ¿qué sucederá con la nueva mayoría constituida por Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda cuando haya que discutir cuestiones de fondo? Rosenkrantz ha votado en disidencia en más de una oportunidad. Por lo tanto, no resulta absurdo pensar que en un futuro, dos de los tres magistrados tengan que consensuar con Lorenzetti para alcanzar la mayoría. Claro que si esto no sucede están contempladas otras alternativas, que implican la convocatoria a camaristas y conjueces para desempatar.

Lorenzetti criticó a Rosatti por haberse votado a sí mismo para acceder a la presidencia de la Corte.
Lorenzetti criticó a Rosatti por haberse votado a sí mismo para acceder a la presidencia de la Corte.

La salida de Highton abre otros dos frentes. Uno pasa por su reemplazante. Fuentes oficiales citadas por Página/12 aseguran que el puesto será ocupado “sí o sí” por una mujer. La candidata, entonces, debe ser propuesta por el Poder Ejecutivo y contar, por lo menos, con el aval de dos tercios del Senado. El otro es la reforma de la Corte que impulsa un sector del oficialismo. Podemos sintetizar esa idea en las declaraciones del ex juez Eugenio Zaffaroni, quien propone ampliar a 15 la cantidad de integrantes del máximo tribunal. Es más fácil negociar 11 nombres que uno.

Consenso. Esa es la palabra clave, en cualquiera de los casos. Primero, entre el presidente Alberto Fernández y su vice, Cristina Kirchner. ¿Hay margen para un acuerdo que permita oficializar un candidato en las próximas semanas? Será interesante ver cómo repercute esa negociación en la relación de las partes que integran la coalición. Luego, entre el oficialismo y la oposición. ¿Se puede acordar en este contexto político -ver lo que sucedió en la Cámara de Diputados- y a semanas de una elección que podría modificar la composición del Congreso?

Nota al pie: en enero de 2020, cuando Fernández aún no había cumplido 30 días al frente del Poder Ejecutivo, el Gobierno nacional oficializó al juez federal Daniel Rafecas como candidato a Procurador General. Para su designación, al igual que sucede con los jueces de la Corte, se requiere el aval de, al menos, dos tercios del Senado. Estamos en octubre de 2021 y aún no hay acuerdo. Por disidencias dentro de la coalición gobernante, el pliego del juez continúa congelado. La oposición todavía no definió qué postura adoptar. Y Rafecas ya avisó que no asumirá si avanza el proyecto de reforma del Ministerio Público Fiscal que ya tiene media sanción del Senado.

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