Inglaterra volvió a amanecer conmocionada tras sufrir el quinto ataque terrorista en lo que va de 2017, aunque en esta ocasión la explosión no salió según lo planeado y no se debieron lamentar víctimas fatales. Además, la primera ministra Theresa May elevó el nivel de temor al máximo y remarcó que es "inminente" una réplica.
Tanto desde el ala terrorista de Scotland Yard como de los servicios de emergencias, destacaron que sólo hubo 29 heridos y que muchos de ellos fueron producto de quemaduras y golpes a la hora de abandonar el transporte público.
Tras varias horas de investigación, la Policía determinó el carácter terrorista del hecho y en las últimas horas Estado islámico (ISIS) se lo adjudicó. Mientras tanto, se inició la búsqueda de los principales sospechosos por pedido de Theresa May y el alcalde de Londres.
"Hemos lanzado una caza del hombre" para hallar al o a los autores del atentado, anunció el alcalde Sadiq Khan, que también se manifestó asegurando que "condena enteramente a esos individuos que intentan usar el terror para hacernos daño y destrozar nuestra forma de vida".
En cuanto al artefacto utilizado, muchos lo describieron como un balde con una bolsa de plástico que lo envolvía. Además remarcaron que al momento de la explosión, destacaron un fuerte sonido y comenzaron a ver a la gente corriendo.
Según remarcaron los efectivos policiales, el artefacto no habría explotado del todo, por lo que se evitó de manera milagrosa la muerte de cientos de pasajeros de la línea District, especialmente los de la estación Parsons Green, al suroeste de la capital inglesa.
Este es el quinto atentado en lo que va del año, tras los ocurridos frente el Parlamento (marzo), Manchester Arena (mayo), el Puente de Londres (junio) y en una mezquita del norte de la capital británica (junio).