El anfitrión del campeonato de fútbol bombardeó la provincia de Daraa controlada por los rebeldes, a casi un año de la última ofensiva. Al menos 5 civiles perdieron la vida y un hospital quedó destrozado
Los Mundiales de Fútbol históricamente fueron utilizados para ocultar situaciones políticas complejas. En esta ocasión, es el propio anfitrión del campeonato el que se atrevió a bombardear el sur de Siria en medio de la celebración del evento internacional.
Casi un año después de la última ofensiva, Rusia atacó este fin de semana la provincia de Daraa controlada por los rebeldes, matando al menos 5 civiles y destruyendo un hospital.
De acuerdo a lo informado por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una ONG con sede en Londres y opositora al Gobierno de Damasco, la Fuerza Aérea rusa lanzó 70 bombas a las localidades dominadas por los rebeldes, mientras que éstos respondieron con más de una veintena de barriles bomba, llenos de explosivos y metralla, un arma prohibida a nivel internacional.
Rusia, aliado principal del gobierno de Bashar Al Assad, junto con Estados Unidos y Jordania acordaron en julio del año pasado crear una zona de distensión en Daraa, uno de los últimos bastiones controlado por rebeldes.
En el momento de la tregua, el propio Al Assad había anunciado que sus unidades recuperarían todo el país si no hay una solución negociada, pero los esfuerzos diplomáticos no alcanzaron y, hasta hoy, no hubo señales de una solución para el sur del país en Medio Oriente.
Los ataques rusos de las últimas horas provocaron que miles de civiles huyeran de la región violentada.