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Actualidad #Indec#Pobreza

En la segunda mitad de 2019 cayó el acceso a la cobertura médica, agua corriente y cloacas

El informe del Indec muestra un deterioro en las condiciones sanitarias 

En la segunda mitad de 2019 cayó el acceso a la cobertura médica, agua corriente y cloacas

Este jueves, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) publicó su informe sobre las condiciones de vida de la población urbana durante el segundo semestre de 2019, que reflejó un deterioro en el acceso a la cobertura médica, agua corriente y cloacas.

La situación sanitaria de los hogares antes de tener que enfrentar la pandemia del coronavirus mostró un retroceso en varios aspectos. Esto se reflejó, fundamentalmente, en la población que perdió cobertura médica, ya sea por obra social o por prepaga.

Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, el 67,4% de la muestra respondió tener cobertura cuando este porcentaje era del 68,4% en el primer semestre del año pasado. Por el contrario, el 32,5% dijo utilizar solo el sistema público de salud, contra una cifra previa del 31,5%.

En otras palabras, se observó que casi 460.000 personas perdieron ese beneficio. Sin embargo, cabe aclarar que la muestra del segundo semestre fue menor que la de la primera parte de 2019 (28.021.639 vs 28.294.905), por lo cual es más correcto medir la variación en porcentaje.

Los números son más preocupantes si se mira solamente la población de niños de hasta 17 años ya que, en este caso, el 42,1% no tiene ningún tipo de cobertura.

Por otro lado, se observó un menor acceso a la red pública de agua corriente y cloacas. En ambos casos, la contracción fue de 0,4 puntos porcentuales; los hogares sin agua pasaron del 11,4% al 11,8% mientras que aquellos sin cloacas subieron desde el 33,3% al 33,7%. En cifras concretas, fueron 22.000 hogares (o 79.000 personas) los que perdieron alguno de los dos servicios.

En la misma línea, también aumento la cantidad de hogares con un nivel de saneamiento inadecuado (sin cloaca, sin baño o con baño en condiciones precarias). Mientras en el primer semestre, el 12,9% sufría estas condiciones, a fines de año la proporción subió al 13,8%. Más precisamente, fueron 77.000 hogares más.

Estos datos son utilizados como una forma alternativa de medir la evolución de la pobreza en función de las necesidades básicas insatisfechas de la población. A diferencia del método tradicional, las condiciones de vida permiten evaluar la pobreza estructural, que tiene menos variaciones a lo largo del tiempo que la pobreza por ingresos.

Ante la pandemia, que requiere condiciones de higiene dignas y facilidades para atender posibles casos del virus, el deterioro de las condiciones sanitarias no deja de ser preocupante.