"El tesoro de Gael" y la búsqueda de dos papás por volver a ver a su hijo
Hace 7 años formaron una familia con una mujer, quien luego desconoció el vínculo y se opuso a que sigan en contacto con su hijo, Gael. La lucha continúa hasta hoy. Para "transformar el dolor en amor" crearon un libro con dibujos y mensajes para él. Su historia acá.
"Una obra de arte colectiva donde la diversidad es su materia prima y el motor es la transformación del dolor en amor"
Con esas palabras comienza El Tesoro de Gael, el libro que crearon Joaquín y Nicolás con dibujos, poemas, imágenes y collages. La obra artística representa una herramienta de denuncia y búsqueda, donde le dicen a su hijo: "El objetivo de cada ser es llegar a lo más profundo de su esencia. El camino hacia tu identidad es tu gran aventura".
Su deseo de tener un hijx comenzó hace aproxidamente nueve años. "Nos copa tanto el vínculo que tenemos con nuestras amigas, madres, el rol que tuvieron, así que decidimos que nos gustaría que nuestro hijx tuviese mamá", afirman, en diálogo con este medio. Una amiga muy cercana a ellos les confesó que tenía el mismo sueño. Fue así como poco a poco se fueron conociendo más en profundidad: compartían vacaciones, salían con amiguxs del otrx, hasta que decidieron formar una familia.
"Finalmente quedamos embarazados. A los 9 meses Gaelnace con bajo peso, fue a neonatología, estuvimos unos días ahí hasta que le dieron el alta. En todos los procesos fuimos tratados como familia; hicimos cursos de preparto, eutonía para embarazadas, fue como muy bonito, todo muy mágico", recuerdan.
El nombre "Gael" se les ocurrió en un fin de semana, y significa dotado de generosidad. Es un nombre celta caracterizado por la humildad, la sencillez y un gran conocimiento de la vida, según cuentan en el libro. "Había algo muy poderoso y mágico de que Gael quería venir al mundo. Esto siempre fue una historia de amor y pensada con amor, independientemente del desarrollo posterior", expresan.
"Gael empezó a vivir con la mamá, empezamos a cuidarlo ahí. Lo criábamos, pasamos miles de horas por día en la casa de ella. A los cinco meses se venía el proceso donde ella volvía a trabajar. Ahí fue cuando todo viró para cualquier otro lado inesperado", relatan.
Según contó la pareja, la madre de Gael desconoció el vínculo, y a través de procedimientos legales se opuso a que ellos puedan seguir en contacto con él: "Nunca pudimos tener un diálogo sincero, es un impedimiento y una apropiación de identidad de él, se inventó una historia, un origen, borraron la familia, todo".
Esto ocurrió en 2013, y desde ese momento solo uno de ellos apenas lo pudo ver (Joaquín, el progenitor). Desde el Estado, la justicia, los terapeutas, la pareja sufre hostigaciones por su orientación sexual, y son víctimas de homofobia al ser sospechados, investigados y desestimados en cada prueba y cada reclamo.
"¿Dónde está la mirada de la justicia? ¿de los psicólogos? ¿que están mirando? acá se trata de la niñez", exigen.
Así lo confiesan ellos, quienes luego de trámites, peticiones y abogados todavía no vieron avances concretos: "La narrativa inventada por parte del entorno jurídico de la mamá tuvo eco, daba igual lo que vos le presentes, se ceñían a lo que le veía cómodo a la justicia. Fueron años donde probamos miles de estrategias: invisibilizarme, luego aparecer, luego ir con asociaciones, hicimos todo lo posible para poder desentrañar el 'Boca-River', el uno contra el otro, y solamente pensar en Gael. Nada, nada de todo eso sirvió", aseguran.
Joaquín y Nicolás cuentan que la jueza actual del caso no los conoce, como tampoco psicólogos y funcionarios, quienes en todos estos años no los citaron a los tres juntos. "El homoodio aparece en todos lados, porque todo bien en los papeles pero a la hora de respetar la familia no sucedía. Desde funcionarios que nos decían 'ponete los pantalones como hombre', psicólogas que me dijeron que 'existe un solo padre'", denuncian.
La pareja reflexiona sobre la triple filiación en nuestro país: "La justicia cree que una familia es un triángulo, y cuando les aparece un cuadrado, como es una realidad desconocida e incómoda la transforman en un laberinto y una ambigüedad, donde los ‘no’ no vienen directo, sino que te tienen de acá para allá, es un ping pong absoluto. Es un desgaste muy perverso, se despoblaron de corazón, de alma, de empatía. Nuestra generación luchó por la Ley de Identidad, pero no tiene un reflejo en la justicia civil. No les importa la identidad".
"¿Dónde está la mirada de la justicia? ¿de los psicólogos? ¿que están mirando? ¿qué tiene que pasar en el mundo para que todas estas personas despierten y se den cuenta que tienen una responsabilidad enorme? Acá se trata de la niñez", exigen.
Fue en este contexto cuando una amiga suya les acercó el libro Después de todo... el amor lo hizo posible, de Gabriela Arias Uriburu. El libro inspiró la creación de El tesoro de Gael: "Ella atravesó un infierno similar al nuestro y que, con el correr de los años, convirtió esa hoguera de dolor en un sol gigante capaz de hacer llegar luz", detallan.
"Cuando leímos el libro pudimos tener un diálogo con ella, y nos dijo 'escriban, escriban un cuaderno, dejen escritos sensaciones sobre lo que van viviendo para que su hijo lo pueda leer en un futuro'. Fue así como otra amiga nos regaló un cuaderno, y empezamos a hacerlo circular con lxs más cercanos para que le dejen un mensaje a Gael, porque él no solo fue despojado de sus padres, sufrimos todos la ausencia", indican.
El libro los acompañó a todos lados, fue de mano en mano, en una experiencia cada vez más enriquecedora: "El cuaderno inicial se transformó en cuatro, y en un momento dado, hace dos años atrás sentimos la necesidad de empezar a divulgarlo", cuentan. Es por eso que crearon un perfil en Instagram, y publicaron de a poco todo el contenido.
"En esta materialización dejar algo concreto y real como hecho artístico, y a su vez una forma de gratitud para los que participaron. Esto es parte de toda su identidad, y eso es su tesoro, y todos estos elementos conforman este tesoro de nuestro hijo, de ahí el nombre. Tratamos de desplazarnos al mundo de las versiones y la guerra de los roces, centrarnos en el proyecto. Lo aprendimos con los años. Pudimos salir de la cárcel de porque nos pasó esto y empezamos a transformarlo en preguntarnos, ¿para qué nos pasó esto?", explican.
A sus 44 años, no bajan los brazos y siguen luchando por poder cambiar esta realidad: "Nuestro proceso es de sanación y luminoso. No le envidio nada el puesto de poder y oscuridad que ocupan esos jueces, funcionarios, esos psicólogos encerrados en sistemas de creencias arcaicos, ni le tengo bronca a seres como la madre y el sistema jurídico que la sostiene porque están encerrados en algo que se está cayendo, sistemas de creencias rígidos. Porque la generación de Gael, los niños, tienen otra conformación energética, y tarde o temprano, la libertad, la red y la honestidad van a transformar el mundo", siguen.
¿Cómo viven la lucha en el presente? ¿Qué representa Gael para ustedes?
Los primeros años vivimos con mucho miedo, estuvimos perdidos, todo lo hacíamos mal para todo el mundo. Fuimos vulnerados, nos sacaban las fuerzas. Gracias a las terapias, el amor que nos tenemos Joaquín y yo, y el amor de nuestros amigxs, nos dimos cuenta que lo más importante era volver a la luz, volver a creer. El 'Tesoro de Gael' terminó siendo el núcleo que transformó todo el dolor en amor. Esto va más allá de nosotros, es un amor colectivo. Estamos hoy donde tenemos absolutamente convencimiento de lo que hacemos. Es el momento de salir y compartir lo que nos pasa, probablemente va a mejorar otras infancias.
Gael se ha transformado en nuestro gran maestro, porque evidentemente ha venido a este mundo a transformarnos desde el principio. Nos hizo convertirnos en otras personas, aprender, buscar todo tipo de terapias, un montón de herramientas para poder tratar de atravesar una situación tan difícil, y poder seguir manteniéndonos lo más saludables posibles para continuar con este proceso. Como dicen muchas amigas, por más dura y triste es la forma de la cual ustedes son padres, no hemos dejado de ser padres aunque no lo veamos.
Gael tendrá su camino. No tenemos expectativas, por ahí no nos va a querer o por ahí si, no sabemos, ojala que sí, pero si no sucede es lo que nos tocaba vivir. Estaremos siempre listos para volver a abrazarnos y ayudarlo en lo que podamos ayudar, con el temperamento que venga a la hora que venga y el día que venga.