Derrumbe en Santa Teresita: Los familiares esperan que les entreguen los cuerpos
Allegados a las víctimas contaron, a través de estremecedores relatos, cómo transitan este difícil momento
Familiares de los seis obreros muertos durante el derrumbe de San Teresita esperan en la puerta de la morgue de Mar de Ajó que les entreguen los cuerpos, y dos mujeres le contaron a Télam cómo viven los días después de que la tragedia terminara con la vida de sus maridos.
"Estoy pasando la pesadilla más grande mi vida con esta tragedia que me deja sin el amor de mi vida. Ayer cuando me enteré de la noticia pasadas las 17 horas, creí que estaba soñando. Nunca pensé que nuestra historia terminaría en esta tragedia", le dijo a Télam Victoria Inés Huaitta, embarazada de tres meses de su tercer hijo.
Su esposo, Daniel León Caihuara, de 22 años, fue uno de los seis obreros que murieron el viernes 2 de marzo al mediodía cuando se desplomó la loza del centro cultural ubicado en la Avenida Costanera y calle 43, en la localidad balnearia de Santa Teresita.
Victoria y Daniel vinieron a la Argentina en abril de 2017, y se radicaron en Villa Gesell, donde también vivían las otras víctimas. Llegaron desde Potosí, en Bolivia con sus hijos, Kevin, de 4 años y Ayelén, de 3.
"Habíamos logrado conformar una familia feliz, donde Daniel hacia changas de albañilería y hace tres meses trabajaba en esta obra en Santa Teresita" contó con vos acongojada Victoria.
"Necesitamos trabajo y aquí lo consiguió -continuó-, él se desvivía por nosotros, por darnos lo mejor a pesar de que el sueldo era poco y las horas de trabajo muchas".
Junto al hermano de su esposo, Beimer, Victoria espera en la puerta del Hospital de Mar de Ajó para que le entreguen el cuerpo de Daniel. "Sólo esperamos tener su cuerpo con nosotros y darle la sepultura digna que él se merece", dijo.
Silvia Mamani estaba casada con Huber Quispe, de 29 años, otra de las víctimas. "Cierro los ojos y sólo escucho las canciones que cada tarde, luego de su larga jornada, le cantaba con su guitarra al llegar del trabajo a nuestros hijas Jennifer y Giovanna", contó.
"Huber era muy trabajador, salía a las 6 de la mañana de casa y regresaba pasadas las 20. Siempre con una sonrisa y con ganas de compartir la música boliviana y sus costumbres con sus niñas quienes bailaban a su alrededor", recordó.
Hace diez años Silvia y Huber llegaron desde Bolivia. En la puerta del Hospital espera que desde Buenos Aires lleguen los otros cinco hermanos de su esposo.
"Hace ocho años él se dedicaba a la construcción y nos radicamos en Villa Gesell porque es una zona donde se necesita mano de obra de este tipo. El sólo pensaba en su trabajo y en darnos lo mejor para que vivamos bien y felices".
La mujer adelantó que se sumará a las demandas contra la empresa constructora: "Lucharemos hasta las últimas consecuencias esperando las pericias y las demandas que tanto el municipio de La Costa como el gobierno de la provincia de Buenos Aires le iniciarán a esta empresa que era la que contrató a mi esposo".